Claramente era un espectáculo imperdible y no estaba dispuesto a perderlo. Anticipadamente, compré mi entrada y acumulé paciencia esperando el día en que mi regalo de cumpleaños tenía nombre.
Con media hora de atraso, con abundante abucheo en un Arena muy lleno, comienza uno de los recitales mejor producidos y delicadamente elegantes que he visto en varios años. Un escenario limpio, de negro esplendor, con plataformas móviles que permiten emerger desde el suelo a la banda. Wow!!
Cada tema, una escenografía, soportes audiovisuales deliciosos y la impecabilidad en toda su expresión. Todavía me conmueve recordar tan buena producción, una presentación de lujo con la imagen hermosa de esta exótica mujer. En sus maduros años, estupenda y por sobretodo, elegante. Sade es una delicia visual y auditiva.
Con precisión matemática, se suceden los temas, los escenarios, la belleza de un trabajo artístico de primer nivel. Queda la sensación que nada es al azar, demasiado exquisito, demasiado perfecto.
En breves intervenciones en castellano y complementado en inglés, Sade aclara que es una banda, maravilloso respeto por los tremendos músicos de la agrupación. Todos son parte esencial de las deliciosas sensaciones que despiertan en el público. Impecable recital.
Unas pocas fotos que seleccioné para recordar esta belleza.