Precedida por comentarios de Quentin Tarantino, llegó a mis manos Election, una película asiática de mafia y sociedad. En resumen, una triada (grupo mafioso) se enfrenta a la elección de su líder para los siguientes dos años. Ocasión propicia para descubrir los códigos éticos y morales de los miembros de la sociedad. Los votos se compran lisa y llanamente, pero hay algunos personajes que observan algunas reglas de la tradición (es un partido político como cualquier otro). De gran violencia, a medida que avanza la trama, los malos se ponen más malos y uno que aparenta ser un poco menos malo (se había ganado mi simpatía), con el poder ya obtenido, se transforma en una bestia despiadada. Fuerte la película y ni tanta ficción. De paso, les comento que ya existe Election 2.
Ratatouille, aunque suene muy loco, la encontré una película de una ternura increíble. Más allá de los personajes creados por computadora y las animaciones 3D, casi no puedo creer la maravilla que destila esa pequeña rata con un sueño de ser chef. Me la juego por la metáfora universal acerca de la capacidad real de hacer lo que queramos ser, siempre que amemos profundamente lo que hacemos. El talento está disponible en cada ser, incluso aquellos seres que imaginamos impensantes, hay una voluntad de ser en un flor de aromas y belleza especial, en cada ser vivo bulle una voluntad y puede ser un aporte al universo. Más allá de la ficción de la entretenida historia, hay mensajes potentes y notables. Definitivamente, esta película la rescato para mis favoritas. Divertida, soñadora, tierna y demasiado humana (en fin, lo bueno que quede en la humanidad), me encantó.
Ah!, seguro que los niños, la comprenden mejor que los adultos.