Este último tiempo en mi trabajo se ha visto aumentar la frecuencia de las despedidas. No solo los que dejan la empresa por diversas razones sino los que son reubicados por distintas o parecidas justificaciones. Así llegué al lo que era un antiguo convento en la plaza Los Sacramentinos, para encontrar una versión re-editada del restaurante nómade La Jardin, un sitio memorable en mis experiencias anteriores.
Como el formato del evento era más parecido a un happy hour, fuimos pidiendo distintos appetizers mientras consumiamos las graciosas y afortunadas combinaciones de tragos de la casa.
Entre otros, pedimos un rico ceviche de reineta y mariscos con leche de tigre para ponernos en onda, un increíble pan de campo, un amasado gigante relleno de queso derretido, una pizza de carne mechada, palta y queso azul llamada Caupolicán, una entrada de pulpo grillado (con papas confitadas, dulce de membrillo y vinagreta de pimentón) y otras pizzas Minotauro, Normandie y Diana. Todo delicioso y de lo cual no quedó vestigio en esas horas de disfrutes. Especial mención tragos de la casa con nombres especiales como elevator, mortal kombat y otros que ya olvidé.
Delicioso lugar que espero visitar nuevamente, en forma ideal entrando por los Juegos Diana para llegar a comer y descansar en La Diana.