Retornaba caminando hacia el centro tras unos trámites inevitables de último día hábil de la semana y la casualidad me puso una vez más en calle Merced y a menos pasos que un antojo de este disfrutable restaurante.
Hurgué mi memoria por si tenía alguna reunión pronto y listo, la decisión estaba tomada : almorzaría en Ambrosía.
Como ya me conocen en demasía, rápidamente llegó un vaso de agua fresca de regalo, la carta y un cenicero.
De la carta elegí sin pensar demasiado, ya que conozco la buena mano de la chef, un mahi mahi con rissoto, una delicia que merecía la compañía de un pinot noir Montes reserva.
Almorcé lento, tanto como pude, ya que es la forma de aprovechar este oasis en mitad del centro de Santiasco y que pronto desaparecerá. Según me comentaba la chica que me atendía, pronto migrarán de barrio ya que en este sitio no pueden abrir de noche y eso incide en sus ingresos. Una lástima enorme me produce perder uno de los pocos lugares del centro en que se puede comer bien y tener una experiencia completamente grata.
Decidí cerrar los goces con un postre ácido mejor que el pie de limón, un invento culinario que agradezco pues estaba delicioso y que acompañé con un rico café negro.
Si se va Ambrosía del centro, los días serán más oscuros y los disfrutes tendrán que tomar vacaciones esperando los fines de semana.