No debo simular que de verdad disfruto buscar nuevos sitios en donde pasar un buen momento. Hoy tenía una cita para almorzar con una buena amiga y me escaseaban opciones que no hubiésemos disfrutado antes. Ella tenía un dato de un colega de su trabajo, lo que nos dió espacio para caminar un poco en modo búsqueda. No dimos con el lugar, pero eché a andar mi «GPS intuitivo» (una curiosidad genética, un gift después de todo) y terminamos ingresando a un sitio en calle Esmeralda que ninguno conocía y que nos depararía grandes disfrutes.
Se trataba de La Forêt, un lugar de comida italo francesa que de verdad nos sorprendió. Da la casualidad que mi querida amiga está salvando el stress laboral con clases de interiorismo y que por mi parte, es uno de los temas que adoro, me encanta el diseño!. Pues bien, el sitio no podía ser mejor, un estilo ecléctico en la decoración, con muebles antiguos y de buen diseño, con aparadores llenos de objetos especiales y un salón interior con un comedor increíble, con variedad de diseños en muebles antiguos restaurados, un verdadero lounge, con una lámpara araña descomunal en el techo, sillones y sofás deliciosamente de estilo. Un piso de madera elevado, justo para permitir la incrustación de maceteros con plantas, con un aire de hotel boutique, un sitio bello. Con vista a un patio interior, no se escucha nada del ruido santiasqueño, lo que se agradece infinitamente!!
Mi amiga estaba en su salsa y yo también, era justo el sitio que nos daba placer y además almorzaríamos en él. Revisamos la entretenida carta, llena de explicaciones divertidas acerca del origen de los platos, demasiado divertido!.
Los platos finalmente, un angelotti de chupe de jaiba en salsa de camarones para ella y un risotto al azafrán y frutti di mare para mi, ambas delicias que disfrutamos plenamente y que compartimos como buenos compañeros de placeres. El único y enorme defecto del sitio es que no poseen patente de alcoholes, por lo que el vino indispensable para gozar estos platos NO EXiSTE!!!
Una experiencia deliciosa, que traté de prolongar a pesar del escaso tiempo disponible. Finalmente pedí un café con menta, una exquisita preparación en que se podía ver el color de la menta al fondo, un café intenso al centro y luego un cafe difuminado hasta el tope de la taza. Linda preparación y exótico sabor.
Este lugar merece ser revisitado!!!