Desperté a sobresaltos, primero porque no sabía que día era y luego porque tampoco me ubicaba en la hora del día. Resultaba que era domingo y llovía intensamente, lo cual no coincidía con mis planes, que era un rico paseo en cleta por la ciudad aprovechando el aire limpio y la frescura del aire post lluvia.
Avance cual zombie hacia mi cuarto de baño para tomar una ducha bien caliente y salir del sopor. Condición que afortunadamente también implica que comienzo a usar las neuronas que quedan activas en mi cabeza. Estaba claro que no podría andar en cleta, la lluvia era abundante y la temperatura poco propicia.
Cambié el plan, decidí que desayunar en algún sitio distinto a mi departamento era buena idea. Salí con rumbo al barrio Lastarria. Me acerqué al rico sitio del Café del Museo en la Plaza del Mulato Gil para disfrutar un jugo de piñas, si bien estaba frío, los carbohidratos generosos de esta fruta me llenaron de energía y tras revisar la oferta de arte del MAVI, con la delicia de Roser Bru, me fui a caminar por el Parque Forestal con rumbo al Museo de Bellas Artes.
El MNBA estaba muy vacío, al igual que las calles, ya que esta ciudad no tiene vocación de invierno, pero aproveché muy bien la delicia de las esculturas de Nicanor Plaza, el precursor de la disciplina clásica en Chile y que complementé muy bien con el contrapunto transgresor de Gonzalo Mezza en el zócalo del edificio. La escultura como desafío de representación de la realidad corporal versus el imaginario digital del arte infinito de la red.
Luego seguí con el krrtrekking rumbo al MAC para disfrutar el imaginario persistente de la talentosa grabadora Dinora Doudtchiitzky y la fortaleza visual de Venturelli, ambos artistas ilustres y con fundadas razones para perdurar en el tiempo.
Ya hambriento, recorrí solitario el barrio Bellas Artes y me acerqué hacia adonde podría existir un restaurante visitable. Terminé almorzando en el Mulato, también vacío lugar, salvo por unas parejas brasileñas. Agua mineral para comenzar, un plato de corvina sobre una base de limòn con rissoto de albahaca y chips de champiñones y que acompañé con un pinot noir William Cole. Delicioso!!
Para los postres, nada mejor que un cheescake de queso de cabra decorado con berries (originalmente era un carpaccio de higos y membrillo) más un café negro como de costumbre.
Rico krrtrekking dominguero!!!