El equipo de artistas que componen la Ópera de Beijing de Tianjin fue la mejor excusa para ir a conocer el Teatro Municipal de Las Condes y de paso disfrutar algo único. A mi llegada el teatro completamente lleno, afortunadamente compré la entrada con adelanto. Es un sitio de mediana capacidad, menos de 1000 posiciones, pero debe reconocerse que hubo un buen diseño no solo en acústica sino en conseguir que desde cualquier posición tienes una buena vista.
El grupo formado en 1984 tiene una larga y premiada carrera con una composición de artistas formados desde niños en la rigurosa disciplina atlética y artística que supone practicar la ópera china. En esta presentación veríamos tres extractos de ópera tradicional china, En la encrucijada, La salida de Zhaojun y el magnífico Robo de la hierba inmortal.
Con un pequeño atraso de 10 minutos, los característicos sonidos de los instrumentos chinos dieron paso a un escenario prácticamente vacío, solo una pequeña mesa roja en el centro y un artista que en pocos minutos consigue la admiración de todos por su despliegue atlético. Se trata del dueño de una posada en donde se ha escondido un general que huye. El segundo actor, que representa a otro general que sigue al primero para protegerle, hace una danza increíble en solitario, hasta que negocia con el dueño de la posada el quedarse por la noche. Durante esa noche, en la oscuridad total (todo esto lo se porque en la parte superior del escenario hay una pantalla con la traducción de los diálogos y al comienzo un resumen situacional), se enfrentan en un duelo con espadas, pero sobre todo de agilidad, precisión, gimnasia e incluso humor. Finalmente, se aclara todo el enredo (final feliz) cuando llega el general en fuga y la esposa del posadero ilumina el lugar. Maravillosa obra!!
El segundo fragmento relata el viaje que debe emprender la más hermosa de las concubinas del emperador para casarse forzadamente con el rey huno. Es una obra llena de talento actoral y de la maravillosa voz de la actriz. Los textos son profundamente poéticos y de gran nostalgia. Los sonidos de la voz de la chica, provocan que una guagua que alguien llevó a la sala, decidiera imitarla, casi hablaban entre ellas. De lo más divertido a pesar del desatino de quien lleva un bebé a una obra como ésta.
La tercera parte, fue quizás lo mejor. En este caso, la chica mostró que no solamente era bella, con una voz increíble sino que una verdadera atleta. Ella representaba la reencarnación de una serpiente que viaja a una montaña sagrada en donde se encontraba una hierba de la inmortalidad que requería para salvar a su marido de la muerte. Pero esa hierba estaba custodiada por una grulla y un ciervo además de varios guardias. Las sucesivas batallas de la mujer con cada guardia y luego con todos a la vez fue una sorprendente danza de habilidades sobrehumanas, la armonía de todos los artistas en movimiento, los cantos, el uso de espadas y lanzas, en una multitud de coreografías nos dejaron a todos sin aliento. Deliciosos talentos y bellísimos trajes.
En la despedida atronadores aplausos a todos los actores y a la banda de seis músicos que tocaron vivo. No había tenido la oportunidad de ver una ópera de beijing y desde ya me declaro fanático. Es demasiado hermosa.