Me encantan las construcciones de este creativo y notable arquitecto Luciano Kulczewski, que desparramó sus creaciones por el barrio Lastarria y Plaza Italia. Este lugar es un hotel boutique con 38 habitaciones y una terraza maravillosa además del restaurante del primer piso adonde llegué esta noche.
Extasiado por mucho tiempo por la belleza arquitectónica que tiene este edificio de los años 20 del siglo pasado, fue el primero que tuvo un ascensor en Santiasco lo que lo convierte en patrimonio nacional.
Con mi hambre característica que aparece inexcusable después de las 20 horas, pasaba cerca del lugar y decidí que ya era hora de disfrutarlo. Con apenas unos 3 meses desde que se inauguró, el restaurante ubicado en el primer piso del edificio era una tentación inevitable.
Partí por ubicarme en la mesa que me daba la mejor perspectiva del lugar, enfrentada a la barra iluminada. Un sour con albahaca para amenizar y una breve carta por revisar. Una oferta de platos del día que el chef ofrecía, o bien la opción de ensaladas, sandwiches y pizzas más estándar.
Definitivamente fui seducido por una pizza de jamón serrano, peras, cebolla caramelizada y aceitunas que acompañé con una botella Valle Secreto con cabernet sauvignon.
Fue un viaje al placer en solitario pero acompañado de exquisita música y la hermosa estética del lugar. Claramente volveré para disfrutar más este nuevo sitio.