Intentando navegar este enero repleto de actividad cultural, reservé dos noches para disfrutar el festival de jazz de Providencia. Tuve que sacrificar la primera sesión, para ver una buena obra de teatro en el Santiago a Mil, pero nada me impediría gozar las siguientes jornadas.
La segunda jornada y primera de nuestra incursión, abrió el grupo Vana Gierig Trío con el extraordinario pianista Vana Gierig y el guitarrista austriaco Thomas Pfleger, una sesión redondita acompañados de un bajo y una batería.
Durante el corte, traté de encontrar a unos queridos amigos que saludé a la llegada y que perdí de vista, aunque igual me encontré con el gran Felipe Riveros. Así es que enfrentamos la segunda parte con el cuarteto estadounidense Reflections, en donde destaca con creces el vibrafonista Dave Samuels, un maestro de nivel mundial, acompañado por el notable saxofonista Oscar Feldman. Delicioso show!!
En la salida, fue el momento de juntarnos todos e ir a disfrutar un rato de conversación, mientras devorábamos unas ricas tapas en De la Ostia de Orrego Luco. Un tiempo delicioso con grandes amigos y una camarera muy divertida que nos hizo reír todo el rato.
La última noche sería una sorpresa total. Llegamos cuando comenzaba el turno de Frick & Helbock Dúo, los sonidos que se escuchaban no correspondían a nada típico. me contacté de inmediato con algunas curiosas sesiones de free jazz en mi querido Thelonious. El violín virtuoso de Frick y el loquísimo y al mismo tiempo virtuoso piano de Helbock, dieron vida a la mejor sesión de música libre que haya escuchado en estos 11 años de festival. manejando con soltura extrema la inclusión de sonidos electrónicos y un sentido extraordinario del sincronismo, fue la delicia de todos nosotros. David Helbock es un loco adorable, incluye percusiones, toca con los pies el piano, interviene las cuerdas del piano a su antojo y logra puras maravillas. Empatando a ese talento, Simon Frick usa samples, modifica a gusto el violín electrónico y ambos juegan con la música con una virtud asombrosa. lejos, lo mejor del festival!!!
Nuevamente nos encontramos con mis entrañables amigos y por cierto, quedó claro que iríamos al término del segundo grupo a disfrutar juntos un rato.
El siguiente grupo fue el canadiense Dave Young Quartet, con el virtuoso del contrabajo homónimo y que dio una gran vuelta por piezas magníficas de los estándares del jazz y algo más.
A la salida, nos fuimos a cumplir la promesa y tras buscar un rato, ya que era un tanto tarde, terminamos en el Red Phone Box, comiendo y bebiendo un poco mientras agotábamos la garganta en entretenidas conversaciones.
Es posible que el festival esté perdiendo glamour, pero me doy por complacido por haber disfrutado estas dos noches de música nocturna y amistad.