Con menos de tres meses de existencia, este lindo lugar del barrio Condell que describí en cleta hace un tiempo, se presentó como una excelente opción en mi búsqueda marciana, es decir, búsqueda en martes de invierno juliano
Esperaba que estuviera lleno, pero me sorprendí con un local vacío, debo reconocer que hay limites culturales torpes y uno de ellos es suponer que si se aleja más allá de Bilbao, puede ser peligroso. A mi me gusta investigar y asumir riesgos, por lo que cruzar algunas lineas «rojas» me viene muy bien.
El local es estupendo, bonito diseño, extraordinaria música, buena atención y sobretodo es una opción que busca diferenciarse del resto y eso la hace power.
Mi cena partió en la terraza (tiene un excelente y acogedor comedor, pero hoy quería tener la libertad de fumar) con un rocoto sour (muy peruano) con un ceviche nikkei, nombre ampuloso para un ceviche que además del pescado del día posee unos deliciosos cortes de pulpo, calamares y camarones. Una combinación extasiante y en un tamaño muy adecuado para permitir seguir el disfrute con otro plato.
Un patio precioso, techado con lonas, con árboles frutales, unas lámparas japonesas maravillosas, lindas cortinas, y acompañado de la exquisita música lounge que emerge de los parlantes. Me sentí a mis anchas, este lugar maneja con inteligencia los placeres.
Desocupado de mi exquisita entrada, me dispuse a gozar mi plato de fondo, un maki es decir, un Ebi huanca Maki. Traducido para todos, un sushi a la peruana, camarón tempura con palta, cebollín y salsa huancaína (que rico). Todo lo cual acompañé con una botella de Leyda Pinot Noir 2010, un rico vino de la zona de San Antonio (gran terroir del pinot noir).
El piso de madera y las lámparas de papel, me recordaron la ópera de Madame Bovary de Flaubert, pero estoy seguro que ella no comió tan rico como yo esta noche. Igual, sentí el drama operático, al observar las conversaciones de mozos y cocineros en el local casi vacío. Imagino que a veces es tan difícil conseguir diferenciarse entre tanta oferta y la tendencia cómoda de los chilenos, la mayoría no se atreve a experimentar y hay tanto por conocer!!!
Después de mi riguroso café negro sin azúcar, me alejé del lugar y caminé a casa pensando que la gran mayoría se quedó en cada casa viendo TV, una lástima para el destino de esta santiasqueña ciudad.