Nam Thai cuisine & bar : buen descubrimiento

Recorriendo el barrio Manuel Montt por la zona norte, me encontré con un sitio que calculo no debe llevar más de un año presente y que me resultó atractivo experimentar. Pasé dos veces por su entrada antes de decidir ingresar, pero claramente era la mejor opción esta noche.

Un sitio bien ambientado, con una deliciosa música electrónica y muchos clichés de bar buena onda a pesar de ser un restaurante. Ya instalado, me dejé entusiasmar con la carta, partiendo con los aperitivos que me evocaron sabores deliciosos. Me incliné por un cóctel de manzana y apio picante, que era finalmente pisco macerado en ají, manzana verde y apio. Una delicia repetible muchas veces!!

Divagué por la carta de platos que a pesar de no ser muy extensa me obligaba a pensar en cada sabor para asegurar una buena elección. Finalmente me decidí por un curry del mar, un plato de camarones,  ostiones y cortes de locos en curry amarillo con vegetales y leche de coco acompañados de una porción de arroz jazmín.

Para acompañar mi plato, me quedó muy bien la oferta de vinos por copas, ya que curiosamente ofrecían copas de  pinot noir, algo absolutamente inusual en la mayoría de los restaurantes de Santiasco. Una buena copa que combinó a la perfección con el plato.

Para los postres me dejé tentar con uno que no estaba en carta pero que era un invento del chef y que parecía interesante. Se trató del huevo de nieve, un merengue relleno de helado de guayaba, gratinado con lemon grass, jenjibre y un fondo de chirimoya alegre. Divino!!!!!!!

Para cerrar esta deliciosa incursión, nada mejor que un café negro y muchas ganas de volver.

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Grita : una obra ciertamente compleja

Cuando se cumplen 40 años del golpe militar en Chile, abundan diversas obras de teatro que intentan representar diversas miradas acerca del deleznable acto y las consecuencias horribles en la población que fue perseguida, torturada, asesinada o simplemente desaparecida.

La obra Grita viene a concluir una trilogía de obras antecedidas por El Taller y luego Medusa, de la cual hice una crónica días atrás. Contra todos mis pronósticos, esta obra siguió un rumbo inesperado. Una mujer sola en un departamento acosada por los fantasmas de un marido muerto. Otra mujer asustada y con síndrome de persecución que visita la tumba de un hermano muerto. Finalmente otra mujer, asediada por un desconocido que intenta matarle y que es rescatada por la primera mujer, quien la lleva a su departamento para protegerla.

En pocos pasos, la obra entrelaza las historias, todas macabras y que conducen irremediablemente a darse cuenta que el centro de todo es ese hombre, un torturador al servicio de los aparatos represivos de la dictadura, quien se suicida en misteriosas circunstancias.

La cónyuge del torturador, una primera víctima ya que jamás sospechó en que trabajaba su marido y mucho menos consideró las consecuencias de ello. Una hermana del torturador que prefiere pensar que todo es un montaje y que su hermano es una víctima de un sistema aterrador pero ajeno. Finalmente, la chica rescatada, con huellas dolorosas en su cuerpo y que huye de alguien que quiere matarla porque lo delató. Le cagó la vida a alguien, ella dice, pero es más complejo aún, pues poco a poco se devela que delató a su pareja, un individuo vinculado a la resistencia a la dictadura y que lo hizo a su torturador de quien se enamora. La bestia torturadora, jamás la tocó, pues ella misma se auto-infirió las heridas para cumplir con el protocolo y mantener las cosas en su lugar. El torturador debía mostrar que hizo su trabajo y obtuvo la información y ella debía salvarlo mostrando que el trabajo fue hecho.

Compleja historia, una muestra de lo alambicado del ser humano y una consecuencia de la locura que se desata en la violencia de un sistema que define como enemigos a quienes piensan distinto y que después de todo transforma las vidas de todos, dejándolos en calidad de víctimas.

Salí consternado de esta obra, reconociendo su virtud dramática, pero me termina por convencer que cuando un estado decide que parte de su población es enemiga, las consecuencias traspasan todos los límites y las posiciones pueden ser irreconciliables. Como dice uno de los personajes la cagada está hecha, nada arregla nada.

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El disfrute de filetes nunca acaba : Resumiendo un mes

Como a veces ocurre, me pasa que el tiempo transcurre demasiado rápido y no me resulta viable escribir mis aventuras disfrutables con la frecuencia que ocurren y así, destempladamente, me enfrento a una acumulación severa de experiencias vividas y que no es fácil recordar en detalle y mucho menos comunicarlas a otros para sientan esa infinita tentación de salir de su comodidad y vivir la vida un poco más intensamente, un poco más completa de disfrutes y quizás, un poco más llena de intensidad.

Lo primero que recuerdo es una cita poco habitual con un arte milenario, se trata de ver danza japonesa kabuki en el GAM, partiendo con la más impresionante demostración de ritmo electrónico de tres bailarines japoneses en un drama solemne y trágico llamado Sambaso. Con los códigos de la modernidad, es difícil sospechar lo sagrado y ancestral de la representación, pero estoy seguro que nadie quedó indiferente. Tras un pequeño intermedio, se dio inicio a una obra mucho más compleja para nuestra cultura, una verdadera danza kabuki  de nombre Musume dojoji. Compleja y bella, no deja de impresionar en cada momento con la sutileza y la profundidad de la tragedia.

Unos días después, me puse de acuerdo para un rico almuerzo con Carlita, mi querida amiga y asistente de tantos años, con quien acordamos juntarnos en el Park Lane, un restaurante de hotel exquisito que me sigue encantando a pesar de los años. Partimos con unos frescos kir Royales, para seguir con los fondos, un filete bordado y  un medallón de jabalí, que acompañamos con un delicioso carmenere Tres Palacios 2007. Una puesta al día amenizada con los ricos sabores y esa rica sensación de atemporalidad que vivimos cada vez que nos juntamos. Nuestra cita concluyó con un buen postre, texturas de chocolate compartidas y, pos supuesto, buen café negro.

Algunas noches más adelante, me junté con otra entrañable amiga para ir a probar la cocina del Opera Catedral, un sitio que siempre me ha resultado delicioso. La partida fue innovando en tragos, un bitter batido y un Gin Hendrick, deliciosos. De ahí fue natural pasar a disfrutar una Queue de Lotte y un exquisito Turbot, acompañados de un indispensable pinot noir tabali, una delicia del valle de Limarí, helado como debe ser. Para los postres, nada mejor que un  volcán de pistacho y un  rhubarbe, una crema de queso cubierta con ruibarbo. Deliciosos!!. El cierre predecible fue con unos cortos de café ristretto.

La cartelera de danza del mes se venía nutritiva y así elegimos revisar una obra llamada A dance Tribute to the art of football en el  GAM. Esta obra noruega sorprende por lo ajustado y prototípico comportamiento de los masculinos representantes jugadores de fútbol. Todos los arquetipos se dan espacio en el escenario. Los machos desatados en la pasión por la pelota y las búsquedas de sentido de la damisela, poco a poco revelan los estereotipos tras la farsa masculina y que alcanza su clímax cuando uno de los machotes se revela por descuido que es una mina exquisita infiltrada en esa corte masculina. Buen humor y sobretodo desmitificación de los patrones culturales que hacen posible este deporte de multitudes.

Pocos días después, decidimos ir a ver una obra simpática e inquietante, Mens&Mahler, en donde más allá de los representantes masculinos está la pesquisa de una damisela por entender que hay detrás de este comportamiento rudo y normalmente considerado masculino. La chica se interroga una y otra vez si esa masculinidad es un comportamiento o una pose que oculta los verdaderos deseos de los personajes. La narradora es un gran personaje que hace claridad entre tantos gestos superfluos.

Seguidamente, una cena merecida en el Mulato Restaurante, nos condujo por un maracuyá sour y un kir royale. Luego elegimos unas chuletillas de cordero y un lomo de res, que serían deliciosamente acompañados de un syrah tabali, mientras comentábamos nuestras impresiones acerca del espectáculo de danza que habíamos disfrutado antes. Para los postres, nada mejor que unos canelones de manzana compartidos y buen café.

Pronto llegó el día de la ópera, y ahí estábamos viendo esa maravilla titulada El Barbero de Sevilla en el Teatro Municipal de Santiago. Lleno total para esta avant premiere que cada cierto tiempo nos invita a disfrutar este antiguo arte de música vocal, teatro, coros y belleza inigualable. Un clásico imperdible para todas las edades.

Aunque más frías, las noches de Santiasco merecen ser celebradas y esta noche nos fuimos a conversar al Casa Lastarria. Allí partimos con unas copas de champaña Valdivieso Brut, para acompañar un gratin de machas. Seguimos con mineral y una copa Botalcura El Delirio, con un compartido pollo picante. Finalmente, un sabroso crumble de manzana y  café, cuando la hora ya pasaba para el otro día.

La última aventura que tengo hoy tiene que ver con uno de mis fetiches, la Compañía de Teatro Cinema, herederos de la magnífica Compañía La Troppa. El nuevo estreno se llama Historia de amor y fue el gancho para visitar el Teatro de la UC en Plaza Ñuñoa. Nuevamente, esta virtuosa compañía con la segunda generación de actores en escena, nos deleita con la magia del cine aplicado al teatro, aunque con una historia escalofriante, un tanto perversa y sobretodo intensa. Observé que mucha gente se retorcía en sus asientos de forma impaciente en la medida que la trama se agudizaba y ponía en relieve la potencia emocional y discutible de la obra. La verdad es que sigo disfrutando la impecable técnica, que me parece impresionante, pero el tema es duro, muy duro.

Bien, no fue fácil resumir tantas experiencias disfrutables considerando el tiempo transcurrido, pero me siento contento de saber que siempre hay algo nuevo que vivir en Santiasco.

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Nueva cita con Hermeto Pascoal y Aline Morena

Desdel el año 2009 que no sabía nada de este impresionante músico brasileño y una casualidad hizo que viera un letrero en que se anunciaba el show en unas horas más. Realmente ha pasado un buen tiempo desde que los vi, a Hermeto y a su heredera de talentos, la hermosa Aline Morena, compañera musical y de su vida.

Un teatro Noescafé no muy lleno pero con gente de todas las edades, pues la música y el talento van más allá de las generaciones y las clasificaciones etarias. Con casi 80 años, Hermeto no solo es un multi-instrumentista insólito, sino un formador de talentos como su ya habitual acompañante, Aline, en las visitas a Chile.

Cuando disfruto un espectáculo como éste, recuerdo las sesiones creativas de mi gran amigo, Gatillo Gerard, el único capaz de hacer virtuosos los errores y sacar música de cualquier objeto o de cualquiera que se atreva a emitir algún sonido. Cuando la música va por dentro, todo es un instrumento, todo se pone al servicio de la música y del disfrute artístico.

¿Se imaginan hacer música soplando por el caño de una tetera a medio llenar con agua y que además armonice con la voz y percusiones corporales de una belleza morena como Aline?, pues eso hace que estos espectáculos de Hermeto sean increíbles, que estemos dispuestos a perdonar sus cambios de ánimo y su graciosa improvisación que siempre conduce por pautas gozosas de la música inspirada.

Un hermoso espectáculo que bien merecería mayor difusión y un lleno total!!!

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Regreso a Peumayen : sigue el disfrute

Hacia inicios del año hice mi primera incursión a este sitio que hoy en día se ha convertido en una sensación entre los turistas y la gente, que como yo, disfruta experimentando sabores y buena gastronomía.
Si bien para mi primera visita, el restaurante no poseía patente de alcoholes, asumí que para estos días el tema estaría resuelto. Por lo tanto, dirigí mis pasos con total seguridad para servirme un almuerzo como me lo merecía.
Partí con un appetizer de pulpo al ajo y plátano, regalo del chef a lo que siguió esa peculiar panera que distingue a este lugar. Hablo de una panera con la muestra de 8 opciones de "pan", desde milcao, pan amasado, chancho en piedra, un recorrido geográfico de norte, centro y sur incluyendo isla de pascua y chiloé.
Con esta fantástica bienvenida, ya podía revisar en detalle la carta y seleccionar el disfrute de este almuerzo. Pedí un Filete de caballo con un asado de vegetales y puré, un plato impresionante que acompañé con una botella sellada con cera de un exquisito syrah Starry Night del Valle del Maipo costa 2010. Una delicia que disfruté lentamente mientras escuchaba la excelente selección de música, otro acierto del local.
Para el postre, evidentemente debía buscar algo novedoso y en la carta abundan opciones como un rico helado de frambuesa y apio y el chapalele en salsa de chancaca con helado de manzanilla. El cierre, como acostumbro, fue con un rico café negro para filtrar.
Qué rico es el Peumayén, se merece la fama que ha ganado estos meses.

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Teatro en el GAM : dos obras disruptivas

Un par o más visitas al teatro o danza es ya una costumbre que me deleita y acompaña por años. El disfrute comienza siempre con el acto de seleccionar las obras que sean prometedoras en el mes, una eficiente compra por internet y esperar el día de la función.

En el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) he visto ya una buena cantidad de funciones filetes y felicito el «buen ojo» de quienes seleccionan la cartelera, ya sea en teatro, música o danza, hasta la fecha he salido ampliamente reconfortado del exquisito espectáculo. Pues bien, vamos con este breve relato de dos obras que vi este mes.

La idea fija, es una obra montada en un escenario mínimo, oscuro y hasta frío. Los actores, la mayor parte del tiempo, completamente desnudos, mantienen relaciones sexuales imaginarias en una sucesión interminable, el sexo solo por el sexo, sin amor, sin consecuencias, como un acto de consciencia, la certeza de una soledad completa, en donde el acto sexual es la conexión con el otro, cualquiera, pero solo como un acto de reconocimiento del yo. No hay otredad, solo cuerpos.

Por momentos, la obra traduce cierta angustia incluso en las pocas escenas en que hay cierto humor, quizás sarcasmo, cuando lo más femenino en el escenario es un travesti. Compleja esta obra argentina y poderosamente cuestionadora. Puse atención a las conversaciones entre el público al finalizar, solo para constatar que a nadie dejó indiferente.

La siguiente selección, fue la obra Medusa, parte de la Trilogía Bestiario destinada a conmemorar los 40 años del golpe militar en Chile. En este caso, el escenario es un departamento de un edificio de la Remodelación San Borja, justo enfrente de la que fuera sede de la Dina en calle Marcoleta. Tres mujeres reales, tres ex miristas doblegadas en la tortura y devenidas en soplonas de sus compañeros. Ahí están Marcia Merino (más conocida como la flaca Alejandra), Luz Arce Sandoval y María Alicia Uribe (en realidad González Gómez, la Carola), mujeres destrozadas, llenas de miedo y sin más sentido en sus vidas que ser instrumentos de la cruel represión  de la dictadura chilena en contra de los militantes de izquierda.

Esa supuesta normalidad en que viven las tres, se quiebra cuando la flaca Alejandra, en uno de los paseos habituales a que la sometían para detectar por sus involuntarios temblores a sus compañeros de partido, delata a su ex novio. Es un hecho que la trastorna y que conduce a la crisis en esta forzada convivencia de delatoras profesionales.

Medusa es una obra muy triste, la que recoge muchos datos reales para dibujar la monstruosidad que un aparato terrorista de estado es capaz de hacer a personas que alguna vez amaron la vida y que querían un mundo mejor. Definitivamente, el ser humano puede ser capaz de cosas horrorosas y construir excusas que le den sentido.

Aprendizajes acerca de las profundidades del ser humano, eso queda tras estas obras.

 

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La Superior : sanguchería exquisita

En visitas anteriores al boulevard en donde están los exquisitos restaurantes Rivoli y Le Bistrot, había observado la existencia de este local de sandwiches, pero ésta sería la primera vez que lo probaría. Sospechaba que era muy exitoso pues siempre lo veía muy lleno y hoy, un domingo de paseos, había espacio para disfrutar.

Hacer el pedido es todo un rito, tres pasos que debes seguir al dedillo, partes por el tipo de carne o ingrediente principal, sigues con los acompañamientos y finalmente seleccionas el pan. Todo en la lista es llamativo y preparado al estilo gourmet para un deleite superior.

Mientras me entretenía haciendo selecciones en mi mente, pedí una cerveza negra de Flandes la que llegó rápida y fría a mi mesa. Para asegurar que mi prueba tuviera una referencia adecuada, decidí por una mechada, a la italiana y en una rica marraqueta.

Un sándwich delicado, abundante  y sobre todo sabroso. Superó con creces la prueba y dejé anotado para varias otras incursiones el venir a disfrutar el resto de la carta. Volveré, de todas maneras volveré!!.

 

 

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Paseando por Lima : gastronomía insuperable

Ir por un fin de semana a Lima era un sueño que venía postergando por bastante tiempo, pero la espera terminó y en la madrugada de un viernes partimos a la aventura. Amante de la gastronomía peruana, imaginaba que nada mejor sería recorrer en formato krrtrekking la capital de Perú, buscando lugares disfrutables.

Tras dejar el equipaje en el hotel en el lindo barrio de San Isidro, un lugar en medio de un olivar de 400 años, salimos a caminar. Un total de 70 cuadras caminadas en calma y disfrutablemente, para alcanzar el barrio cívico. Antes de llegar, el hambre y el cansancio nos llevaron a conocer un sitio llamado Rústica. Un buffet para nada pretencioso, pero que constituyó un hito de este viaje. La selección de platos disponibles para saciar cualquier nivel de hambre era impresionante. Desde las causas, pasando por todo tipo de ceviches, distintos tipos de papas a la huancaína, chicharrones, arroces en las más sorprendentes combinaciones y mucho más.

Estábamos tan hambrientos que no dudamos un instante en ingresar y hacer la primera de 4 pasadas por este impresionante buffet criollo. Para beber, no dudé en pedir un schop de barril, un litro de fresca cerveza mientras mi partner decidió por una Inca Cola.

Fue una sesión pantagruélica que nos hizo recuperar la energía necesaria para llegar al hermoso casco histórico de Lima, una zona verdaderamente hermosa y bien cuidada. Quedamos sorprendidos con la limpieza y afán de mantener  hermosos los sitios públicos y de carácter histórico. Recorrimos muchas cuadras revisando la bella arquitectura, especialmente la que se encuentra en el entorno de la Plaza de Armas, una joya de la humanidad. Conocimos varios barrios de distinguibles diferencias de origen y usos, pero siempre hermosos y llenos de historias. Especial mención debo hacer del teatro de la Perricholi y las catacumbas (cementerio de 25 mil cadáveres bajo la construcción) del la iglesia franciscana, en donde conocimos a una voluntaria Clarisa que nos convenció (al menos lo intentó) que hablar con los animales y hacerse daño con un silicio era algo bacán.

Esa noche, tras un breve descanso, fuimos a comer a un sitio que habíamos divisado durante la mañana. Me refiero al Tanta, un restaurante muy chic, ya que afortunadamente conseguimos la única mesa disponible, pues estaba absolutamente lleno. Un sitio encantador, bien atendido y con una carta abundante de tentaciones. Partimos con unos aperitivos, Aguayman sour y un Camu Camu sour para seleccionar nuestros platos de fondo. No fue fácil elegir, pero finalmente degustamos un salteado Tanta (cortes de filete salteados) y un espectacular fetuccini a la huancaina. Para los postres, una copa finca y el café negro de rigor. Exquisito lugar!!.

Un nuevo día de caminatas nos llevó hacia el barrio Mir aflores, el objetivo además de divisar el mar desde los acantilados, era llegar al barrio Barranco. Cuando tras decenas de cuadras llegamos al borde del abismo, nos detuvimos a descansar en un pequeño sitio que ofrecía jugos de esas extrañas frutas que Perú posee, delicias sorprendentes. Estuvimos extasiados observando el mar desde la altura mientras saboreábamos los brebajes.

Volvimos a la caminata por la bella costanera, hasta llegar a nuestro destino, Barranco, que vendría a ser el Bellavista de Lima. Un barrio antiguo, bohemio y claramente turístico. Ya que era bastante tarde para almorzar, tuvimos que hacer un recorrido por los restaurantes hasta encontrar uno que nos pudiera atender y que satisficiera nuestras expectativas. Así nos encontramos en una de las terrazas del Javier, lo más parecido al Donde Augusto del mercado Central chileno, por la cantidad de sedes que posee en la zona del Puente de los Suspiros. La comida sabrosa, pero la atención deficiente. Se nota el impacto de ser monopolio.

Durante la noche, intentamos llegar a un sitio que había descubierto por Internet, pero para sorpresa nuestra estaba cerrado (un sábado?). En fin, como siempre existe el plan B, nos fuimos a un lugar que ya habíamos visto en el camino y que tenía buen aspecto. La verdad, es que el lugar llamado Vivaldi era excepcional, no solo bonito sino que bien atendido y con música en vivo de piano y violín. Extasiante!!

Iniciamos ambos la cena con un chilcano de pisco, una delicia que repetiría muchas veces. De la carta seleccionamos una corvina menier y un spaguetti con langosta maravillosos. De la carta de vinos, seleccioné un Altavista malbec 2009 extraordinario que hizo de esta cena uno de los mejores recuerdos del viaje.

A la hora de los postres, que mejor que un suspiro de lúcuma y una crema volteada, además del café expreso y un agua de manzanilla. Gran cierre para esta noche estrellada y musical.

Realizado el checkout en el hotel en la mañana siguiente, nos quedaban varias horas para seguir disfrutando, por lo que decidimos caminar nuevamente y buscar un lugar que teníamos ampliamente recomendado. Me refiero a Pescados Capitales, posiblemente el lugar de moda en Lima, ya que siendo enorme se llena todos los días.

Partimos degustando un cebiche mixto acompañado de un pisco sour blend  y jugo de maracuyá. La simpática carta se pasea por todos los pecados capitales transformados virtuosamente en platos deliciosos, con el resultado que uno no sabe como pecar. No obstante ello, finalmente elegimos un fetuccini casanova y un plato de vanidad irresistible. En las fotos que dejo para el recuerdo pueden ver la composición de cada pecado.

De la interesante carta de vinos pude seleccionar un argentino Marqués Cáceres sauvignon blanc, que nos acompañó este último almuerzo en la capital peruana. Para los postres, creme brulée de arroz y creme brulée de guana además del indispensable café expresso para mí y el agua de manzanilla.

Un paseo sencillamente espectacular y que me gustaría repetir pronto.

 

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Más filetes disfrutados en Santiasco durante mayo 2013

Siempre he pensado que muchas personas aún teniendo la posibilidad de ir a muchos sitios, evitan probar nuevos por temor a equivocarse, lo cual evidentemente los resta de muchas experiencias deliciosas. En mi caso, funciona al revés, siempre busco nuevos lugares y si no lo logro, me repito aquellos que merecen un retorno.

Una sanguchería imperdible es la Ciudad Vieja en barrio Bellavista, pues a pesar que he probado casi toda la carta, siempre me sorprende con sus sabores. En este lugar, debo confesar que el sándwich que me fascina es el chivito (carne, huevo, lechuga, tocino, tomate, queso, mayonesa y jamón) que queda increíble con una buena cerveza Kross Stout. Es una solución perfecta para hambres desatadas.

Un sitio que visité por muchos años en calle Chile España, se trasladó al mismo lugar que hasta hace poco ocupaba el Camarón de Gorbea en barrio Manuel Montt. Me refiero a la Casa Vieja, comida bien chilena y sabrosa. Para la entrada que mejor que un  arrollado de huaso con puré de palta, imperdible!. Lo compartimos mientras disfrutábamos un pisco sour a la chilena y una vaina.

Para los fondos, un filete tiroles con puré y en mi caso, un filete Casa Vieja con puré picante. Esa multitud de sabores se merecía un ensamblaje de buen nivel, así es que pedí una botella de Quattro. Buena cena!!

En los postres, un tradicional almendrado y un delicioso sorbete de mango, seguidos de café negro para despedir el reencuentro.

Una noche después de un trabajoso día, regresé al Tambo por una buena cena a la peruana. Inicié la sesión de placer con una causa de camarones con una copa de sauvignon blanc. Animado por la buena música que escuchaba, con Nina Simone, Coldplay, Every Thing but the Girl, me incliné por pedir un Tambo saltado, muy tradicional y sabroso el cual acompañé con una copa de carmenere de Max Errázuriz reserva. Rica y silenciosa cena!!

La noche que vimos la excelente obra Cuestión de Principios, nos fuimos a conversar y cenar al Squadritto. Este debe ser uno de los restaurantes que más he visitado en la última década y la verdad es que no me cansa. Partimos probando unos cocktails, una Patigiana, (champaña cointreau, limón azúcar) y un Rossini (jugo frutilla, limón, champaña y goma), francamente exquisitos. En vez de pastas, esta vez nos tentamos por las pizzas a la piedra, por lo que llegaron a la mesa una Chianti (sabrosa ricotta con espinacas, tocino y jamon pierna) y una Valentina (ricotta, queso de cabra, jamón pierna y pimienta). Delicias que merecían el buen vino que elegí en la carta, un Ortega Fournier del valle del Maule, una combinación virtuosa de cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot y carmenere. Como se ve, fue una noche de sabores múltiples.

Los postres no se dejaron esperar y nos servimos unos crepes al uso nostro limón y un típico tiramisú. Cerramos con un corto y fragante ristretto.

Ya había comentado acerca de este sitio argentino, La Percanta, un lugar al que prometí volver. Esta noche estaba bastante cálida a pesar de la fecha y me quedé en la terraza. Para iniciar la experiencia seleccioné una cerveza artesanal que no había probado, me refiero a la Mestiza Irish Stout, una cerveza negra sin filtrar fantástica.

Como ya conocía la oferta en carnes rojas, cambié a blancas y me pedí un crocante de salmón acompañado con un sorprendente zapallo dulce al rescoldo con queso de cabra y rúcula. Esta exquisitez la acompañé con una botella de Santa Carolina Specialities Dry Farming de la cepa carignan. Tras tanto placer, solo quedaba que bebiera mi caliente ristretto.

La última incursión que compartiré es el regreso al viejo Caramaño. Este lugar lo conozco desde mis tiempos de universitario y es increíble que aún sigue en el mismo lugar, con los abundantes rayados en sus paredes (alguna vez también escribí allí) y con muy pocas modificaciones en el diseño.

Comencé con una vaina, mientras decidía cual plato de cocina chilena vendría a satisfacer mis ganas de algo rico. Acudí a mis recuerdos y no dudé un instante en pedir un filete a las brasas en versión a lo pobre, el cual acompañé con un rico Morandé Terrarum Cabernet Sauvignon. Tras beber mi café expreso, salí satisfecho rumbo al jazz.

 

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Filetes en Mayo : dos paradas exquisitas

El mes de mayo fue una locura de actividades, lo que me mantuvo un poco alejado de este blog. Sin embargo, no dejo de anotar en mi mente todos los sabores y filetes que continuamente acostumbro disfrutar. La vida no sería igual sin el placer.

Un sitio que nunca me ha fallado en el barrio Italia es el exquisito Capperi, bien atendido por unas chicas hermosas y simpáticas, además de la comida italiana de primera.

Partimos con el siempre bienvenido kir royale y el acostumbrado pisco sour albahaca, con los cuales agitamos las papilas gustativas en preparación para el festín. De la carta salieron honrosamente hacia nuestra mesa una lasaña vegetariana y unos ñoquis al pesto, aromas exquisitos que aceptaron gustosos el aporte de un Tabalí reserva merlot

Una cena deliciosa que prolongamos por puro placer con un moussede  maracuya y un brownie helado, para luego cerrar con un aromático café negro.

Otro lugar que hace mucho tiempo no visitaba a pesar de tener buenos recuerdos es el Bavaria del barrio Manuel Montt. Llegamos tras una larga caminata por el cerro San Cristóbal y alrededores, por cierto con mucha hambre. Iniciamos la experiencia con una vaina y un amaretto sour, mientras decidíamos cual sería la selección de los fondos.

Considerando las circunstancias, mi partner quiso recuperar el calor corporal con un consomé de ave mientras yo me incliné por disfrutar una palta victoria. Ya calmada la ansiedad inicial, seleccionamos una escalopa bavaria (una delicia que no puedo evitar elegir) y una escalopa milanesa con papas salteadas, todo lo cual acompañamos con una botella de Medalla Real carmenere. Platos hechos para calmar el hambre.

No quisimos perder la opción de disfrutar un buen postre, un marron glacé, que decidimos compartir. Dejaríamos este lugar, solo después de saborear un buen café negro.

 

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