Esta gala de ballet que esperaba con ansias, no pudo tener mejor comienzo que el elegido por Marcia Haydée, una obra (Iniciales R.B.M.E.) del gran coreógrafo sudafricano John Cranko, el padre de la danza teatro. Un despliegue de talentos con mínima escenografía y la deliciosa música de Johannes Bramhs.
Después siguió una coreografía del Ballet Nacional de Beijing, dos bailarines increíbles, con una estética precisa y sensual, ataviados de túnicas blancas que brillaban en la oscuridad del teatro. Siguió el dúo «in the middle somewhat elevated» con representantes del Royal ballet de Flanders, sustentados en una música sorprendente, una verdadera sesión de bella gimnasia.
Cuando tocó el espacio de los Pas de Deux, Don Quijote en donde participó el gran Luis Ortigoza, nos dejó boquiabiertos con unos pasos en altura sobrehumanos, verdaderamente genial.
El Pas de Deux Giselle fue el turno para que los increíbles bailarines de Beijing mostraran lo bello que puede ser un ballet, impecables!!!
El Pas de Deux Cisne Negro del lago de los Cisnes, fue un remate formidable con la participación de los bailarines del ballet de Flanders.
La Orquesta Filarmónica de Santiago bajo la dirección prodigiosa de José Luis Dominguez, se robó los aplausos en la despedida. Gran orquesta, mejor director.
Esta gala fue una verdadera fiesta del ballet.