Caruso : una cena deliciosa

Tras una formidable sesión de arte y música, no era posible hacer otra cosa que amplificar el placer e ir a cenar algo rico. Caminamos en dirección a un lugar que no visitaba hace un buen rato y que su calidad recordaba con enorme claridad.

Nos instalamos en el salón del Caruso, en una bien ubicada mesa en donde se domina el paisaje interior, normalmente con sensible presencia de extranjeros. Después de todo, es un hotel para extranjeros y aprovechar su buen restorán es una opción que pocos locales usan.

Lo primero que solicitamos al mozo fue un aperitivo, kir royale para mí y un  pisco sour para mi partner en esta incursión. Al mismo tiempo, me pareció indispensable contar con un agua mineral para dos, agua para limpiar las bocas y prepararse para un conjunto de delicias.

La carta, deliciosa y llena de oportunidades de goce, nos ofreció un tortellini de locos y un risotto de centollas, platos maravillosamente deliciosos y preciosamente presentados. Este restoran sabe y tiene oficio en agradar los sentidos.

Para acompañar nuestros platos, nada mejor que un Botalcura El Delirio Merlot, una cepa virtuosa en esta combinación de sabores.

Después del éxtasis gastronómico, los postres y el bendito café negro que nos devuelve a la realidad.

Me gusta Caruso, sabe producir placer!!

La Petite France : un biketrekking exquisito

Una mañana que me parecía fome, me iluminé con la idea de hacer un viaje en cleta tan lejos como fuera posible y que coincidiera con un buen sitio para almorzar rico. Esto, por cierto significaba dirigirme hacia la periferia de Santiasco y especialmente hacia el Cajón del Maipo.

Esta ciudad tiene la milagrosa virtud de estar rodeada por montañas y a poca distancia es posible disfrutar de un paisaje maravilloso y un clima propio de la cordillera y que hace increíble cualquier incursión. En cleta el asunto es un poco más complejo, pero no menos disfrutable.

Tras un avance de alrededor de 23 kilometros, llegué al lugar en que mi padre reposa de su viaje terrenal y me pareció un buen momento para conversar con él. Tras estacionar mi cleta, fui a comprobar las condiciones en que está su dormitorio, Al fin y al cabo estaba bien. Salí hacia los comercios callampas que están alrededor del cementerio y compré flores, aquellas que más me gustan y que estoy seguro que mi lindo viejo disfruta. Adorné la tumba de mi padre y mientras conversaba con él y nos poníamos al día de nuestras vivencias, reposé un buen rato.

Terminada la visita a mi viejito, seguí pedaleando por una buena cantidad de kilometros, me detuve a beber rico jugo de mote con huesillos (de hecho llené mi botella con jugo para disfrutarlo después), pasé por el Calypso, un restoran italiano exquisito que estaba llenísimo, luego el Ko, otro lugar que me gusta para finalmente llegar a La Petite France, un restorán con hotel que siempre apetece en el Cajón del Maipo.

Aunque estaba bastante lleno, ahí bajo los árboles del jardín había una mesa para mí. Puse mi cleta a un lado y bajo los árboles me dispuse a disfrutar un almuerzo campestre. Partí con un kir royale mientras revisaba la carta de menús del lugar. Me encanté con una ensalada de trucha ahumada que tardó un tanto en llegar. Los trozos de trucha estaban increíbles y decidí añadir una botella de agua mineral sin gas.

Posteriormente, solicité una merluza austral en salsa de camarones con couscous y espinacas a la crema como plato de fondo. La fórmula del lugar es un menú con varias opciones (hasta 4 por tipo), todas exquisitas de acuerdo a mis experiencias.

La oferta de vinos es un poco esmirriada, pero descubrí un sauvignon blanc santa digna 2007 que me servía muy bien para acompañar mi plato y no me equivoqué. Deliciosa combinación.

A la hora de los postres, el menú consideraba un delicioso helado de pistacho que no demoré en elegir y disfrutar. Como el servicio era bastante lento y me urgía volver a santiasco para otro placer, apuré el pago de la cuenta y las miradas agradecidas a la morena preciosa que me atendía.

Nuevamente abordo de mi cleta, un vertiginoso regreso a santiasco, a pesar del dolor muscular (siempre se me olvida elongar), hice un tiempo espectacular y llegué tras esos 87 kilometros a casa para una ducha reparadora.

Gran paseo, mejor biketrekking!!!

Ambrosía : deliciosa terraza

Uno de esos días calurosos y con una eterna mañana de compromisos laborales, solo incrementó mi deseo de poder ir a alguna buena terraza a disfrutar un almuerzo de primera.

No fue necesario pensar mucho dada la pobre oferta en el centro de Santiasco, así que caminando rapidamente ya estaba instalado en esa exquisita terraza escondida tras la el museo Casa Colorada en donde precisos ventiladores mantienen una atmósfera fresca y disfrutable.

Me atiende un mozo nuevo, pero pude notar como poco a poco otro mozo bastante habitual en anteriores visitas le aconsejaba sobre la atención. Buen detalle, ya que todo fluyó de manera fantástica y que es lo que me hace volver a este lugar.

Consultada la carta, pedí un Filete Croque Madame, trozo filete sobre una delgada masa con salsa bechamel incluido el jamón crudo, queso roquefort y algún fruto seco molido, coronado con un par de huevos de codorniz fritos y acompañado de papas hilo y una buena dotación de hojas verdes y pequeños crutones. también solicité una botella de un Malbec 2010 de Casillero del Diablo con abundante acidez para acompañar muy bien este plato

Mientras llegaba mi plato, se acercó el mozo más antiguo y charlamos un rato acerca de lugares de jazz, pues me comentó que me había visto en un sitio de jazz en Patio Bellavista en donde trabajaba algunas horas. Grata sorpresa y buena conversación.

Para los postres, la tentación de un Marquise de Chocolate y salsa de frambuesa fue preciso para luego  cerrar con mi rico café negro.

Definitivamente, Ambrosía tiene la mejor terraza del centro.

Arrieros Colombianos : un sabroso nuevo sitio

Buscando en donde almorzar rico y que resulte una novedad digna, llegamos con un amigo hasta un local en barrio Yungay llamado Arrieros Colombianos, un sitio claramente dedicado a la comunidad colombiana y que nos permitiría disfrutar parte de su tradicional comida.

Salvo por nosotros, el resto de los comensales eran todos compatriotas colombianos al igual que el personal de servicio. Ambientado de manera muy propia de esas latitudes, no cabía duda en que podía esperarse y cual podría ser la selección a comer.

Para ambientarnos pedimos una entrada para compartir, unos pasteles de pollo, esto es unas bolitas de arroz, papas y pollo que estaban deliciosas.

Con bastante hambre en el cuerpo, me decidí por la arepa de carne y pollo con salsa criolla la que acompañé con unas papas pa’l arriero. Equivalía a una pizza con masa de maíz con carne de res y de pollo deshilachada y una sabrosa salsa de tomates y cebolla encima (dejando claro que solo es una analogía). Un plato tremendo que las papas salteadas y arrebozadas de queso solo incrementaron el desafío. Mi socio se fue por un peculiar bistec a caballo, un trozo de lomo vetado a la parrilla en una salsa criolla acompañado de papas y con un gran huevo frito encima, nada que envidiar al lomo a lo pobre de la comida chilena.

Una botella de cabernet sauvignon fue compañera obligada para poder digerir estos platos y hacer de la jornada gastronómica un placer.

Gran incursión, la comida colombiana es muy sabrosa y potente.

El Ganso y la Parrilla : un cambio necesario

Buscar lugares para comer rico en el centro de Santiasco es una obsesión que me acompaña hace algunos años y que reconozco nacida de mi inconformismo estructural con la apabullante oferta de comida rápida que basurea el centro. La enorme cantidad de personas que trabaja en el centro perfectamente permite tener ofertas para comer con más calidad y a precios razonables.

Para justificar la incursión, nada mejor que una reunión almuerzo para poner al día muchos temas con un viejo partner. Lo llevé directo al Paseo Bulnes, un sector que debería estar lleno de ofertas gastronómicas y podría convertirse en poco tiempo en un polo del disfrute. No hay tráfico vehicular, es un paseo peatonal, cuenta con grandes espacios y lindas fuentes de agua, es definitivamente perfecto!!.

El lugar elegido para la ocasión, el ganso y la parrilla; en abierta referencia a una de las tabernas de la masonería del siglo 18; es un sitio de tamaño mediano, muy sencillo pero bien atendido. El rumor de conversaciones en su interior, nos llamó la atención por lo animado y a pesar de haber dado una vuelta viendo otras opciones (pues las hay), regresamos a instalarnos aquí.

Afortunadamente, allí estaba una mesa libre, la única, para que pudiéramos iniciar nuestra reunión. Agua mineral para refrescar gargantas y luego sumergirnos en la carta, bastante abundante para nuestra sorpresa. Los platos, acordes al hambre desatada, una enorme hamburguesa casera en formato «a lo pobre» y un trozo tremendo de lomo con puré al merkén sumados a una buena botella de cabernet sauvignon, fue nuestro potente acompañamiento mientras analizábamos una multitud de temas y armábamos estrategias para resolverlos.

Un almuerzo largo y entretenido, gozando esas opciones escondidas de santiasco.

Asia Lima Cevichería: una nueva opción

Vagar por una noche casi estival me da la ocasión de descubrir nuevos lugares y me hace más feliz si consigo un sitio para comer algo rico. En una calle de Providencia (General Flores) que ya cuenta con dos sitios contiguos bien conocidos por mi, en una tercera casa que fue sometida a  una profunda y necesaria remodelación, aparece este fachoso sitio. Me llamó la atención rapidamente pues se anuncia como cevichería, algo muy poco común entre la abundancia de sitios peruanos que hay en Santiasco. Aunque todos tengan ceviche!!

El lugar está muy bien armado, bonito mobiliario, buena música lounge e iluminación, además de una terraza exquisita (algo que me fascina de cualquier restoran en esta época). Debe llevar alrededor de un mes desde su partida y ya cuenta al parecer con alguna clientela, que disfruta el primer piso y la terraza (supongo que el segundo piso se habilitará pronto)

Instalado en la terraza, rápidamente fui atendido por un mozo bien uniformado, quien me proveyó de la interesante carta de comidas. Por supuesto, me adelanté a pedir un pisco sour pues, como es obvio, iba a probar algún ceviche y la carta ofrece varias opciones, quizás no tantas como imaginé. La carta es definitivamente una carta de comida peruana, con esas deliciosas variantes asiáticas (nikkei, shifa).

Llegó el aperitivo, pero mi plato de ceviche Asialima no aparecía y tuve que recordárselo al mozo. Los ritmos todavía no están completamente acordes al rito gastronómico. Mientras comía mi entrada (unos cubos de corvina fresquísima con calamares fritos al panko y leche de tigre, absolutamente genial) y disfrutaba ese suave -muy suave quizás- pisco sour, pedí mi plato de fondos.

Unos ravioles a la huancaína, deliciosa masa de wantan rellena con centolla, crema y ají amarillo; un plato extraordinario con legítimo sabor peruano. No podía faltar en mi cena un buen vino y encontré un delicioso pinot noir de Matetic que cerró el círculo virtuoso de los sabores.

El lugar claramente posee una estupenda cocina y tal como le comenté al joven chef Rodrigo Santistevan, dueño y anfitrión del restoran, lo que hay que refinar son los ritmos de atención y esa habilidad de los mozos de estar atentos a las necesidades del cliente. No deben esperar que pida llenar mi copa si la botella está a cargo del mozo por ejemplo.

Para los postres, curioso pero solo dos opciones, algo mezquino pero no me amedrentó y terminé por probar un exquisito turrón de chocolate con salsa de maracuyá.

Me gustó y hago votos porque se mejore el servicio, ya que la cocina y el lugar  prometen muchísimo.

Disfrutando Arica y alrededores : gran experiencia filetaria

Dificil resulta resumir una semana de experiencias disfrutables en esta Primera Región de Chile, pero me referiré a aquellos aspectos más disfrutables para cualquiera que visite la región.

El primer día fue claramente de ambientación, caminar por la interminable playa con la deliciosa ausencia de multitudes humanas y muchos pájaros, arena y algunos surfistas (claramente el surf tiene cuento en este litoral). Fue una larga caminata por la arena en busca de nada, solo disfrutar el paisaje y el viento en mi cara. Crucé desde la playa de Chorrillos, pasando por el puerto de Arica, la ex Isla El Alacrán, la playa El Laucho y llegando a la playa La Lisera. Una muestra fantástica de las lindas playas, el oleaje impetuoso y las diferencias sociales a la vista en las construcciones alrededor. Claramente en El Laucho está la mayor concentración del ABC1 de la zona.

Tras el paseo y un poco desconectado de los horarios y del significativo hecho que ese día era 18 de septiembre y estaba todo cerrado, regresé hacia la playa Chinchorro en donde había visto lugares atendiendo. Así fue que mi primera incursión gastronómica la hice en un sitio delicioso, el Rayú, autodefinido de cocina gourmet. Qué menjor para una bienvenida!!

Me instalé en su exquisita terraza y partí examinando la carta mientras me servían una botella de agua sin gas. Me tenté con unas machas a la parmesana, las machas más grandes que he comido en mi vida. Increíblemente sabrosas y abundantes, aunque mi hambre daba para mucho más y la carta, nuevamente en mis manos, me encaminó a un Filete relleno Rayú, una delicia de filete relleno con pimientos asados, champiñones y salsa Bechamel, todo ello acompañado con unas papas doradas en cortes muy singulares. Un plato maravilloso que me aseguré de brindar con una botella de Viu Manent Gran Reserva malbec del 2009. Exquisito!!

Almorzando lento y disfrutado, me quedó tiempo y espacio para servirme un Suspiro Limeño de mango y maracuyá, mortal!!!

De todos los lugares que visité, debo rescatar mi primer almuerzo (no fue el único e igualo quedé con gusto a poco) en el Maracuyá, un restoran en la playa, con una terraza magnífica y una atención mejor. Una botella de agua sin gas para comenzar, mientras la brisa marina me adelantaba el largo disfrute de un almuerzo playero. De la carta me asaltó sin contratiempos lo que sería mi entrada. Un tiradito de pulpo y palta, con mayonesa, limón, hojas verdes y cilantro. Una delicia, que realcé aún más cuando pedí un salmón antártico, salmón rosado apanado con semillas de cilantro, aceite de oliva, salsa de maracuyá y naranjas y crema de leche, acompañado de papas hilo. Una maravilla que todavía disfruto recordando. Para ese plato delicioso pedí una botella de sauvignon blanc de Miguel Torres, que combinó genial.

Extasiado de sabores, para los postres me dejé seducir por la recomendación del mozo, una torta de chocolate increíble que acompañé con un buen café negro.

En otro paseo playero, siempre caminando, llegué a un sitio muy interesante y que también visité más de una vez, fundamentalmente por el buen servicio. Tuve largas conversaciones con el mozo que siempre me atendió y su afán por conocer y aprender me ganó, hay algo más enaltecedor del ser humano que querer ser mejor?

En Tuto Beach, una acalorada tarde, partí con una palta cardenal deliciosa, pues venía con unos camarones de tamaño absolutamente gigante (acromegálicos). Tras la sorpresa y mejor digestión, seguí con un filete de corvina grillado con un gran acompañamiento de palta y papas y un buen vino Corton Errazuriz Sauvignon Blanc 2007 delicioso. Para el postre, un acaramelado de manzana en vino, formidable.

Museo del Mar, una casona en una pequeña calle secundaria y que solo es visible por el cartel en la calle, ya que la palabra museo ejerce atracción instantánea en mis ojos.  Es un museo pequeño pero extremadamente laborioso, pues la cantidad de muestras de cuanto espécimen puede existir y principalmente existió en nuestras costas y en otras lejanas, hace pensar en un personaje obsesivo y amante de la belleza detrás de todo esto. La verdad es que el museo es el resultado milagroso de un individuo, tal como cuenta el díptico que conseguí al visitarlo. Alrededor de 45 minutos de asombros mientras paseaba mis ojos por las vitrinas apretujadas del lugar. Notable trabajo!!

Habrá más típico de Arica que su famoso Morro. Pues bien, uno de esos días decidí visitarlo y tras subir por uno de sus accesos, me encontré absolutamente solo observando la ciudad y el mar desde la altura. Dediqué un tiempo a tomar fotografías y de pronto me di cuenta de la existencia de un museo, que por supuesto visité. . Nada muy extraordinario excepto la apología del ejército de su toma en el contexto de la guerra con Perú y Bolivia.

Bajando del Morro, me encontré con el museo más interesante de la ciudad. Se trata de un hallazgo en el subsuelo de una casa de una enorme cantidad de momias de la Cultura Chinchorro (Sitio Colón 10). Una cultura extraordinaria con unas técnicas de momificación únicas en el mundo, ya que además de su increíble antigüedad están en muy buen estado.

Un restorán que intenté visitar varias veces fue el Terra Mater, sin embargo debido a un robo que sufrió el local en pleno centro, permaneció cerrado toda la semana. Por suerte, mi habitual técnica de conocer caminando, me llevó a muchos sitios, entre otros, el Café Valentine, el Dimango, el Caffellatte, un extraño Lo Nuestro, el Bar Previa y el Café del Mar.

Otro sitio que merece comentarse es el Varo’s, ubicado en la playa Los Lauchos, con una terraza deliciosa en la misma playa y una música lounge muy bien seleccionada. Con un extraño formato sin carta, solo los platos que el chef había inventado ese día. Eran varias opciones de cada tipo, por lo cual igual me tenté a probar el lugar y partí con un ceviche de pulpo para seguir con una albacora provenzal montada sobre un puré de habas, mientras bebía una botella de carmenere 120 edición Bicentenario. Para los postres un mousse de maracuyá y un rico té verde con berries. Un lugar delicioso!!

Finalmente quiero destacar al Mojito Pub restaurant, en donde una noche decidí cenar. Un sitio muy taquillero, con pantallas gigantes con recitales musicales en donde disfruté un concierto de Depeche Mode y otro de Cranberries geniales. La comida fue un Filete Mojito, un delicioso filete coronado con tocino y una salsa de tres pimientas acompañado con un risotto maravilloso. Le añadí un Botalcura Malbec 2008 del rico valle del Maule que quedó perfecto para mi especial satisfacción.

Conocer ciudades de esta forma, que llamo krrtrekking,  me produce un placer excepcional que espero repetir tan pronto sea posible. Dejé fotos para disfrutar.

Los Cuates : cena sabrosa

Hoy fue otro día en que no solo soy quien abre la oficina sino quien la cierra, es decir, brutalmente cansado. Por suerte eso me alienta a realizar algo distinto y particularmente disfrutable, ya que la vida debe tener compensaciones y no me permito fallar en eso.

Los Cuates es de los pocos restoranes mexicanos en donde hacen verdadera comida mexicana, con eso quiero relevar por ejemplo, que fabrican sus propias tortillas de maíz que venden a otros y que hay mexicanos atendiendo. Un detalle que se nota, según sea la capacidad de aventurarse en la oferta gastronómica del sitio.

Partí con un clásico tequila margarita con mango, una variante deliciosa que me vino de maravillas. Acompañé estos inicios con unas quesadillas tradicionales acompañadas del habitual guacamole.

Para los fondos, nada mejor que un plato típico del México profundo, un Alambre, puesto en sencillo es  carne a la plancha salteada con pimentones, cebolla, queso, tocino y las adecuadas guarniciones, porotos negros refritos y guacamole, además de las calientitas tortillas de maiz que cierran el circuito virtuoso de este exquisito plato.

La carta de vinos no es muy abundante, pero logré incluir en mi cena un carmenere de Viña Sutil Colchagua State, un acierto inesperado.

Para los postres, que mejor que una inyección dulce de crepes Los Cuates, o sea panqueques calientes con manjar,  chocolate, una  nube de nuez, algunas ricas almendras y helado de vainilla. Una delicia para el cierre de mi incursión.

No podía abandonar el lugar sin beber un cafe hervido mejor conocido como cafe de olla, especialidad de la casa, algo sin parangón en la oferta santiasqueña.

Sin ninguna ostentación, Los Cuates es un lugar delicioso!!

Almorzando rico para romper la rutina

Nos concertamos con una antigua amiga para almorzar rico y celebrar la vida. Hay mucho que celebrar, la acaban de convertir en abuela al mismo tiempo que su padre, con un cáncer terminal, sigue sobreviviendo a pesar de los pronósticos en contra. La vida se abre paso siempre.

Un día especial porque sentía la necesidad de darle una alegría a sabiendas que ella porta una gran pena. Eso me iluminó rápidamente y la elección fue clara, comer rico en ese lugar que tiene dos caras deliciosas, La Cevichería y La Bifería.

Partimos con unos pisco sours y un ceviche de corvina que estaba exquisito y que compartimos en perfecta complicidad. Instalados en la pequeña terraza del lugar, estábamos a nuestras anchas en grata conversación mientras disfrutábamos el placer de comer.

Para los fondos, mi querida amiga se atrevió con mi sugerencia de un Vacío Centro mientras yo elegía mi fetiche, el filete de este lugar, el más rico que he probado en Santiasco. Acompañamos con puré de papas con queso de cabra y rúcula y un vino notable que me llamaba desde la carta, un ensamblaje Cordillera de Miguel Torres, una maravilla que rara vez me pierdo si está disponible.

Tanto placer nos hizo olvidar que el tiempo pasa y de pronto mi teléfono se llenó de llamados, era requerido en una importante reunión que había olvidado.

En fin, un almuerzo demasiado rico!!

Amaranto : un almuerzo que no falla

En mi tradicional y frecuente dilema acerca de como combinar una sesión de trabajo con un buen disfrute, invité a un amigo a almorzar mientras poníamos en orden una gran cantidad de temas que requerían análisis y priorización.

Para ir a la segura, decidí el rico restoran Amaranto en el centro de Santiasco, que hasta la fecha siempre ha sido una selección afortunada y sobretodo exquisita.

Recién instalados en el lugar, me sorprendí al saber que ya no tenían el tradicional buffet, aparentemente no estaba resultando rentable.  No obstante ello, igual ofrecen un menú de calidad y a un precio muy razonable.

Partimos con una crema de lentejas maravillosa, debe ser una de las mejores que he probado en hartos años y de verdad me habría repetido el plato. Para el fondo la selección fue evidente, una tilapia con crema de acelgas mientras mi partner la acompañaba con unas papas cocidas, tratando de darle un toque light.

Como el tiempo pasa implacable, pasamos al postre y café y luego con paso forzado de regreso al trabajo. Amaranto claramente marca la nota deliciosa en los restoranes de hoteles del centro.