Hace harto tiempo que no volvía por este sitio delicioso y cada vez tenía más ganas de hacerlo. Hoy no pude resistir la tentación y haciendo una ruta inusual llegué caminando desde el centro hasta la Peluquería Francesa.
Bastante lleno el primer piso, por lo cual decidí que era un buen momento de probar el segundo piso (sector fumadores), que nunca en tantos años que voy a este lugar, había visitado. Me encontré con un lugar delicioso, lleno de historias de fotos, pinturas y objetos, lleno de antigüedades y sobretodo de la increíble onda que este lugar produce. Un mozo que usa permanentemente el monsieur, «misié» finalmente y que además de hacerme gracia me hace sentir muy bien, ya que no solo sabe atender increíblemente bien sino que sabe de vinos como un experto. Da gusto ser atendido por un mozo profesional.
Ya instalado, pedí una botella de agua mineral como acostumbro para prepararme a disfrutar ricos sabores. La carta, en ese formato tan especial de pequeño diario de barrio, me entretuvo un buen rato mientras seleccionaba la combinación de platos que me haría gozar hoy.
Me tenté con rapidez con una Albacora del chef, un plato basado en un rico filete de albacora a la plancha con una reducción de soya y pesto de menta (una pequeña delicia gourmet con cebolla, pimientos y menta) además de un puré de arvejas ahumadas y trocitos de tocino. Fantástico!!
Para este plato no podía pedir menos que una botella de Syrah Las Niñas reserva 2008, una delicia que estaba en la lista de buenos vinos que tiene el lugar. Una combinación exquisita con mi plato de fondo, acompañada de la rica música antigua (ni tanto) pero buenondera.
Tras un disfrute lento, tan lento como es posible, me aproximé hacia los postres y en ese momento crucial, me pareció increible optar por la Bombe Richelieu, que gran nombre para un postre basado en un bombón de chocolate relleno de crema de chocolate caliente y acompañado de helado de vainilla, un merengue italiano y bañado en deliciosa salsa de arándanos.
Para cerrar tan rico almuerzo, solicité la magnificencia de un french coffee, café expreso con coñac, vainilla y crema. Un punto de fuga exquisito para el clímax de un buen almuerzo en Santiasco.
La Peluquería Francesa sigue siendo un lugar excepcional!!