He tenido poco tiempo para escribir, pero vaya que he disfrutado esta versión aniversario 20 de Stgoamil, por lo que debo resumir la experiencia disfrutable de haber asistido a 6 obras notables. Me produce mucho placer ser afortunado en mis selecciones, más aún cuando las hice con más de dos meses de anticipación.
Partí con una obra belga llamada La pena de los ogros, tres personajes adolescentes que transitan hacia la adultez ciegos y sin quien escuche su ira enconada, una obra sorprendente por el ritmo imparable de las escenas y el movimiento que muestra el proceso de los personajes, un chico suicida, una niña secuestrada, niños que dejan de serlo de una manera brutal. Es una obra cuestionadora de la sociedad que no brinda espacio al clamor profundo de los adolescentes que sufren porque nadie los ve ni escucha.
La siguiente obra viene de Brasil, con el nombre Cachorro Morto. Cuando entramos a la sala, solo escuchábamos a una chica hablando en portugués con una rapidez ininteligible, fue chocante. Sin embargo, cuando comienza realmente la obra y tomamos contacto con la trama, todo cambia. 6 jóvenes actores son un mismo personaje, un ser muy especial, capaz de recitar de memoria los números primos por miles, que no le gusta que lo toquen, que odia ciertos colores y adora las verdades incuestionables y jamás acepta la mentira ni las metáforas. Es una genial forma de presentar en fragmentos notables el complejo comportamiento de un chico, Thiago, con el síndrome de Asperger. Hay que estar muy atento, pues la rapidez de la obra es increíble aunque jamás se pierde el contexto ni la sorprendente historia del hallazgo de un perro muerto que permite ilustrar el comportamiento tan particular de Thiago. Notable!!!
Con la excusa de representar de manera exacta la misma ocasión en que Richard Burton fue Hamlet en Broadway en el año 1964, la cual fue filmada esta compañía de teatro norteamericana la edita, elimina silencios, escenas, personajes y construye una insólita secuencia fílmica que ellos representan en vivo mientras se proyecta. Es una obra desquiciante, no sabes donde poner los ojos y te vuelves loco constatando que parece superior a la realidad la capacidad de los actores de ser al mismo tiempo protagonistas, mimos, copiadores y hasta espectadores de su propio trabajo. Es la obra más extraña de esta versión del Stgoamil y sin embargo, la sala estaba repleta.
El turno siguiente fue para Rusia con una obra magnífica de Shakespeare y que representan de la manera más maravillosa, cada actor colabora gentilmente en transmitir el ethos y la metáfora que el gran autor quiso dejar a la humanidad. De la amargura y el resentimiento ser capaz de pasar al perdón y el agradecimiento, un tránsito que mueve los sentimientos de venganza a la capacidad humana de ser compasivo y finalmente perdonar. Una obra maravillosa!!
A pesar que el lugar para esta obra era el caluroso teatro de la Universidad Católica, decidí que era imperdible ver una compañía de teatro peruana representando el gran trabajo de Vargas Llosa, La Ciudad y los Perros y no me equivoqué. Fiel al texto del gran autor peruano, muestra el tránsito de los jóvenes reclutas de un colegio militar en donde son permanentemente humillados y sometidos incluso con violencia, pero algunos saben salir adelante y ese es el triunfo de la nobleza humana. Gran aporte!!
La última obra que vi en este festival era un filete francés sorprendente. Catalogada como teatro ecuestre, pone en el escenario a un increíble maestro de un arte teatral japonés llamado Buto junto al sorprendente arte ecuestre de Bartabas, cuyos caballos danzan en el escenario con una belleza que arranca lagrimas. Un Teatro Municipal llenísimo se conmueve con asombro ante este viaje hacia la esencia del hombre y del caballo, el camino hacia el centauro en donde el cuerpo es humano y la cabeza el caballo. Un vuelco metafórico precioso que disfruté con los vellos erizados de estupor y placer ante la belleza que observaba. Que gran filete para cerrar esta versión del festival de teatro, maravilloso!!!