Una noche estival deliciosa, conversaciones pendientes y hambre, dan la combinación perfecta para ir a comer algo rico a un buen sitio.
La selección del Minga fue rápida y la atención también, pues apenas ubicados en la terraza (estupendamente ampliada desde hace un tiempo) y ya habíamos elegido una pizza puttanesca. Las pizzas a la piedra son la especialidad del lugar y nay forma de equivocarse. De la carta de vinos, extraje un exquisito malbec gran reserva 2007 de Chamán, todo un acierto.
Como la conversación abundaba, fue necesario incluir otra pizza al disfrute, esta vez una Calabresa, con esa combinación de queso de cabra y rúcula que me fascina.
Está muy rico el Minga!!!