Con mucha anticipación compré las entradas para asistir a la carpa del increíble Cirque du Soleil en su tercera visita al país. Mi invitada especial, mi querida vieja, para quien planifiqué un gran regalo de disfrute que solo un espectáculo de este nivel puede entregar.
Una hora antes del comienzo, entramos a la carpa del Tapis Rouge, un sitio de ensueño en un ambiente extraordinario. Proyecciones en una enorme pantalla colgante, una suerte de lámpara gigante colgando en el centro de la carpa, que entregaba un hermoso efecto. Estatuas en tamaño natural de varios de los personajes de la obra se distribuían en el lindo lugar, mientras un sinfin de moz@s servían todo tipo de delicias como parte del cóctel de bievenida.
Una organización impecable, un desarrollado merchandising y la obsesión por los detalles en todo lo que hay, hacen que este preludio sea una experiencia fantástica. Minutos antes del inicio del espectáculo, avisan por parlantes que debemos pasar a nuestros asientos.
A la hora precisa, comienza el show. Es increíble observarlo sentado en segunda fila, es como estar adentro del escenario. Los artistas y atletas circenses son increíbles y a esa distancia se puede ver el temblor de los músculos de la muchacha que hace contorsiones sostenida solo con su brazo o bien esa lección de fortaleza física de la pareja que hace la «estatua», el prodigio de la continuidad del show, incansable, demoledor en su perfección.
Al intermedio, nuevamente nos fuimos a refugiar a la carpa del Tapis Rouge, para disfrutar otro cóctel, esta vez con delicias dulces, tomar aliento y compartir opiniones con mi vieja.
Volvemos. Otra hora más de espectáculo y sin poder creerlo se acaban dos horas y media de una performance maravillosa. Todavía me recuerdo el escalofriante vuelo de una hermosa atleta en un columpio a varios metros de altura, que valor y perfección!!!
Cirque du Soleil reinventó el circo, hace una síntesis de lo mejor de las habilidades circenses y lo transforma en una épica, una historia deliciosa que encanta a cualquier ser humano sin ninguna distinción.
Yo lo disfruté a tope y mi vieja mucho más. Maravilloso!!!