Cambiando el foco para este 2018

Ya han pasado hartos años de disfrutes, colores, sabores, lugares y un gran espectro de opciones que he querido compartir, no tanto para otros sino para poder recordarlos y sentir de alguna manera el placer de lo vivido.

He estado los meses que ya van del 2018 pensando en donde focalizar la energía y las ganas de escribir. De paso comentar que junto a mi partner pudimos ver una buena selección de obras de teatro y danza en el Santiago a Mil, que como siempre repleta enero de opciones artísticas disfrutables. Así, desfilaron ante nuestros ojos, Die Odyssee, King Size, Natale in casa Cupiello, Locutorio, Tragedia y Comedia Latinoamericana, Próximo, El Hotel, El futuro de los hipopótamos, Frame of mind/Lux Tenebris, Democracia y La desobediencia de Marte. Desconozco si mis sensaciones devienen de mí mismo o de algo que es distinto en lo que ofreció este gran festival pues quedé con la idea que pudo ser una eventual búsqueda de sofisticación de parte de los organizadores o bien que no estaba en mi momento más lúcido, ya que varias obras me resultaron ininteligibles (sin desagrado), pero fue muy raro.

Solo me queda mencionar que La Desobediencia de Marte me pareció suprema, que las dos larguísimas obras de Felipe Hirsch (Democracia y Tragedia y Comedia Latinoamericana) pudieron ser más breves sin perder su contundencia y originalidad, que las danzas de Frame of mind/Lux Tenebris fueron extraordinarias, que me resultó grotesca como la verdad El Hotel, la sorpresa situacional de Próximo y la potencia del guión de Locutorio y así yendo hacia atrás en mis recuerdos, llegar a Die Odyssee, absolutamente genial.

Este año definitivamente ha sido sin jazz en vivo, pero completamente necesario para moderar mi bohemia (siempre disfrutable, a veces algo tóxica), pero he recuperado mi obsesión por la lectura y esas horas las he disfrutado con una larga lista de temas diversos, desde compilaciones deliciosas de graffiteros, exquisitas revistas de diseño, pasando por los libros de Yuval Noah Harari definitivamente sorprendentes, El Gen de Siddhartha Mukherjee que me puso sorpresivamente al día en lo que se sabe y hace en genética hoy en día, la claridad cruel de Slavoj Zizek en La Permanencia en lo Negativo, lograr terminar por fin el tremendo 1Q84 de Haruki Murakami (solo fue un año) y un sinnúmero de artículos que rescato de feedly.com con todo lo que me interesa. También ha sido un año silencioso en cuanto a crónicas de restaurantes nuevos, pues cada vez encuentro menos y termino acudiendo a muchos de mis preferidos que sostienen su buena calidad y me aportan una variedad destacada de sabores y placeres. No obstante, debo destacar un par de lugares que merecen una recomendación. Me refiero al restaurante de comida asiática Bambudda en pleno centro de Santiago y al rico P.F.Chang’s en Isidora Goyenechea. El primero debe ser uno de los mejores lugares que he visitado para disfrutar comida de distintos países del Asia, recomendable de todas formas no solo por el sabor y calidad sino por su buen y amable servicio. El segundo lo destaco por las buenas combinaciones, de hecho, me veo obligado a sugerir esta combinación partiendo por unos buenos y secos  Kir Royale acompañando una entrada Dynamite shrimp, seguida de los platos Beef with brócoli carne al ajo, jengibre, cebollín  junto al Pepper steak, un buen trozo de res al wok con pimentones rojos y verdes, cebolla, ajo y algo de  pimienta negra, Servido y bien acompañado de un carmenere reserva Casas del Bosque. Una delicia repetible. En todo caso doy por descontado que todos conocen el Juan y Medio en Plaza Brasil y Las Vacas Gordas muy cerca de ahí.

También quiero poner en el lugar merecido un par de recitales electrónicos imperdibles, del gran Bonobo y el «por fin realizado» recital de Jean Michel Jarre. Sigo creyendo que la creatividad mezclada con electrónica tienen universos de exploración sensorial inacabables y deliciosos.

Sin embargo lo que más rescato de este largo periodo  ha sido mi afán de hacer crecer mi colección de graffitis, los cuales mes a mes dejo registro en www.krrtrekking.cl. La explicación es curiosa o quizás mágica.

Por esas cosas extrañas  del destino, mi lugar de trabajo se trasladó al poniente de santiago, lo cual me puso en contacto directo con la enorme producción de graffitis de los viejos y lindos barrios Yungay, Brasil, Matucana y Quinta Normal. Este acto involuntario me puso en el núcleo creativo del graffiti y cada vez que mi tiempo lo permite, doy vueltas por esas calles rescatando el hermoso y generoso arte callejero.

 

 

 

Krrtrekking V&V : delicias en el puerto

Un lúdico  paseo por Valparaíso y Viña del Mar (V&V) que inventé el 2001 y que repito de vez en cuando. La verdad es que cada vez es demasiado distinto, pues siempre hay nuevos lugares que visitar y algunas pérdidas que lamentar.

Aprovechando el fin de semana largo, me organicé una deliciosa jornada que comenzaría temprano abordando un bus que me dejara cerca del mediodía en Valparaíso. Un viaje en que aproveché de terminar un buen libro, After Dark de Haruki Murakami. Cada vez me gustan más los autores japoneses, son una revelación.

Bajando del bus me dirigí caminando hacia el cerro Bellavista en búsqueda de algún rico restoran. Tras muchas vueltas, noté que habían varios cerrados, pero el siempre bien posicionado Gato Tuerto me brindó la oportunidad de un buen almuerzo en privilegiada ubicación para mirar y fotografiar el puerto. Un delicioso mahi-mahi sobre couscous con garbanzos y pasas rubias, algo de salsa picante, alfalfa y especias. Acompañé con una botella de Pinot Noir William Cole 2009 que estaba fantástica. Desde el balcón, pude tomar algunas fotografías al barco Cerro Alegre encallado tras el último temporal en el puerto. Para los postres, nada mejor que un Kulfi de chirimoya. Delicioso!!

Caminando me fui a instalar a mi hotel, el Manoir Atkinson, un hotel boutique maravilloso que bien merece un premio por puro placer. Salí con ganas de una cerveza y pasé al Brixton, pero a los 10 minutos de espera me fui, no tengo paciencia para los lugares que atienden mal. Debo destacar que se cumple mi máxima, segundas oportunidades, segundos problemas, el Brixton siempre ha atendido mal. En todo caso, no hay problema, hay tantos lugares deliciosos en Valparaíso que es solo anécdota.

Tras muchos paseos y fotografías de grafittis, una pasión personal, llegué al Abtao, un restorán precioso. Lindos muebles y sillas de buen diseño, un pequeño pero delicioso bar con un piso de madera definitivamente lujoso. Una copa de espumante (champaña brut) fue un buen comienzo mientras revisaba una carta llerna de pastas, risottos, ensaladas, carnes y pescados. Me decidí por un risotto Abtao, locos, camarones ecuatorianos, queso parmesano, cilantro, champignones con vino blanco. Acompañé con un pinot noir Morandé Terrarum delicioso. La carta dxe vinosx era excelente, la música soul y ambient deliciosa incluyendo voces exquisitas como Sade. Lindo lugar, rojo y negro en paredes y manteles, el lugar cuenta con varios salones muy bien preparados. Para los postres, un suspiro limeño de arándanos con limón y albahaca, maravilloso!!!

Siguiendo mi instinto terminé visitando un lugar que no me traía buenos recuerdos en la atención, pero si me encantaba la compañía de ese entonces, el Poblenou, una prueba de fuego. La música electrónica exquisita y continua, acompañó ese mojito reflexivo y lleno de nostalgia.

Un lugar exquisito, declaradamente orgánico, es el Epif. Me disfruté un trago con frutas fresco y delicioso, mientras escuchaba la buena música del sitio.

El desayuno en el hotel, una maravilla, sentado en el pequeño comedor como si fuera mi casa, encontré el plato de frutas trozadas, el jugo de naranjas recién exprimidas, el rico café con leche y el jamón y queso necesario para sentir placer. Tras esa maravilla, me fui a tomar el metro y me dispuse a pasear hasta Limache. Un pueblo tan tranquilo que sus propios habitantes se sorprenden de ser visitados, es una tranquilidad que abisma y al mismo tiempo intranquiliza la mente.

Buscando un rico lugar para almorzar, encontré Sabor y Color, una casa preciosa y una ambientación precisa para restoran y cafetería. Partí con un pisco sour de manzana y albahaca. Luego una ensalada de quinoa, con palta, pimiento rojo, con una base de lechuga y aceitunas negras para abundar en una corvinilla rellena de camarones con una salsa de menta y limón. El vino, un pinot noir Céfiro reserva 2009, una maravilla. Música folcklorica elegante y permanente, una delicia para tanto extranjero visitante en el lugar. La casa es hermosa, con colores vivos y una decoración sencilla y oportuna.

Saltándome algunos lugares, les comento que llegué al Café Irlandés, que presenta una selección de cervezas extraordinaria. Elegí una Brueguel Amber Ale de 5.7° genial, mientras observaba el lugar, onda antro, con buena música ochentera, marillion, culture club y muchos más.

Una cena rica tenía que ser en Le Filou de Montpellier, mi restorán francés en los cerros de Valparaíso. Pedí un filete de avestruz grillado al roquefort (ohhhhhh, que rico es), mientras tanto disfruté su pate de foie y trocitos de pan. El vino, infaltable en una buena cena, fue un Chateau Los Boldos cabernet sauvignon y syrah, Momentos del 2008, una delicia. La música pop francesa dió el toque ambiental perfecto a esta experiencia. El plato fue más allá de mis pretensiones, un couscous con almendras y pasas, un salteado de verduras y los trozos de avestruz en la salsa de roquefort, me extasiaron al límite. Ante tanto placer, para los postres me la jugué por un mousse de chocolate a la naranja (creme brulée al fin y al cabo). Qué rica cena!!!

El desayuno en el lugar adecuado, el Café del Poeta, con jugo de maracuyá, un sandwich de ave palta mientras escucho a Lorenna McKennit, tranquilo. Aquí decidí cambiar a Viña del Mar, segunda parte del krrtrekking V&V.

El Enjoy del Mar es un sitio de Viña que me gusta y no me traicionó.  Un congrio al sartén con mantequilla perfumada y salsa de locos sobre tomates maduros con albahaca y menta, acompañado de puré de papas al olivo y endivias grilladas con miel. Una delicia que se disfruta con esa tremenda vista del mar que tienen las terrazas de este lugar.

Un postre de delicias de mouse de limón casero sobre salsa de butter de nuez, grissini de chocolate amargo y vino con frambuesa. Algo definitivamente delicioso!!!

Como me gusta V&V, aunque debo reconocer que me gustaba más con mi único amor.

Disfrutando Iquique : exquisitas micro-vacaciones

Hace ya muchos años que no salgo en verano de vacaciones y he ido practicando una fórmula de pequeñas dosis de vacaciones durante todo el año. Este formato me permite viajar y disfrutar muchos lugares en pequeñas porciones, pero no menos deliciosas.

Para el mes de mayo, mi opción planificada meses atrás fue Iquique, ciudad que no visitaba hace más de 10 años y que bien merecía ser revisitada.

Tras un atrasado vuelo de LAN, un transfer oportuno, me encontré con mi reserva de hotel enfrente de la playa Brava, la cual hace mucho mérito para llamarse así (vaya olas!!). Un bonito cuarto en el Holiday Inn Express, guardar mi mochila y salir a caminar!!!.

Por el horario, mi estómago comenzó a reclamar un buen comienzo de vacaciones, así que mis pasos me llevaron hacia un restoran en la Península de Cavancha llamado Cantaba la Rana. Lindo lugar y rápido servicio. A mi habitual botella de agua, añadí pronto un delicioso congrio Neruda, un plato enorme con unos filetes de congrio frito acompañados de  papas a la huancaína y ensalada chilena. Una mezcla de Chile con Perú, por cierto virtuosa. Mi exquisito almuerzo se completó con una botella de buen vino y la rica música chillout, las que fueron mi mejor compañía en la soledad del salón.

Ya en marcha nuevamente, enfrenté un recorrido por toda la costa de playa Cavancha para llegar al casco histórico de Iquique. La calle principal llena de preciosas casas de roble y pino oregón muy coloreadas, se recorren caminando sobre una plataforma de madera al igual que la existente en la playa. Es muy especial la sensación de ciudad antigua y lo pintoresco de las bellas construcciones.

Por la hora, quedaban pocas opciones de museos abiertas así es que raudo ingresé al  museo de modelismo naval, un aporte cultural de una minera. Interesante, aunque no me trastorna el tema.

Ya iniciado el atardecer ingresé a un restopub llamado Ronny Tequila, animado sitio en el cual practiqué «people watching» mientras bebía un trago. Ya de noche, inicié el retorno al hotel caminando nuevamente por la playa, sientiendo la brisa y ese sonido tremendo de las gigantescas olas besando con furia la arena.

De regreso en el hotel, decidí descansar un rato viendo una película y luego, a conocer Iquique de noche. Llegué por instinto al Runas Pub, un lugar que al cabo de una hora descubrí que era muy taquillero, pues se llenó. Pedí un mojito y un sandwich  Olaf, un tremendo sandwich con palta, filete, queso y una montaña de papas fritas, que me dió exquisita guerra, pues estaba delicioso. La música excelente, pues además de un largo compilado de Coldplay tocaron mucho brit pop.

Al día siguiente, una fugaz visita a la Zofri para ver la actividad febril del lugar antes de la apertura del mall que ocurre pasadas las 11 horas. Me interesaba más la perspectiva antropológica y de hecho, me di cuenta que hay más peruanos, bolivianos y chinos que chilenos en el barrio. Muy interesante experiencia!!

Caminando de regreso aproveché de visitar el hermosísimo Teatro Municipal de la ciudad, una reliquia hecha completamente de madera hace 120 años, una verdadera belleza. A la salida, busqué el museo regional, ya que sabía que allí encontraría las momias más antiguas del mundo, momias de la cultura chinchorro que son increíbles después de más de 6.000 años.

Con tanto ajetreo cultural, el hambre me hizo sucumbir y me fui directo a un almuerzo en el excepcional restoran Neptuno, una picada imperdible. Partí con un pisco sour de pica para acompañar un ceviche de Pintacha (una especie endémica que vive en la arena y que sabe a almejas y caracoles). El ceviche llevaba además papas, mayo, aceitunas y choclo). Exquisito!!!.

Para los fondos, elegí otra especie endémica, un fantástico Papanigua o Apañado a la plancha con ensalada chilena, que acompañé con un Santa Emiliana Sauvignon Blanc. Para el postre un placer sin culpa, una porción gigante de  torta de mango manjar. Una maravilla!!!.

Sintiendo tanto placer, nada mejor que amplificarlo y arrendé una cleta para pasear por la playa. Recorrí en toda su extensión la increíble ciclovía que recorre varias playas de Iquique y que es un ejemplo de lo que debe ser una ciclovía en nuestro país. Felicitaciones a Iquique.

Una vez que devolví la cleta, regresé caminando al hotel a descansar un rato, tiempo que aproveché para leer un libro que me tiene cautivado, El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas del ingenioso Haruki Murakami. Totalmente recomendable.

Por la noche, me fui a cenar al Wagon en la linda Península de Cavancha. Partí con un  kir royal, uno de los mejores aperitivos que me aficionan, mientras revisaba la interesante carta del lugar. Entre los platos había uno que me llamó la atención y que con arreglo a la complicidad del mozo, logré que lo modificaran un poco para darme un buen gusto. Resultó el singular Chipanita, una gigantesca reineta frita rellena de camarones, pulpo y queso acompañada de un imperdible, papas a la huancaina, todo al ritmo de las copas de un Misiones de Rengo Carmenere Cuve. Me acompañó en mi éxtasis, una deliciosa selección de Sabina e Ismael Serrano hecha por el propio dueño del local. Qué acierto!!!

Con tanto placer acumulado, aún me quedaban ganas y pedí una espumita de mango para el postre. Riquísima!!.

Ya bastante tarde, me pareció buena idea practicar un after y me fui a un sitio llamado Dluxtouch, un pub ondero con mucho blanco, ingeniosos juegos de luces que cambiaban el color de las paredes, con harto remix noventero y muy visual, pantallas por todas partes. Disfruté un Passion Draile, un vodka con maracuya y menta, notable!!.

Para mi penúltimo día en Iquique, nada mejor que iniciar temprano un paseo en busca de grafittis, un krrtrekking que adoro. Ya al mediodía, contraté un viaje a Humberstone y Santa Laura, las salitreras que constituyen patrimonio de la humanidad desde el 2005. Un paseo fascinante de varias horas y agotador encanto. El sol dejó algunas rojizas huellas en mi piel, pero regresé contento con mis fotos.

Hambriento al límite, invité a un tardío almuerzo en el exquisito restoran Neptuno a Erwin, mi chofer y paciente guía en las salitreras. Casi sin capacidad de razonar por el hambre  que tenía, pedí un plato inesperado. Llegaron seis locos grandes sobre una de base lechuga con una porción de  arroz graneado (que lo contaminé delicadamente con pimienta fresca), una porción de papas mayo, aceitunas y unos potes con mayo y otro con salsa verde, todo en el mismo plato. Increíble!!!

Francamente arrebatado de experiencias, llegué a mi cuarto a dormir una siesta, algo que rara vez hago. En fin, era necesario pues ya entrada la noche me fui al pub Locomotora del 1800, a disfrutar un buen trago. No contento con ello, ya de madrugada realicé mi última caminata por la playa, una delicia insuperable que rematé en el Bar Grill Cavancha, un tranquilo y escondido lugar que encontré en mi caminata.

Bueno, como todo tiene final, la mañana siguiente fue un recorrido al aeropuerto y un curioso retorno con lluvia en Santiasco, pero con lindos recuerdos que registré en algunas tomas.

Vivan las vacaciones!!!