Después de un gran recital de jazz, el hambre suele aparecer implacable y hay lugares en que saben escuchar el clamor de mis tripas.
Tras el éxtasis de un buen recital de jazz, solo quería algo de comer, intenso, voluptuoso y finalmente satisfactorio sin complicaciones. La Pizza Nosstra parece que captó el tono y cambió su tradicional oferta por algo más frugal y apropiado para quienes solo quieren un plato rápido pero de buen nivel.
Una mineral sin gas permitió un buen inicio, mientras revisaba la carta de pizzas y de vinos para una cena circunstancial pero no menos contundente. Entre las pizzas, me fui a la segura con una de nombre «La Pizza Nostra» (siempre se supone que aquí se juegan el honor) y una buena media botella de Chocalán Syrah. Al final una exquisita combinación, que me permitió gozar por un buen rato.
Este local ha aprendido que no siempre la cena tradicional es la mejor opción, a veces vale la pena adivinar que los comensales solo quieren apaciguar el hambre tras un delicioso trance musical.
Bien por la Pizza Nostra!!!