A comienzos de septiembre me enteré que se realizaría por primera vez una competencia de mountain bike (MTB) recorriendo los hermosos parajes del desierto alrededor de San Pedro. Fue demasiada la tentación y me inscribí.
Mi plan era muy simple, aprovechar el recorrido para tomar fotografías y disfrutar del extraordinario paisaje de la zona de San Pedro. Tras resolver diversos aspectos logísticos (viajar con la cleta en avión es todo un tema), me embarqué en la tarde de un viernes y ya pasadas las 17 horas me encontraba almorzando rico en La Casona, un buen lugar de San Pedro.
Despues de dar unas vueltas por este pintoresco pueblo que ya había visitado un par de años antes, me fui al hostal a preparar mi cleta y mis provisiones para el recorrido MTB.
Hacia las 20:30 horas, arriba de nuestras cletas nos fuimos al hermoso hotel Kunza, ubicado en las afueras de San Pedro. Allí nos esperaban los organizadores para darnos las instrucciones de la competencia, repartir las tricotas y comer una tallarinada (indispensable carga de carbohidratos para tener la energía requerida en la mañana del sábado, día de la carrera).
La sorpresa fue mayúscula pues no era una simple tallarinada, era un festival de platos con masas exquisitas, lasagna, ñoquis, tallarines y lo que más me gustó, unos fettuccinis con camarones y palta. Mmmhhhh, que rico!!!!!
Como los bebestibles eran solo bebidas, compramos una botella de buen vino merlot que elegí y que fue la delicia de todos (aunque hay fanáticos que solo beben agua). Una vez alcanzado el éxtasis (hartazgo dirían otros), nuevamente en nuestras cletas, cada cual a su lugar de hospedaje.
La mañana del sábado comenzó temprano, ya que había que asegurarse de todos los detalles y asegurar llegar al punto de partida en la plaza de San Pedro a la hora adecuada. Allí se había armado un conjunto de arcos inflables enormes para constituir la zona de partida y la meta para el regreso de los casi 100 cleteros.
Un mar humano de participantes echándose bloqueador o haciendo estiramientos o simplemente conversando, muchos turistas curiosos y también niños, ya que mientras estuvieramos en el recorrido, estaba planificado un circuito con los pequeños en cleta. Que linda iniciativa!!.
Ubicados en la partida, debimos seguir a la camioneta del juez hasta un punto en las afueras en donde ya se podía comenzar a correr. Fiel a mis planes me fui tranquilo y cada cierto rato me detuve a tomar fotografías. Sin embargo, tras unos kilómetros, me di cuenta que el paisaje no era tan fotogénico, mucha tierra, cerros de arcilla y sal que se repetían. Comencé a dudar de mi idea.
El panorama comenzó a hacerse un poco más complejo cuando debimos cruzar como 15 veces un brazo de río donde al menos la mitad de las veces nos obligaba a cargar en los hombros la cleta y cruzar con el agua hasta las rodillas. Uhhh, se pudo interesante la cantidad de barro que llegué a tener hasta en las orejas.
En fin, abandoné por un buen rato la fotografía y me puse a correr a todo lo que era capaz y ya como en el kilómetro 20 había una primera estación de suministro con vasos de agua y gatorade (muy malo, estaba insípido). De ahí en adelante decidí beber de mi camelback.
Un punto interesante fue más adelante cuando debimos cargar las bicicletas y subir como 50 metros por un cerro. En cada paso, me hundía en la arena y piedras, era un acarreo infernal. Arriba encontramos un segundo puesto de suministros, que en realidad solo usé para comer trozos de fruta y estirar las piernas. Tras eso, una bajada vertiginosa con mucha arena que hacía perder el equilibrio, uhhhh miedo, pero bueno, yo había elegido hacer esto y estaba disfrutándolo.
Mucho más allá tocó pasar por un túnel, un lugar muy obscuro y lleno de rocas, por lo que claramente se nos había indicado caminar y eso hicimos todos. De ahí en adelante, el camino en bajada fue rápido, muy rápido y con toda la atención puesta en los hoyos enormes (los habían marcado con tiza para evitar lamentar accidentes, gran idea!!) y de ahí no paré de correr hasta que crucé la meta en la misma plaza en donde partimos. Me dieron una linda medalla y me puse a esperar a mis amigos que habían elegido una ruta 20 Km más larga. Después de un rato de asarme con un sol implacable, decidí que lo mejor era ir a ducharme y sacarme la enorme cantidad de barro que recolecté en mi ruta.
Cuando regresé tras limpiar mi cleta, encontré a mis partners e hicimos la espera hasta que llegaron todos los del grupo que formamos espontáneamente la noche anterior.
Finalmente nos fuimos a un largo almuerzo en un exquisito lugar gourmet el Todo Natural de San Pedro. Una experiencia de sabores y buena onda.
Esa noche fue la ceremonia de premiación y ahí me reí mucho al saber que había ganado el tercer puesto en mi categoría, lo que se sumó a otro tercer puesto de otra categoría de Jorge, un primer puesto de Vicente en la categoría más joven y el primero de nuestra amiga Magda. Fuimos un team muy premiado!!!!. Después de eso, un asado espectacular, que buen carrete. Mis felicitaciones a los organizadores Travel Time y Aventuras Aconcagua.
MTB San Pedro, una experiencia filete!!!!