En estos días de conmemoración de los 40 años del golpe cívico-militar en Chile, la creatividad teatral ha dado frutos notables y ya he comentado varias muestras de ello. En esta noche, el turno nos condujo al GAM para ver esta obra excepcional en donde más de 40 personas vienen a reposicionar en la memoria colectiva lo esencial del hecho que un cantor popular fuese considerado una amenaza y por lo tanto asesinado con vergonzosa crueldad.
El formato de cantata crea un espacio propicio para repasar algunas de las deliciosas canciones que Víctor Jara entregó a la humanidad y que hasta la fecha siguen siendo parte del acervo popular. Es significativo que esta obra sea expresiva con especial sencillez, hay actores, familiares de ejecutados políticos y actores, todos unidos por un sentimiento común y al mismo tiempo profundo. No pude evitar llorar en silencio y al mismo tiempo disfrutar como se engrandece la figura de nuestro Víctor Jara.
Al finalizar la obra, siendo el mismo día del asesinato de Víctor (15/09), fuimos invitados a la calle, a esa Alameda nocturna y tras encender unas velas, el público, los actores y unos cuántos más, cantamos una canción del gran cantor, llenos de emoción, porque finalmente, todos somos Víctor.