Recorrer restoranes peruanos es casi un hobby y hace tiempo que escuchaba de este local en Pedro de Valdivia, así que acepté la oferta de cenar allí.
El lugar estaba muy lleno, pero había un par de mesas, el problema es que los mozos parecía que no se daban cuenta. Tomé la iniciativa y me instalé en la mesa que elegí y comencé a llamar a los mozos, claramente sordos o definitivamente hastiados de trabajar. Debo reconocer que tengo poca paciencia para esperar en un restaurante, por lo que me armé de paciencia y tras un rato fui atendido.
La partida como de costumbre con un buen par de pisco sours y para acompañar me pareció interesante probar la versión del pulpo al olivo. Deliciosa!!
Ya concluida la entrada, otro esfuerzo para conseguir pedir los platos de fondo. Finalmente salió el pedido con una corvina Perú Magico, una corvina con un gratinado de queso mozarella, rellena de camarones, pulpo, jaiba y acompañada de un puré de papas al ají amarillo y un clásico lomo salteado, ambos platos excelentes y acompañados de un buena botella de vino.
Nada más que decir, el sabor notable, pero la experiencia mala, no me gustan los sitios con mal servicio.