Una deliciosa cena en Le Bistrot

Para cerrar una agitada semana laboral, nada es más propicio que cenar tranquilamente en un lugar probadamente rico. Elegí este restoran francés que me trae buenos recuerdos, sobretodo los gastronómicos.

Pedí un kir royale mientras examinaba la carta y por esas casualidades, decidí consultar si tenían sopa de cebollas ya que en la carta no aparecía. Para mi agrado, claro que había y definitivamente deliciosa. Lo más reponedor que se puede probar una noche fría para calentar motores.

Francamente complacido, volví a revisar la carta para elegir mi plato de fondo. No pude evitar sentirme seducido por un filet de boeuf con salsa roquefort y acompañado por unas papas y champignones confitadas. Una maravilla que merecía un ensamblaje potente, el elegido de la linda carta de vinos fue un gran reserva Toro de Piedra 2009, mezcla exquisita de syrah y cabernet sauvignon de la región del Maule.

Para el postre, un clásico Creme Brulee que acompañé con un potente café negro. Gran cena para un buen cierre semanal.

Volviendo a Gabriela : un almuerzo divertido

Presionado por los plazos de un proyecto común, invité a mi partner eterno a discutir los detalles en un almuerzo rico.

Entre las opciones que estuvieran adecuadamente lejos de las lacrimógenas, única y estúpida respuesta del estado chileno al cuestionamiento profundo que la juventud chilena hace al estado del arte de la educación chilena, debía alejarme del centro de Santiasco. Lo más adecuado, era el barrio Lastarria y un lugar que deseaba volver a visitar era el GAM, es decir, el restoran Gabriela del Centro Cultural Gabriela Mistral.

El restorán sigue con su terraza deliciosa pero sin su patente de alcoholes, lo cual limita defintivamente los placeres. Un agua mineral y un rico jugo natural de mango vinieron a suplir la falta de algo adecuado, pero eso no nos amilanó para seguir con un pedido delicioso para almorzar.

Partimos con una sopa especial, una crema de zapallo, una delicia de sopa contenida en un camote deliciosamente presentado, como en películas, ya que al sacar la tapa delicadamente cortada en el camote aparecía la crema de zapallo maravillosa y caliente, demasiado adecuada para este día gélido.

Seguimos con una reineta a la plancha con puré rústico y un risotto con champignones, platos potentes y exquisitos que añoraron un buen vino. En fin, teníamos temas más importantes que discutir, así que nos acercamos a los postres como sin querer. Nos entusiasmamos con un tronco de marquise de chocolate bitter cubierto de pistachos y salsa de naranjas y helado por mi parte y Rorro eligió una crema volteada clásica, ambos postres deliciosos.

Extasiados del placer y bien encausados en nuestro proyecto, el café negro de cierre resultó perfecto.

Dándome un gusto en Ambrosía :demasiado necesario

Escapando del agobio laboral y del stress, nada mejor que un break gastronómico en la semana intensa. Este lugar es mi oasis preferido en medio de Santiasco, ya que no solo la cocina es excelente sino que el ambiente imperdible, sin el ruido de la ciudad y definitivamente singular.

Partí con un pisco sour y un ceviche de reineta al estilo Ambrosía. Cortes de aceitunas negras, rocotto, con los cubos de pescado con mucho limón y la presencia sutil de una mostaza dijon. Una delicia que saboreé largamente considerando que mi garganta lastimada por una maldita gripe estaba especialmente sensible a los ácidos y al picante.

Cómo es habitual, trajeron unos panecillos calientes con un pote con mantequilla con incrustaciones de tomate y cilantro, genial y bella combinación, con la cual atendí mis impulsos hambrientos mientras esperaba el resto de mi almuerzo.

Para los fondos, algo espectacular, una pasta gamberetti, unos tallarines delgados extraordinarios mezclados con crema y al pomodoro con camarones ecuatorianos y especias y adornado con buen queso. Una delicia que acompañé, contrario a mis costumbres, con una buena copa de chardonay (Casas Patronales) que quedó increíble!!. Solo con mi personal toque divergente de agregar cortes de pimienta fresca para intensificar los sabores, esta pasta realmente estaba maravillosa.

Como ya lo he dicho antes, la atención de los mozos en este sitio es maravillosa, te recuerdan y saben tus gustos, se adelantan en tus pedidos, lo cual debe ser uno de los placeres más increíbles que se pueden conseguir. Es un arte cómplice para provocar el placer total.

Como soy un golozo irremediable, para los postres elegí una tarta de berries con mascarpone, cortes de frutilla, arándanos y fisales (un fruto amazónico exquisito) con una rica crema, que disfruté junto a mi café negro de costumbre.

Ambrosía continúa siendo un referente notable en el centro de Santiasco.

Fomingo en Liguria : siempre salvador

Aunque hoy en día, la gran mayoría conoce que el Liguria es uno de los pocos sitios que se aventura a atender los domingos y con una cocina non stop, la verdad es que hace tiempo que no lo visitaba. La última vez fue muy tarde una noche del festival de jazz de Providencia y para disfrutar una delicia que bien saben cocinar aquí, me refiero a la mechada. Con la delicadeza de muchas horas de cocción lenta, es un imperdible de Santiasco.

Hoy, aún convalesciente de una terrible gripe, no tenía ánimo de cocinar así que tras una reponedora ducha, me dirigí al Liguria más cercano para pedir mi plato favorito, la mechada española con espaguetis y ricota al ciboulette. Previamente solicité mi acostumbrada agua mineral sin gas y elegí una botella de buen merlot. De la abundante carta, salió a la luz un Botalcura El Delirio reserva del 2006, un gran merlot para acompañar mi almuerzo.

Varias mesas ocupadas por la variopinta clientela, que va del familión con suegra incluida, grupos de amigos, parejas de personas mayores y el típico cincuentón con la mina silicona del momento. Me encanta el people watching, mi deporte favorito en este tipo de lugares, te permite aprender de la idiosincrasia chilena y confirmar cuanto mito popular existe en el orbe.

Una partida lenta, matizada por la inexperiencia del mozo (nuevo), pero que sorpresivamente, tras un solapado reclamo que le hice, se puso las pilas y me atendió como un rayo, con precisión y profesionalismo. Imagino que estaba cansado ya que era algo tarde, pero todo cliente se merece ser bien atendido y eso yo no lo perdono.

Tras este apacible almuerzo, bastante voyerista después de todo, me entusiasmé con probar algún nuevo postre y oh, bendición, si lo había, un helado de chocolate con licor araucano (ese licor mitológico de hierbas), que devoré con extraordinario placer.

Pocas personas reparan en la gran cantidad de elementos de decoración en las paredes del local, gran parte del material son fotos antiguas, pero hay una especial selección de iconos gráficos del los tiempos de la Unidad Popular, desde las fotos de Allende, pasando por el Ché, gráficas del canto nuevo, afiches de la CUT de esos tiempos, fotos de Tarzán (muy cierto!!) y otras tantas imágenes retro que se ven muy divertidas en el conjunto. A eso se añade la deliciosa música de piano, tocada por un músico ciego que lleva años aquí, y que constituye toda una revelación estética al combinar baladas francesas, chilenas y música del gran  Patricio Manns. Que rico momento!!

Con las penumbras tempranas del atardecer, salí en un estado de epifanía, satisfecho y con ganas de aprovechar gratamente las horas que quedaban del día. Aunque fuera fomingo!!

Liguria, siempre salva!!!

Almorzando en Pachamama : gran placer

Ha pasado un poco de tiempo desde mi última incursión a este rico sitio peruano. Sabía que si volvía tendría placeres especiales y hoy era un buen día para ello. Caminamos hasta el lugar, necesitaba caminar después de estar postrado un par de días con una gripe maldita que me quitó gran parte de mi energía. El sol y el ejercicio son una buena terapia para recuperarse y lo debía practicar.

El lugar muy lleno, me sorprende como la gente descubre los buenos sitios y me convence que el boca a boca claramente funciona, habiendo tanta oferta de comida peruana, no deja de ser sintomático que se llenen los mejores. Bien por la gastronomía!!

Conseguí con bastante rapidez una mesa (a pesar de todo) y partimos con unos pisco sours peruanos acompañando el ceviche de la semana. Interesante concepto, cada semana el chef inventa un ceviche para deleite de todos. Yo estaba entusiasmado con el último que probé, un ceviche tropical,  pero me dejé seducir por la oferta del momento, un ceciche de reineta, cebolla morada. calamares, camarones, palta, champiñones y todo lo que lleva un buen ceviche peruano. Exquisito.

Un poco urgidos por la inexperiencia del joven mozo, quien quería saber pronto cual era el pedido completo, terminamos por pedir un lenguado a lo macho (lenguado al vapor, con vino blanco y salsa criolla con mariscos y acompañados de arroz) y mi plato, una causa de atún con camarones al panko, una delicia acompañada con salsa de betarragas.

Pedimos un  especial pinot noir de Montes reserva 2009, que mantenido en su cubeta de agua y hielo fue una gran compañía para este rico almuerzo. Muy conversado y divertido, devoramos los ricos bocados de comida peruana que nos llenó de benditos placeres.

A la hora de los postres, yo me fui presuroso por un crocante de mango, mientras acompañábamos con buen café negro.

Estuvo muy rico, el Pachamama, es un gran lugar!!!

La gran ola : nuevo sitio de comida nikkei

Con menos de tres meses de existencia, este lindo lugar del barrio Condell que describí en cleta hace un tiempo, se presentó como una excelente opción en mi búsqueda marciana, es decir, búsqueda en martes de invierno juliano

Esperaba que estuviera lleno, pero me sorprendí con un local vacío, debo reconocer que hay limites culturales torpes y uno de ellos es suponer que si se aleja más allá de Bilbao, puede ser peligroso. A mi me gusta investigar y asumir riesgos, por lo que cruzar algunas lineas «rojas» me viene muy bien.

El local es estupendo, bonito diseño, extraordinaria música, buena atención y sobretodo es una opción que busca diferenciarse del resto y eso la hace power.

Mi cena partió en la terraza (tiene un excelente y acogedor comedor, pero hoy quería tener la libertad de fumar) con un rocoto sour (muy peruano) con un ceviche nikkei, nombre ampuloso para un ceviche que además del pescado del día posee unos deliciosos cortes de pulpo, calamares y camarones. Una combinación extasiante y en un tamaño muy adecuado para permitir seguir el disfrute con otro plato.

Un patio precioso, techado con lonas, con árboles frutales, unas lámparas japonesas maravillosas, lindas cortinas,  y acompañado de la exquisita música lounge que emerge de los parlantes. Me sentí a mis anchas, este lugar maneja con inteligencia los placeres.

Desocupado de mi exquisita entrada, me dispuse a gozar mi plato de fondo, un maki es decir, un Ebi huanca  Maki. Traducido para todos, un sushi a la peruana, camarón tempura con palta, cebollín y salsa huancaína (que rico). Todo lo cual acompañé con una botella de Leyda Pinot Noir 2010, un rico vino de la zona de San Antonio (gran terroir del pinot noir).

El piso de madera y las lámparas de papel, me recordaron la ópera de Madame Bovary de Flaubert, pero estoy seguro que ella no comió tan rico como yo esta noche. Igual, sentí el drama operático, al observar las conversaciones de mozos y cocineros en el local casi vacío. Imagino que a veces es tan difícil conseguir diferenciarse entre tanta oferta y la tendencia cómoda de los chilenos, la mayoría no se atreve a experimentar y hay tanto por conocer!!!

Después de mi riguroso café negro sin azúcar, me alejé del lugar y caminé a casa pensando que la gran mayoría se quedó en cada casa viendo TV, una lástima para el destino de esta santiasqueña ciudad.

Raúl Correa y Familia : rica cocina pero…

Obligado por las circunstancias, debí ir a un mall!!!

Bueno, no me ocurre tantas veces como para preocuparse, pero era la única forma de resolver diversos trámites que mi extensa jornada laboral impide atender. Así que al mal tiempo, buena cara.

He adquirido cierta destreza para incursionar en un mall por el tiempo mínimo, ya que me apesta de sobremanera la multitud consumista y la burda escena del feliz fin de semana, comprando y comiendo basura en familia. Como sea, logré resolver casi todos los temas que requería, pero tendría que esperar algo más de una hora para que uno de mis temas se concretara, por lo que la mejor decisión era almorzar.

Creo que he probado casi todos los restoranes «de verdad» en Parque Arauco (descarto los de comida rápida por cierto), pero en un ángulo de mi ojo apareció el conocido Raúl Correa & Familia y no pude resistir la tentación de probarlo. Esta sucursal del famoso restoran de comida chilena, bien merecía una visita.

El lugar bastante lleno, lo cual hacía notar el efervescencia de los mozos moviéndose de un lado a otro para atender a tantos comensales. No obstante ello, me recibieron bien y logré una mesa con rapidez. Sin embargo, tardó bastante para que alguien me preguntara por mi pedido. Como acostumbro, pedí una botella de agua mineral sin gas, mientras revisaba la carta. Si no me equivoco, fue el mismo Raúl Correa quien se me acercó a comentar que tenía ostras naturales, no de criadero, por lo cual tendrían toda la potencia y sabor real. Pese al interesante desafío, decidí rechazarlo ya que las ostras, en mi opinión, se comen de a dos y con un buen espumante.

Tuve que hacer esfuerzos para que el mozo se percatara que hace rato que había decidido mi pedido de almuerzo, lo que finalmente pude ordenar y de paso pedir la carta de vinos. Tras tres intentos, conseguí que llegara la carta de vinos y oh! decepción, dos vinos que elegí en la carta no estaban disponibles. Siempre pienso que no se debe  ofrecer lo que no hay, es muy desalentador. Finalmente, logré dar con la botella de vino que me serviría para acompañar mi selección de plato. Un filete apanado al merken con almendras, pasas y maní, que acompañé con papas salteadas al perejil. El vino finalmente elegido fue un merlot De Martino Legado reserva 2008.

Una larga espera, hasta que llegó mi plato. Por suerte los pancitos de cóctel calientes y un rico pebre además de la mantequilla me permitieron mantener a raya mis impulsos digestivos.

El plato exquisito, salvo que no tenía casi nada de sal y el salero en la mesa definitivamente era de un egoísmo extremo y debí pedir que lo cambiaran. Debo confesar que si no hubiera sido por el exquisito sabor del filete apanado, esta incursión habría sido un desastre.

Para añadir más detalles, pedí un postre (prefiero no recordarlo) y café, pero tras 15 largos minutos sin llegar, me pareció una falta de respeto que me tuvieran esperando y reclamé la cuenta. Por suerte estaba navegando en internet con el WiFi del lugar, lo que me permitió soportar la excesiva demora.

En resumen, buena cocina pero muy mal servicio, escaso conocimiento de los ritmos y baja capacidad de maniobra. Creo que borraré de mi lista de filetes este local (no basta un buen sabor, la experiencia completa es todo)

Confitería Torres Isidora : gran almuerzo

Hace ya un tiempo (casi dos años) que este tradicional restoran marcó presencia en un barrio elitista, pero igual bien rico. No había tenido ocasión de disfrutarlo y hoy se confabularon los astros para que eso fuera posible.

Como soy un asiduo del tradicional, clásico e imperdible local de Alameda, tengo muy claro cual es la marca e impronta del Torres, así que mi incursión tenía harto de comparación. Debo confesar que las réplicas no siempre son buenos representantes del local original, pero bien vale la pena intentar la comparación.

Me instalé en el comedor principal (ya que hay terraza y segundo piso), casi vacío por la hora, pero eso no es problema cuando se tiene la convicción del disfrute como norte. La verdad es que era bastante avanzada la tarde, pero yo tenía hambre y no iba a ir a cualquier sitio. Me instalé e la mesa que me pareció mejor y una señora moza, algo incrédula, se acercó a interrogarme. Como era obvio, salió con una orden de mineral sin gas para comenzar y la exigencia de la carta del lugar. Fue divertido el diálogo con ella, ya que poco acostumbrada a la precisión en los pedidos, se sorprendió con mi conocimiento del lugar (aunque no había estado antes aquí, pero vale ser asiduo de los otros locales del Torres).

Era un día frío, por lo que una buena crema de zapallo, marcaba el inicio de un almuerzo delicioso, Más tarde, me fui por un clásico del Torres, un filete al cilantro, filete a la plancha   macerado en oliva, especies, buen cilantro acompañado con un pastel de chuchoca a las finas hierbas. Delicioso!!!

Para un clásico como este, me permití una botella de petit verdot Santa Carolina barrica selection 2008 del valle de rapel, pieza única en la carta y que generó crisis complejas en la moza, quien pensó en un vino blanco, cuando no hay nada más tinto que un petit verdot. Divertido!!

Tras gozar este plato exquisito, comencé a pensar en postres y de la carta tradicional del Torres apareció ese delicioso volcán de chocolate, que he gozado en innumerables ocasiones y que se sumó a mis habituales placeres sin modificaciones. Un postre maravilloso!!

Para el cierre, por supuesto, un buen café negro y a continuar con la vida.

La comparación, finalmente, sitúa al lugar en Alameda al comienzo de la lista. ¿siempre será así?

Boulevard Lavaud : placeres inestimables

Hace harto tiempo que no volvía por este sitio delicioso y cada vez tenía más ganas de hacerlo. Hoy no pude resistir la tentación y haciendo una ruta inusual llegué caminando desde el centro hasta la Peluquería Francesa.

Bastante lleno el primer piso, por lo cual decidí que era un buen momento de probar el segundo piso (sector fumadores), que nunca en tantos años que voy a este lugar,  había visitado. Me encontré con un lugar delicioso, lleno de historias de fotos, pinturas y objetos, lleno de antigüedades y sobretodo de la increíble onda que este lugar produce. Un mozo que usa permanentemente el monsieur, «misié» finalmente y que además de hacerme gracia me hace sentir muy bien, ya que no solo sabe atender increíblemente bien sino que sabe de vinos como un experto. Da gusto ser atendido por un mozo profesional.

Ya instalado, pedí una botella de agua mineral como acostumbro para prepararme a disfrutar ricos sabores. La carta, en ese formato tan especial de pequeño diario de barrio, me entretuvo un buen rato mientras seleccionaba la combinación de platos que me haría gozar hoy.

Me tenté con rapidez con una Albacora del chef, un plato basado en un rico filete de albacora a la plancha con una reducción de soya y pesto de menta (una pequeña delicia gourmet con cebolla, pimientos y menta)  además de un puré de arvejas ahumadas y trocitos de tocino. Fantástico!!

Para este plato no podía pedir menos que una botella de Syrah Las Niñas reserva 2008, una delicia que estaba en la lista de buenos vinos que tiene el lugar.  Una combinación exquisita con mi plato de fondo, acompañada de la rica música antigua (ni tanto) pero buenondera.

Tras un disfrute lento, tan lento como es posible, me aproximé hacia los postres y en ese momento crucial, me pareció increible optar por la Bombe Richelieu, que gran nombre para un postre basado en un bombón  de chocolate relleno de crema de chocolate caliente y acompañado  de helado de vainilla, un  merengue italiano y bañado en deliciosa salsa de arándanos.

Para cerrar tan rico almuerzo, solicité la magnificencia de un french coffee, café expreso con coñac, vainilla y crema. Un punto de fuga exquisito para el clímax de un buen almuerzo en Santiasco.

La Peluquería Francesa sigue siendo un lugar excepcional!!

Cenando en La Bifería : delicioso placer

Hoy fue de esos días laborales intensos, excesivos y hasta olvidables, excepto que no me voy a permitir cerrar un día de esa forma. Era el momento preciso para ir por un buen disfrute.

Consultado mi estómago, iría por un buen corte de carne y me asaltó de inmediato la imagen de un pequeño lugar que ya había visitado y cuyo solo recuerdo, me hizo apurar el paso. Me refiero a La Bifería, el lugar del «to beef or not to beef», definitivamente ideal para esta noche.

Tratándose de una noche invernal, me instalé en el comedor al interior (normalmente me gusta la terraza) y ordené de inmediato un rico Kir Royale para prepararme. Mientras leía las últimas páginas del libro que me acompaña en estos días (La civilización inconsciente de John Ralston Saul), llegó la panera con trozos de pan y el pote con terrina y cebolla acaramelada, lo cual me agitó el hambre y tras una hojeada urgente a la carta, me quedé con un filete sellado acompañado de un puré con queso y rúcula, para lo cual además pedí una botella de un gran vino que encontré en la estupenda carta de vinos del lugar, un Cordillera de Miguel Torres, un bravo ensamblaje de carignan, merlot y syrah del año 2007. Extraordinario!!

Como la cocina es un poco lenta, fue una gran idea instalarme en una mesa con buena iluminación, ya que la lectura de mi libro me mantuvo paciente en la espera, además de los panecillos que estaban deliciosos. Cuando llegó mi plato, de solo mirarlo y olerlo, me encanté. Todos mis sentidos recogieron el placer de la cena, pues la buena música lounge acompañó cada bocado. La combinación con el vino quedó exquisita y la calidad de la carne, insuperable.

Es una gran experiencia comer en este sitio, incluso a pesar de la lentitud de la cocina porque lo que finalmente llega a la mesa es de una calidad sorprendente.

Volver a este restorán es casi una obligación, es un delicioso placer.