Aprovechando la visita que mi hermano hacía a Santiasco, armamos un buen krrtrekking que partiría cerca de las 21 horas con el recital de la banda inglesa Bright Eyes en el Cine Normandie. esta es una banda de indie rock que goza de mucha popularidad en eeuu, pero tamaña fue la sorpresa cuando llegamos al lugar de la tocata, pues la fila para ingresar era gigante!!!. Tuvimos que armarnos de paciencia y por más de 40 minutos esperar la lenta evolución. Como la espera genera hambre, compramos unos ricos sandwiches y bebidas con lo cual manejamos nutritivamente el proceso.
La banda realmente suena bien, un folk delicioso quizás algo new age, la guitarra (eléctrica y electroacústica) de Conor Oberst, el prodigioso vocalista, es potente y con un marcado proceso de distorsión para crear una atmósfera muy rica. En la batería un talentoso joven, Jason Boesel, quien además acompañó con coros a Conor y la mayor sorpresa fue el tecladista, Nate Walcott, quien incorporó en varios temas trompetas, genial!!!, un acierto jazzístico y por lo demás virtuoso tocando todo al unísono. Las líricas muy lindas, con un toque Bob Dylan y ocasionalmente parecido en vocalizaciones a Damien Rice. Estupendo concierto!!!.
Terminada la tocata, salimos presurosos hacia el Club de Jazz Thelonious. Esta noche tocaba una de mis bandas favoritas, Contracuarteto. Llegamos justo cuando comenzaba y para «mala suerte» nuestra estaba lleno, pero por ser un visitante un tanto habitual, cancelaron la reserva de la mejor mesa y nos la cedieron (gracias Erwin!!!), por lo cual vimos en primera fila el despliegue extraordinario de esta agrupación. Deliciosa música y talento a destajo, que buen jazz hay en Chile!!!.
Tras el intermedio y una segunda salida de la banda, quedamos en posición de seguir nuestro periplo. Una amiga de mi hermano realizaba una fiesta en el Club Soda para despedirse de sus amigos pues se marcha a Uruguay. Pues bien, para allá dirigimos nuestros pasos y como mi hermano estaba en la lista y, como es obvio, tenemos el mismo apellido, fue muy fácil ingresar a la fiesta privada.
Estaba llenísimo, en un pequeñísimo lugar se hacinaban los que querían bailar con el DJ en vivo, en otro sector, un patio, estaban los que se recuperaban del esfuerzo de bailar en un milimetro cuadrado y los que daban un poco de jugo. Ahí nos instalamos con mi hermano, nos dedicamos a conversar y a hacer people watching. Notable el observar el comportamiento ajeno, se descubren muchas cosas divertidas.
Como la hora avanzaba muy rápido, decidimos ingresar al hacinamiento bailable en busca de la amiga que se despedía. Efectivamente estaba ahí, incluso bailamos un rato entre todos, un caos ordenado por la estrechez del espacio.
Un poco después salimos rumbo a cenar, jajaja, ya pasaban las 4 de la madrugada, por lo que dirigí el taxi hacia mi sitio default, la Casa de Cena. Como siempre me esperaban atentos y con buena comida para ese hambre descomunal que solo se siente a esas horas. Una cena divertida y bien conversada, completó nuestro fantástico krrtrekking. A las 6 de la madrugada, ya era buena hora para dormir y regresamos a casa.