Este sitio en Bellavista debe tener unos 15 años de existencia pero cambio de dueño hace un par de años y esta noche en que caminábamos sin rumbo en busca de algo nuevo, apareció la oportunidad de probar.
Instalados en la terraza, el único lugar con una temperatura aceptable, partimos por pedir una jarra de sangría, una solución deliciosa para la sed y el calor.
Después nos dimos maña para elegir, entre la abundante oferta de opciones, las tapas que nos dieran fiera muestra de la capacidad del lugar. La selección resultó muy ecléctica, tapas de jamón serrano, tortilla de papas, gambas al ajillo, croquetas de la casa (pescado), todo acompañado de un ensamblaje con syrah, merlot y cabernet sauvignon.
Desde nuestra posición podíamos observar una próxima salsoteca en la que se asomaba una mujer gorda impresionante, reluciente en su vestido azul de fiesta, invitaba a los paseantes, muchos extranjeros, a pasar al sitio de bailes. Una anécdota muy particular.
La delicia de las tapas la continuamos con los postres, donde nada mejor encontramos que un tocino del cielo (un típico postre andaluz) y helado de turrón.
Gran cena, divertida y llena de sabores.