Teatro Municipal lleno y mientras ingresaba se escuchaba la hermosa música de un cuarteto de cuerdas en vivo aunque oculto tras la pantalla con una conocida imagen de la típica subida del Cerro Concepción en Valparaíso.
A la hora señalada en la entrada, se ilumina parte del escenario para mostrar un pianista (excepcional Patricio Meneses) y una elegante dama que deambula entre las sillas alrededor del piano. Luego, aparece Nicanor, el dueño del bar, para hacer una performance, tras lo cual hacen aparición los ídolos, Angel Parra, seguido de Titae Lindt y finalmente Alvaro Henríquez. Ovacionados por el público se refugian en la parte trasera del bar, toman sus instrumentos y comienza la función!!!.
Una seguidilla extraordinaria de los mejores temas de la banda, en total 25 temas. Una hora y media sin interrupciones con una coreografía exquisita y variopinta. Hasta cuecas y un par de boleros interpretados por dos magníficos cantantes, María Esther Zamora y Pepe Fuentes.
Gran cantidad de personajes con toda la variedad que un bar de puerto puede tener, con sus comportamientos típicos y la malicia del chileno en una interminable función de danza. Cuánta energía despliegan los bailarines!!!.
Los Tres tocan con el apoyo de una batería, acordeón y teclados. Angel Parra despliega como siempre su magia en la guitarra, Titae sorprende con el contrabajo, el bajo y hasta un pequeño sintetizador. Cuento aparte es Alvaro Henríquez, cuya voz es inconfundiblemente genial.
El escenario simplemente perfecto, con la imagen del puerto y el mar atrás. La puesta en escena ocupa todo el espacio en decenas de representaciones de los extraordinarios bailarines del Ballet de Santiago.
Un espectáculo verdaderamente imperdible.