La obra de teatro que habíamos seleccionado para este dia fue un golpe creativo en nuestro paladar y el hambre se hizo presente apenas abandonamos la sala del GAM en que disfrutamos el arte. Los pasos los dirigimos hacia el barrio Bellas Artes y casi sin darnos cuenta, llegamos a este sitio del cual guardo muy buenos recuerdos.
Muy caluroso el local a pesar de la hora, pero entretenido como siempre. Tras un extenso preparativo del viejo mozo (debe llevar décadas aqui), limpió y dejó en condiciones nuestra mesa. De la deliciosa carta elegimos un Cabrito al horno con papas chauchas y ensalada para quien escribe y una Corvina a la romana y papas chauchas para mi partner de esta noche. En la carta de vinos, muy interesante por cierto, elegi un Tabali reserva Syrah 2010 extraordinario.
Un disfrute culpable, definitivamente los platos eran descomunales y fue muy difícil terminarlos. Casi en el límite de la groseria, pedimos postres, unas enormes porciones que tuvimos que esforzarnos para asimilar.
El Txoco requiere tener hambre para visitarlo, pero es un gran sitio!!