La obra «No, si estamos bien», fue un tremendo deleite. Diez y seis actores en escena, rápidos y convincentes, con un aplomo a toda prueba (hubo problemas técnicos y fueron capaces de sobreponerse y hacer como si nada, muy bien!!!!!!)
Un ascensor es el escenario perfecto para mostrar la grandeza y la estupidez del ser humano. Demasiado cotidiano, demasiado real. Me encantó la soltura y espontaneidad de los actores, representando a tantos pedros y marías de este Chilito. Parece una creación colectiva en que cada uno puso sus propias vivencias en juego y vaya que se logra algo bueno. Es una obra hilarante, inquietante y al mismo tiempo cercana y real. A pesar de la vulgaridad, de la eterna imbecilidad del santiaguino, queda eso divertido que nos hace humanos, pequeños, a veces tiernos y en lo general esclavos de nuestras tonteras e irracionalidades.
Recomendable, se pasa un buen rato riéndonos de nosotros mismos