En la reciente ampliación que se hizo al Patio Bellavista, el Bistrot Le Fournil incorporó en la planta baja un lugar destinado al jazz. Esa si es una gran idea!!!
A pesar de los espectáculos de blues que eventualmente se aparecían en el Backstage del mismo Patio Bellavista, hacía falta un sitio que de verdad pudiera alojar a quienes gustamos de una buena sesión de jazz en un lugar adecuado. El club está muy bien logrado, pequeño pero muy funcional. Aire bien acondicionado en temperatura y extracción de humos, una grata iluminación con control central así como un centro de sonido bastante profesional y muy bien distribuido. El escenario se ve desde todos los ángulos y acoge un bienaventurado piano (algo indispensable en cualquier sitio que quiera ser parte del circuito de jazz). El escenario tiene suficiente madera y recubrimientos para que el sonido nazca bien y se proyecte a la audiencia.
La atención ágil y atenta, una carta con buenos cócteles y tragos diversos, además de picadillos y tablas. Además de unas mesas altas en los extremos del local, hay una apreciable cantidad de mesas pequeñas y silloncitos bajos, al estilo de muchos pubs elegantes.
Averigué que el mentor musical es el gran Felipe Riveros y por cierto, la miriada de amigos notables que posee. Esto se adivina terriblemente bueno. De hecho hoy fue el turno de Sebastián Jordán.
Un detalle exquisito es que la casa ofrece una copa de vino o champaña al entrar. Ojalá sea un estándar permanente, ya que el club promete mucho. Gran filete!!!