En el barrio Manuel Montt todavía es posible sorprenderse con algún restorán. En esta ocasión el paseo me condujo a un lugar de una sencillez calculada, pues definitivamente es elegante pero sin ostentación. Comida italiana para saciar deliciosamente el hambre.
Revisada la carta me incliné por unos Cappelletti de cangrejo con una salsa ácida y alcaparras. El vino adecuado, un merlot Marqués de Casa Concha del 2005.
La atención estupenda, la chica aparecía una y otra vez para asegurar que todo estuviese bien. Trajo unos ricos panecillos y dos salsas para untar. Muy bueno para contener mientras en la cocina preparaban mi cena.
Un plato de tamaño mediano y buena temperatura, rapidamente pude deleitarme con la combinación. Una masa exquisita y un sabor delicadamente logrado. Nada que decir, el vino hizo su aporte para que cada bocado fuera una maravilla. Hace mucho tiempo que no probaba cangrejo y me pareció estupendo el resultado.
La comida italiana es verdaderamente sabrosa y este local promete ricos sabores.