Un nuevo concierto de mediodía en el Teatro Municipal. En esta ocasión, una orquesta de percusiones. ¡nunca había escuchado algo así!
El escenario repleto de instrumentos, en primer lugar los llamados teclados, una marimba gigantesca, tres marimbas de menor tamaño, dos vibráfonos, un xilófono y unas variantes pequeñitas de este instrumento tan singular. También tambores de todos los tipos y tamaños incluidos los sorprendentes timbales. Campanas tubulares, gong, platillos, cajas de madera y un sinnúmero de accesorios. ¡sorprendente!
La agrupación nacida al alero de la Universidad de Chile, data del 2002, formada por músicos jóvenes y virtuosos. El menú preparado era muy variopinto, partiendo por una obra de uno de los integrantes llamada Marimbakis, una mezcla de muchas formas armónicas usando los teclados (marimbas y otras variantes del instrumento). Luego una obra de 1939 de un mexicano, en donde quedamos con los vellos erizados por la potencia extraordinaria y de pronto la sutileza, bajando el volumen y añadiendo multiples instrumentos y ritmos. Una pieza magnífica, llamada la Tocata de Chávez.
Siguió una obra de nombre asombroso Danza de la furia para las siete trompetas, preciosa interpretación. Pero cuando la sorpresa alcanzó el éxtasis, fue con una interpretación de una obra japonesa, llamada Marimba Espiritual en donde además de tocar los instrumentos, los músicos usaron la voz como suelen hacer los japoneses en sus rituales. Fantástico.
Solo como una muestra del virtuosismo, la agrupación hizo El gran tango de Piazzola con marimbas y vibráfono. De verdad, difícil mantener la boca cerrada ante el espectáculo.
Para cerrar, tocaron un tema creado por el director de Trok-Kyo, llamada de forma homónima y usando solo tambores. Una delicia de coordinación y habilidades.
Qué maravilla, todavía escucho en mi mente el concierto.