Este es un sitio muy especial y no me queda claro que cumpla el objetivo fundacional de sus dueños. Sin embargo, aprecio su buena gastronomía y sobretodo el gran servicio.
Instalados en el sector que más me gusta, que viene a ser una suerte de patio interior, nos preparamos para disfrutar una buena cena. Partimos, como es habitual, con agua mineral con gas y sin gas.
Hurgando en la interesante carta, encontramos un curioso Pollo a la grilla y una Corvina en tres pimientas, que bien representaban sabores dignos de ser visitados en esta noche. A pesar que jamás me ha gustado el pollo, celebro mucho cuando su sabor es modificado por la buena mano de un chef inspirado.
Nuestros platos merecían una cepa tinta delgada y sabrosa como resultó ser nuestro Syrah de Martino Legado, un vino que normalmente nos da buenas sensaciones.
Una cena tranquila, amenizada por la excelente selección de música y la excelente atención, algo que siempre rescato de este interesante sitio.
Para los postres, la tentación fue la misma, crème brulèe para ambos, un postre siempre agradable y que con un café bien negro construye una combinación magnífica.
Me gusta Boudoir, cumple lo que promete.