Paseo dominguero : disfrutes inolvidables

Esta mañana de domingo saqué mi maravillosa cleta para recorrer 2 veces la exquisita ciclovía temporal que hay en las comunas de Santiago, Providencia y Las Condes. Viajé hacia el poniente hasta el Museo de la Memoria, luego enfilé hacia Providencia hasta llegar a Américo Vespucio y regresé a mi hogar con unas decenas de kilómetros de recorrido.

Mi partner llegó tras mi reconfortadora ducha y nos fuimos a caminar hacia el cerro Santa Lucía, más de 30 años que no hacía esto (aunque hace algunos años había ido al Palacio Hidalgo). Un paseo exquisito que me alegró de haber aceptado.

Algo cansados, partimos a disfrutar un aperitivo al Castillo Forestal, ese exquisito sitio que ya visité tiempo atrás. Un jugo de naranjas y una limonada de albahaca fueron el inicio, luego un quiché de 3 quesos y otro de espinacas y queso de cabra fueron un aperitivo excelente.

Seguimos caminando y decidimos disfrutar el Nolita, sitio que ya hemos probado completamente. Partimos con agua mineral y una copa de espumante para mí. Para los fondos, panzzotti para ella y ravioles mediterráneos para mí, una maravilla acompañada con un ensamblaje Botalcura El Delirio.

Para los postres, nada mejor que un caramel de maracuyá y un ciocolatino, además de los cafés negros infaltables.

 

Nueva cena en Nolita Lastarria : impecable experiencia

Salir a cenar en un buen lugar sigue siendo uno de mis placeres irrenunciables al menos 2 veces por semana. Sin embargo, debo confesar que en este periodo ha sido mucho más frecuente visitando varias veces el rico Olan, La Bifería, El Ancla y el Zocca. Bueno, esta noche los pasos fueron directo al Nolita, un lugar del cual solo tengo sabrosos recuerdos.

Llegamos bastante tarde tras una noche de buen teatro, lo cual nos beneficia con mayor disponibilidad de mesas. Una ágil maniobra del mozo y ya estábamos sentados y con la carta en las manos. Partimos con una entrada compartida de salmón ahumado relleno de ricota, mientras un agua mineral apoyaba a mi partner yo disfrutaba una fresca copa de espumante.

La temperatura muy agradable a pesar del frío que existía en el exterior, nos permitió una agradable conversación en la tranquilidad que se respira en este lugar. Seleccionamos nuestros fondos saboreando mentalmente como sería la grilla de pescados y mariscos que decidimos compartir acompañados de una fresca botella de pinot noir William Cole. Una sorpresa deliciosa de sabor y calidez que disfrutamos lentamente.

Para los postres, exigí esa maravilla que es el ciocolatino, mi postre favorito desde hace un buen rato y que a mi partner fascinó. Del éxtasis dulce pasamos al buen café negro, rito que cierra esta experiencia.

 

Disfrutando exquisiteces en Nolita

Un día muy atareado generalmente me trae como consecuencia un hambre atroz, pero no cualquiera sino de sabores intensos y únicos. Para un objetivo tan disfrutable, sabía que estaba el Nolita que no solo es rico sino que atienden espectacular y rara vez está lleno por lo que puedo ir sin reserva.

Una botella de agua mineral para refrescarme y mis ojos recorren la carta en busca del primer sabor. Allí encuentro un plato que ya había probado y que no dejaba dudas que era mi gran comienzo. Me refiero a los rollitos de salmón ahumado rellenos de ricota. Deliciosos!!

Para el fondo, me decidí por un panzzotti rellenos con queso de cabra adornados con aceitunas, cebolla caramelizada y abundante crema. Tremendo plato que acompañé con un fantástico carmenere reserva de Chocalán. Una maravilla!!

Con todo el placer vivido, igual consideré que me merecía un postre de campeonato y ese de todas formas es el ciocolatino, un postre que nadie querría que acabase. Éxtasis!!!

Por cierto, un buen café negro y a caminar un rato por puro disfrute.

Un domingo primaveral muy disfrutado

Un paseo a la montaña hasta más allá de los 3.100 metros de altura me llevaría este día a disfrutar el llegar al Refugio Plantat, un sitio que he visitado por años con mi querido Club Los Malayos. Como siempre, la compañía de gente deliciosa, conversaciones inolvidables con muchos malayos con los que he compartido por años y otros que vengo conociendo. Nada se compara con estos momentos de montaña, momentos en que no hay diferencias artificiales de ningún tipo y en donde solo nos ponemos al servicio de disfrutar el momento. El aquí y el ahora no se pueden conjugar mejor que en estas incursiones en la maravillosa naturaleza que nos circunda.

De regreso desde el Cajón del Maipo, me bajé a medio camino para visitar a mi madre, un momento singular ya que es primera vez en muchos años que ella me ve, vestido como montañista. Puede sonar ridículo, pero para ella era un misterio que diablos hacía y cómo lo hacía cuando le comentaba que me iba al cerro a disfrutar. Misión cumplida, ahora sabe que de verdad lo paso muy bien.

De regreso a mi hogar, el ritual de desarmar la mochila y ducharme lentamente para estar en condiciones de disfrutar placeres ciudadanos. En esta ocasión, mis pasos se dirigieron al Nolita en el barrio Lastarria.

Instalado en el lugar, junto con el menú, llegaron el baguette crujiente y caliente y un pote de mantequilla. Elegí unos rollitos de salmón y ricota en jardin verde junto a mi copa kir royale para iniciar el disfrute gastronómico.

Posteriormente la copa de  merlot fue una gran compañía para ese increíble panzotti, pasta rellena con queso de cabra, cortes de aceituna, abundante crema, parmesano y cebolla caramelizada que fue mi afortunada selección del día.

Un tardío y fantástico almuerzo para celebrar un día delicioso, que solo concluyó después de mi ansiado café negro.

 

Cenando en Nolita : una experiencia exquisita

Desde agosto que no regresaba a este rico y ecléctico  lugar del boulevard  Lastarria 70, pero ya era hora de regresar. Por tratarse de un día de semana en que pocos salen a cenar, no hice reserva y corrí el riesgo. Estuvo bien, había espacio y precisamente en la terraza, algo que me gusta especialmente en estos días y noches calurosas.

Cómo es habitual en este sitio, inmediatamente pedimos dos copas de espumante, el aperitivo por antonomasia y comenzamos a revisar la interesante carta para buscar algo novedoso. Mi acompañante seleccionó un Tortelloni Nolita, esto es, un tortelloni relleno con ricotta batida huevo pochado junto a una  suave salsa de crema y vino blanco con aromas a laurel. En cambio, yo preferí el Lechon mediterráneo compuesto por medallomes de lechón en cocción lenta con salsa de tomates,  aceitunas, pimentón rojo, zapallito italiano, cebollas, berenjenas y trozos de papas aderezado con aceite de olivas y tomillo. Unos platos fantásticos y que además preparan en un tiempo increíblemente breve.

Para acompañar nuestros platos, elegí de la carta de vinos un Toro de Piedra. un ensamblaje de Syrah y Caberbet Sauvignon, delicioso!!. Una cena impecable que disfrutamos lentamente bajo las estrellas.

Para los postres Caramel  y un Ciocolatino, además del café negro de siempre. El Nolita es una apuesta segura!!.

Nolita de Lastarria : una apertura largamente esperada

Debe haber pasado un año y medio desde que vi este local y el anuncio que sería una sucursal del rico Nolita. Hace muy pocos días abrió sus puertas y esta noche era ideal para ir a probarlo.

Un sitio con un trabajo de diseño de interiores muy ecléctico pero al mismo tiempo atractivo y espacioso. Sin conocer aún la carta, nos entusiasmamos con unas copas de sauvignon blanc, un delicioso aperitivo para esta noche.

Esta era una noche propicia para consumir pastas y la elección fue fantástica, Panzzotti relleno con queso de cabra con una salsa de aceitunas, cebollas confitadas y queso parmesano y Linguinni Putanesca (salsa pomodoro, anchoas, alcaparras, ajo y aceite de olivas), ambos platos acompañados de un notable merlot Santa Ema Reserva 2009 que elegí de una extensa carta de vinos.

La tentación pudo más y solicitamos unos buenos postres, un chocolatino (timbal de chocolate belga) y un caramelo de maracuyá, los cuales junto a las tazas de café bien negro, cerraron esta primera y deliciosa  incursión al nuevo restaurante del barrio.