Hace varios meses que no regresaba a este interesante restaurante en Patio Bellavista y me pareció oportuno avanzar en el conocimiento de su carta además de aprovechar su rica terraza en días extremadamente calurosos como los últimos.
Instalado en la terraza, una amable chica me acercó la carta y recibió mi habitual pedido de agua mineral. En la carta me llamó la atención un appetizer llamado calugas de queso de cabra. Imaginé cualquier cosa pero por atrevido no me quedo, sin embargo, fui sorprendido con una vasija de cobre conteniendo en envoltorios de papel mantequilla unas calugas calientes. Al desenvolver y probar la primera, quedé extasiado con el sabor de un rollito de queso de cabra derretido al interior de un jamón serrano. Exquisito!!!!
Tras devorar las calugas y conseguir que llegara una cubeta con agua y hielo para enfriar un poco la botella del ensamblaje que pedí, apareció mi segunda sorpresa. Mi plato de fondo era un strudel de cordero. Suena extraño, pero es una masa de strudel salada rellena con carne de cordero, verduras y especias. Simplemente, maravilloso.
Extasiado con mi deliciosa cena no quise siquiera postre, solo un café negro por ritual.