Caminando en la noche por el barrio El Golf, observé la cantidad impresionante de gente que disfruta las terrazas de diversos locales en calle Isidora Goyenechea, lo cual me produce mucha simpatía, ya que es uno de mis deportes favoritos.
Busqué un sitio que no hubiese probado antes y así terminé instalándome en el Bariloche, un lugar de carnes y que ofrecía una rica terraza, ideal para mi incursión.
Por fortuna, la noche algo más fresca que el tórrido día veraniego de santiasco y poco tráfico vehicular, con lo cual se presagiaba una buena cena.
Partí como es mi costumbre con una botella de agua mineral sin gas y hielo, para sacarme el calor y los anteriores sabores del día. Buen ritual!!
La carta, bastante abundante en appetizers, ensaladas, pescados y especialmente carnes fungidas de estilo Bariloche. Me tenté con una plateada Bariloche acompañada de ñoquis al pomodoro a lo que añadí una copa de un ensamblaje delicioso, el Quatro de Montgras (cabernet sauvignon, carmenere, merlot y malbec). Una combinación deliciosa con una carne bien preparada, sabrosa y blanda y esos fragantes ñoquis.
Fue una cena en extremo lenta y tranquila, me sirvió para pensar, evaluar algunos proyectos y hacer algo de people watching.
Para el postre, no encontré nada mejor que una copa de helado de chocolate africano (sería porque era chocolate amargo, es decir chocolate de verdad), nueces y pasas al ron, una maravilla!!!.
Cerré con un café antes de emprender una rica caminata de regreso al hogar. El Bariloche requiere una mejora en la calidad del servicio, básicamente oportunidad y conocimiento, ya que en amabilidad no hay reclamo.