Robinsonia : un paseo por la isla de Robinson Crusoe

A media semana y tras agotadoras jornadas laborales me merecía un relajo gourmet. Hace pocos días pasé con mi cleta por tercera vez por este lugar y me prometí visitarlo. No me arrepiento.

Aunque he estado en esta misma hermosa casa al menos con tres nombres de restorán distintos, no puedo creer que éste vaya a tener la mala suerte de sus antepasados. Creo firmemente en que se puede construir el futuro y este lugar alguna esperanza me debía dar a mis ciudadanas creencias.

Debí tocar el timbre para ingresar y la hermosa casa se ofreció generosa para mi elección. Partí con un aperitivo potente, un mojito robinsonia (vodka, licor de murtilla y albahaca), delicioso!!. El apetito se hizo presente, mientras la música con deliciosa base de jazz me entusiasmaba cada vez más.

La carta abundante en tragos y artes de pub, se desplegaba ingenua en ricos platos de entradas y fondos. Aperitivos estándares, cervezas artesanales (eso siempre se agradece), copetes de ron, vodka, whisky y los tragos de la casa en donde seleccioné mi trago inicial.

La carta ofrece entradas exóticas, pulpo, cangrejo, bacalao, incluso empanaditas sorpresa, pero claramente los fondos y los sandwiches son más fuertes. por ejemplo, un vidriolazo robinsoniano, que consta de un pan ciabatta con vidriola a la plancha, tomates, palta, lechuga y mayo o allioli (o sea ajo y aceite). También ofrecen sandwiches, como un vidriolazo robinsoniano, que consta de pan ciabatta, vidriola a la plancha, tomates, palta, lechuga y mayo o allioli.

Los fondos van desde breca, vidriola, bacalao (las tres especies endémicas de la isla) hasta los currys, pulpo, chupes, conejo, cabrito y atún. He aquí la buena fórmula del lugar.

Elegí una Vidriola Robinsonia, un pescado grillado, con risotto de setas y salsa de chicha morada. Una maravilla!!! . A pesar que la música divagaba entre el jazz, el lounge y la balada, hay que reconocer que el buen gusto ordenó la realidad maravillosamente.

Para esta exquisita combinación, conseguí un William Cole Alto Vuelo 2006 Pinot Noir, un pequeño lujo, que vino de maravillas con este plato.

El servicio me sorprendió cuando la amable chica que me atendía me comentó que hoy habían recibido un atún de la isla de 76 kg., un ejemplar singular!!!. Siguió sorprendiéndome, cuando más tarde me invitó coquetamente a recorrer el lugar. Una maravilla, nadie sabe cuanto disfruto un buen diseño, una gran arquitectura y sobretodo una buena atención.

En las paredes se puede verificar muchas fotografías de productos marinos, de pescadores, de circunstancias. En el piso, una maravilla de maderas, un parquet de lujo, algo dificil de encontrar. Para los postres, un crème brulet de guayabas, que rico!!!

En fin, ricos placeres isleños para una incursión en santiasco bajo la lluvia. Deliciosa aventura!!!!

Cata Vinos Premium : un placer solitario

A pesar que por varios años he asistido a estas muestras de vinos chilenos, cada vez noto que va más gente pero la organización es menos efectiva. Quizás me acostumbré a algo más cariñoso o bien se nota mucho cuando se asiste solo. Como sea, me pareció un despropósito que se limitara a una copa por persona, ¿tan costoso es lavarlas y volver a presentarlas en una mesa?. Ni siquiera voy a comentar la pequeña disponibilidad de algunos bocados para acompañar la ingesta de vinos. Por lo demás, lo importante son los vinos.

La cita muy anunciada para las noches de viernes 3 y sábado 4 de julio en el Ritz-Carlton, me recibió hoy con delicioso Amplus Chardonay 2006, el blanco que más disfruté de la muestra, en donde claramente dominaban los buenos tintos.

Una sorpresa fue el Herú (nombre de un enano cuidador de vinos) Pinot Noir 2007 de Ventisquero, un vino que recién se presenta en sociedad, la verdad que me pareció delicioso y promete transformarse en un verdadero premium. Entiendo además que es la apuesta de esta viña.

Entre los conocidos, fui por Cono Sur, 20 barrels Pinot Noir 2007, un vino elegante y prometedor para la guarda. A la que seguí rapidamente con un Ocio Pinot Noir ícono de Cono Sur, un representante premium de la cepa, me dieron ganas de comer un buen sushi o un atún en el RAI. Que rico!!!

Hurgando entre la multitud, detecté un pinot noir de Santa Emiliana quienes dicen ostentar el título de la única producción latinoamericana 100% biodinámica,
delicioso y al mismo tiempo extraño.

Del famoso Valle de Casablanca, probé a Catrala, un pinot noir 2006 de este valle, un vino refrescante y juvenil.

Un contrapunto siempre bienvenido lo provee Casas del Bosque (me recuerdo de su rico restorán en la viña) con un Pinot Noir 2008 sabroso, pero incluso menos interesante que su Syrah, Pequeñas Producciones 2007, una maravilla de la cual tengo atesorada una botella en casa.

Otra pequeña sorpresa fue el Duette 2007 Pinot Noir del Maipo, frutal y sabroso. Un vino que se deja tomar muy bien y que acompañaría deliciosamente un buen pescado de roca.

Sin ser santo de mi devoción, pedí probar el Canepa Magnificum 2007, quizás no tan afamado como la versión 2006, aunque se presenta potente y sabroso.

De la mano del propio dueño de la viña, recibí en mi copa una porción de Carabantes 2007, un syrah de Von Siebenthal, sabroso vino con magníficas notas a café, quizás no tan afamado como su versión 2002 considerada excepcional, pero de un sabor profundo, de gran estructura. Un vino plenamente disfrutable.

Buscando nuevas sensaciones, me atreví con un Neyen del Valle de Apalta, un ensamblaje delicioso 50% cabernet sauvignon y 50% carmenere, una mezcla que año a año han repetido con pequeñas variantes porcentuales y mucho éxito. Un vino hermoso, con un final de primera.

Ya en los sabores más potentes, probé un vino 2007 Gran Reserva VSC (Santa carolina) un ensamblaje con unos toques de petit verdor exquisito. Este vino promete.

Entre los viejos conocidos, me encontré con EPU de Almaviva 2006, un vino fino, de gran boca, fruta y madera en proporciones gustosas. Se puede tomar por puro placer.

Otro de los connotados fue el Quelen 2006 de Pérez Cruz, un ensamblaje también con proporciones de Petit verdot, al que seguí con el gran Liguai 2006, balanceado y sabroso y un reserva Syrah 2007, todos destacados y grandes vinos de esta famosa viña.

Para el cierre, me reservé el Don Melchor 2006, más custodiado que narcotraficante y escuché que ha marcado 94 puntos en winespectator marzo 2009, un vino de casi USD 80 por botella que para ser completamente sincero, no supe apreciar del todo.

En fin, un barrido por la extraordinaria producción vinera nacional, aunque con la sensación de ser demasiado concentrada, rápida y variada como para poder disfrutarla por completo. Sería extraordinaria una muestra mensual que permitiera saborear valles completos o cepas temáticas, ah! y con mi compañía ideal sería una delicia.

Cocina chilena de autor : NH gran opción

Mucho tiempo reservé esta incursión gastronómica, pero nadie sabe de verdad cuando es el momento adecuado de nada. Hoy estuve casi 7 horas caminando en una linda excursión por las montañas de la Cordillera Central y les garantizo que eso da hambre. Evidente, ya tenía una buena excusa para darme un buen regalo gastronómico.

Unn lindo hotel y el acceso al restaurant directo desde la entrada. Me sorprendió ver que solo había un pequeño grupo de personas cenando, lo demás vacío. Buena oportunidad para elegir la mejor mesa y prepararme para disfrutar algo bueno.

Como de costumbre solicité mi agua mineral sin gas, mientras hojeaba la linda carta menú que me ofrecieron. Llegó un atento joven con un aperitivo (una minúscula sopaipilla con pebre en una pequeña cuchara de porcelana, exquisita), mantequilla y pan caliente. La carta abundante en tentaciones, entradas, ensaladas, cortes de carne, clásicos del mar, pastas y sopas. La lectura de la carta me sedujo, un atún sellado a la grilla con ensalada de alcachofas y camarones con un puré de palta. Mmmhhh, tal vez un cuadril de cordero braseado con napoleón de berenjenas al pomodoro y rica mozarella con espárragos y champignones salteados o quien sabe, ese charquicán del bicentenario (ohh, charquicán el único plato verdaderamente chileno).

Agobiado de sabores, me atreví con un lenguado a la plancha sobre un risotto de palta y salsa de papayas a la crema y un crispi de jamón serrano. Si, definitivamente quería eso.

Ante la ausencia de lenguado (maldita suerte), rapidamente me ofrecen la opción de reemplazo por un congrio a la plancha, lo que finalmente quedó ampliamente compensado. El plato sabía increíble, lo gocé de inicio a fin, el risotto de película con sus trocitos de palta mezclados milagrosamente con el arroz, queso y toques de vino. Delicioso!!!

El lugar de diseño moderno, espacioso, mucha madera, con una preciosa cava a la vista en un mueble muy bien diseñado; la música deliciosa, un jazz vocal con una fémina de voz maravillosa. Tranquilo y bien atendido, este lugar promete.

Es increíble la combinación del pescado con el manjar de una papaya, no imaginé cuan rico podía ser. Sabores chilenos y universales, un plato notable.

Para acompañar esta maravilla, nada mejor que una copa del reserva pinot noir Céfiro, un delicioso vino de Casablanca. Exquisita combinación.

Para los postres, decidí experimentar con una mixtura culinaria, una trilogía al carmenere, con un navegado, un helado de carmenere y un borrachito. Sorprendente, nunca había probado juntos estos chilenísimos sabores.

Gran acierto, NH sabe de comida chilena

Cenando en Guría : españolada deliciosa

Estas cálidas noches de abril invitan a cenar afuera, aunque cuando ya es un poco tarde no son muchos los lugares disponibles.

La verdad llegamos muy tarde al Guría, con bastante hambre y con muchas ganas de conversar. Partimos pidiendo unas heladas sangrías (españolas de verdad) las que permitieron estabilizar la temperatura corporal y de paso estudiar apropiadamente la carta.

Hace poco más de un año que había cenado en este sitio y bien merecía una recarga. Como aperitivo -una delicia- los pimientos al piquillo, especialidad con farsa de cerdo, queso de cabra, menta y una salsa vizcaína. Fantásticos!!!

La calidad de la atención constato, ha disminuido, no obstante sigue siendo de buen nivel a pesar de la avanzada hora de nuestra visita. De la carta elijo un Solomillo de cerdo relleno que me parecía notable (relleno de rúcula, jamón serrano, puré de albahaca, queso de cabra con una salsa de mostaza y miel), pero contra todo pronóstico, no había y no me lo advirtieron !!!. Gran decepción no?

Sobre la marcha y con los minutos contados antes que se marchara el chef, decidí por una Merluza a la Ribereña (un rico filete de merluza a la plancha con una salsa de tomate concase, julianas de jamón serrano, ciboulette picado, mantequilla y crema acompañado de un deliciosos couscous con champiñones y menta). Un plato magnífico, que pareaba perfectamente con el plato de Merluza Bravísima (también filete de merluza a la plancha con mantequilla rubia, camarones, alcaparras y merken acompañado con un rico risotto con esparragos y queso parmesano) que mi partner sabiamente eligió.

Para platos tan sabrosos y delicados, no quedaba alternativa que no fuese una botella de un buen pinot noir y la elección fue del Valle de Casablanca, un reserva colección privada Céfiro, fantástico. La combinación marcó puntaje de excelencia, demasiado rica.

Para los postres, coincidimos que lo mejor era una natilla con berries, imperdible!!. Un delicioso término mientras se escuchaba un lindo tema de Björk.

Bravo por Guría, sigue siendo un gran filete.

Naruto Sushifusión : recién comenzando

Absolutamente casual fue que encontré abierto este nuevo lugar del barrio Manuel Montt. Había observado durante meses (desde diciembre 2008) como poco a poco era transformada la casa esquina que antes alojó al Cabeza de Chancho y posteriormente al Canopia. El nivel de la intervención, la cantidad de detalles de buen gusto y el aire que mostraba la nueva casa, me mantuvieron curioso por bastante tiempo y esta noche lo pude disfrutar.

Recorrí el lugar desde la pequeña terraza a la calle (demasiado cerca de la calle para mi gusto), un primer piso espectacular, con una distribución precisa, elegante y de buen gusto. Luego un segundo piso verdaderamente irreconocible (me acordaba como era antes y fue totalmente transformado, aparentemente lo único que queda es la escalera), paredes, piso y techo blancos, el color salta desde dos paredes estratégicas en donde se pusieron lindas ilustraciones de extremo a extremo con una lúdica representación del mismo local lleno de gente disfrutando (debe ser el sueño de los dueños). Es una obra notable de diseño interior, en el techo crearon una pequeña estructura para producir efectos de iluminación, los cuales se ven en distintos rincones y pequeños espacios que crearon en algunas esquinas y otras paredes. Hay un salón vidriado y cerrado para recepciones privadas y una puerta que conduce a lo que espero sea lo mejor del lugar, una gran terraza que construyeron en un tercer piso que se añadió a la construcción. Si bien no está aún habilitada, es una promesa que espero cobrar.

El espacio entre las mesas es ideal, la temperatura óptima (aunque para algunos estaba algo frío) y la moderna música ambiente fabulosa aunque la silenciaron temprano (para evitar reclamos de los vecinos dijeron, aunque el volumen era adecuado y dudo que se escuchase afuera del local)

Partí solicitando mi agua mineral y la carta, lo que tardó un poco más de lo que esperaba. En verdad, el servicio estuvo lento, pero totalmente perdonable ya que claramente llegó más gente de la que esperaban para ser el primer día de marcha blanca. Como entrada solicité un Veggi Tempura, con tres tipos de verdura, el cual estaba delicioso. (aquí anoto que el chef debió asegurar que los trozos se puedan comer de un bocado y no tener que hacer malabares con los palitos). Para mi plato de fondo, pedí lo que más tentador me pareció de la contundente carta, un Naruto Special Roll y ….. se había acabado!!!! (el mejor plato de la casa no se puede acabar tan temprano, en fin, otro error de cálculo de visitas). Lo cambié por Teriyaki de Atún y aproveché de anotarme con una botella de Calyptra Pinot Noir del valle del Cachapoal, realmente fantástico. No obstante, debo mencionar dos errores que hice notar a Dong Wook, el agradable e ingenioso dueño del lugar. El plato cumplió con traer el delicioso atún grillado en salsa teriyaki, pero jamás llegó el arroz ni la sopa miso que indicaba la carta y el otro, más típico, el pinot noir llegó a temperatura ambiente (lo cual solucionaron apresuradamente con una linda cubeta de pedestal con mucho hielo y agua).

A pesar de los perdonables errores, apuesto por este lugar, es demasiado bonito y bien conceptuado. De seguro en un mes más estará a punto.

Amaranto : delicias de mediodía

En el centro de Santiasco subsisten algunos restoranes que ofrecen opciones deliciosas para un almuerzo de semana laboral. Un hotel (Caesar Business) en el barrio Santa Lucía tiene esta gracia, con vista al cerro y con una adecuada amortiguación del ruido y el mal olor de nuestra asquerosa ciudad.

Agua mineral para preparar la garganta y el paladar para el disfrute y vamos por un fantástico y visualmente increíble plato de Salmón Encountré, un contundente y sabroso plato de filete de salmón que marida con perfección con un pinot noir de William Cole. Sabores delicadamente seleccionados por el chef y que encuentran un final dulce y placentero en el borrachito de bayas que fue el postre que junto al negro café cerró esta incursión filetera.

Hay que volver al laburo, pero con el sabor impregnado en la conciencia filetera.

Plan D en acción

Almorzar un día viernes en un buen restorán en el sector céntrico de Santiasco puede ser una empresa de compleja gestión. En esta ocasión, por primera vez en muchos años debí acceder a mi Plan D para poder almorzar con mi delicada y maravillosa compañía.

Partimos tratando de llegar a un restorán tradicional japonés en calle Merced, pero ya no existía (yo no confiaría en mi memoria). Rápidamente fuimos por una buena comida vasca y en el lugar hacían filas de espera por una mesa. Ooooppsss!!! Sorprendido pero jamás confundido, partimos a un excelente restorán japonés moderno en calle Monjitas y para nueva sorpresa (ya era el Plan C!!!) el lugar estaba repleto. En ese momento, apliqué un sano filtro, había que ir a un restorán suficientemente caro como para que existiese espacio. Así, mi plan D se convirtió en un delicioso almuerzo en el Opera, barrio Bellas Artes.

Agua mineral para refrescar nuestras gargantas, seguidamente unos deliciosos y calientes panecillos con mantequilla, mientras ordenábamos un increible ceviche con leche de tigre, paltas y acompañamientos y por mi parte un congrio con salsa de ostras en una cama de lentejas rojas y hierbas. Fantásticos platos, sabores únicos, un contraste genial de lo frío y caliente, maridado magníficamente con un pinot noir de Viña Villard, que superó con creces nuestras expectativas.

Esta delicia de almuerzo se premió con un postre compartido, cuyo nombre no recuerdo, pero que se componía de un delicioso kuchen, chirimoyas, helado y adorno de chocolate blanco, absolutamente repetible.

El tiempo disponible no nos permitió seguir disfrutando, pero quedó claro que el centro de Santiasco posee opciones a la hora de almorzar filete.

Manolo’s Restaurant : el buen gusto

Aunque he visitado en varias oportunidades este restorán con ocasión de catas de la Escuela de los Sentidos, no había caído en la tentación de disfrutar la comida que ofrece.

Hubiera sabido lo que encontraría no habría demorado tanto en gozar una buena comida como finalmente hice este fin de semana.

Llegué alrededor de las 13 horas a esta hermosa casona en Providencia y me instalé en la terraza del primer piso. Vacía a esa hora, solo me acompañaba el melancólico sol de otoño que tímido regalaba su luz.

Para partir, pedí un plato de pulpo a la plancha. Unos exquisitos cortes de pulpo con un toque de aceite de olivas con lo cual fue tostado a la plancha con sal gruesa como condimento principal. Fantástico, cada trozo exquisito, blando y ligeramente crocante en los bordes.

Me animé con un vino maravilloso, un imperdible, el Pinot Noir Amayna del Valle de San Antonio, probablemente el origen más notable de esta cepa en Chile. Llegó sorprendentemente a la temperatura ideal (típico error de muchos lugares es el mantener a temperatura ambiente un vino que se disfruta helado).

Ya entusiasmado con mi pequeño festín, solicité al atento mozo que me trajera mi plato de fondo. Había elegido un Trío de camarones, corvina y salmón. Genial!!!. Una presentación impecable, los camarones de buen tamaño arrebosados en una salsa atomatada muy sutil, al centro un nido de pequeñitos cubos de papás salteadas y al otro costado los trocitos de corvina y salmón, delicadamente salteados. Por abajo una suave y casi imperceptible cama de pimentón y perejil. Finalmente en un borde, un adorno con tinta de calamar, que obviamente servía de condimento disfrutable. Sabores por doquier y aromas que solo invitaban a saborear.

Tras ese estupendo plato y vino, tardé un poco en pedir postre. La verdad es que no demoré demasiado en solicitar un merengue vasco (una base de manzana en hilos con nueces, merengue y salsa de frutillas, mmmhhhh) que acompañé con un café bien negro.

El mozo, atento en todo instante, me ofreció de bajativo una copita de Pacharán (licor de endrinas originado en la zona de Navarra), la que me agradó tanto, que me premió con la repetición.

Gran almuerzo español, totalmente recomendable.

Puerto Pirata : inesperado sabor

Muchas líneas de nostalgia y algunos párrafos de melancolía me hicieron caminar por el barrio Providencia esta noche. Pos simple casualidad llegué a cenar a un restorán apacible y de poca bulla en Román Díaz.

Poca gente, música criolla peruana en los parlantes y una iluminación sobria para un ambiente sencillo, pero prometedor.

Mis pasos al segundo piso para descubrir una pequeña pero interesante terraza, un lugar para fumadores y sobretodo para quienes queremos estar solos. Una noche con temperatura agradable y por fortuna, en un lugar en que hay poco ruido automotriz.

Un solícito mozo dió en el clavo al ofrecerme un pisco sour peruano, ya que solo en restoranes peruanos acepto el sacrilegio de un aperitivo ácido. Pedí una entrada clásica, una causa peruana de atún, esas papas amarillas unidas a palta, ají amarillo, mayonesa y por supuesto una capa de atún. Luego, deviene un largo diálogo para convencer al mozo que no es posible que su carta de vinos no contenga pinot noir y la sorpresa increíble, cuando aparece, fuera de repertorio una botella de la bendita cepa, Viña del Mar 2004 (valle de Casablanca). Todo bien.

Pido entonces, un filete de corvina a la plancha con camarones, ostiones, calamares y cortes de pulpo salteados en una rica salsa peruana condimentada con vino blanco, ajo, pimientos y el habitual ají amarillo. Los tonos ahumados y el sutil gusto a madera del pinot noir maridó con perfección con la comida, armonía necesaria para hacerme sentir el placer de estar solo.

Un buen café negro puso punto final al goce de media semana, en fin, la vida continúa

Cata Pinot Noir : divertida experiencia

Cuando la Escuela de los Sentidos anunció una cata de Pinot Noir premium, fue irresistible el inscribirme para la ocasión. Esta deliciosa cepa cada vez está mejor representada en nuestro país y ya cabe en una interesante cantidad de cartas de vino de buenos restoranes.

Al evento llegamos 8 personas, dos calladas damas (una cubana y otra chilena) y entre los hombres dos expertos catadores profesionales (un español profesor de catas y un experto chileno), un avanzado y documentado amante de vinos (otro español funcionario de la FAO), un chef que además está calificado como sommelier y bueno, dos amateurs, a mucha honra. Además de Pascual Ibañez, el maestro de ceremonias y director académico de la Escuela. Como sea, una oportunidad única para disfrutar buenos vinos y aprender de las habilidades de los conocedores.

Un brevísimo recuento enciclopédico acerca del Pinot Noir y manos (quiero decir, sentidos) a la obra. Partimos con el Bill 2006 de William Cole, un vino interesante, bastante ácido y con un notorio sabor y olor a cuero, tal vez demasiado notorio. Seguimos con otro vino del Valle de Casablanca, el Catrala 2006, un gran reserva, bastante más sutil que el anterior, pero muy alcohólico. La tercera botella fue un Pinot Noir 2004 de Loma Larga, que la verdad no me gustó mucho.

Lo interesante hasta ahora fue la cantidad de distinciones que los expertos hacían, como por ejemplo, el toque de laurel que no detecté ni imaginándomelo o los olores a sudor y caballeriza. Vaya narices!!!!!

Siguió un vino de Cono Sur, el 20 Barricas 2006 que ciertamente tiene potencia y calidad. Sin embargo, mi nota de cata (jeje) cuando probé el EQ 2006 de Matetic (valle de San Antonio) fue muy espontánea, dije «está rico!!». Con lo cual, saqué algunas risas y un comentario simpático.

Finalmente, el pinot noir que más me gustó y me alegra que haya sido el último para quedarme con su sabor, fue el Lot 21 de Leyda (también valle de San Antonio), definitivamente delicioso.

Gran experiencia, una sesión divertida y extremadamente participativa que cerró brillantemente un día más en Santiasco.