Este singular y bello fenómeno que recién comienza a mostrarse en el desierto chileno, fue la ocasión propicia para agarrar mochila y lanzarme con un grupo a recorrer la tercera y cuarta regiones en búsqueda de la belleza de una flor de desierto.
El jueves a las 8 de la mañana puntualmente para tomar el transporte que raudo se dirigió a la ruta 5. Una pequeña escala para «complementar el desayuno» y horas después estábamos haciendo picnic en Huentelauquén. Un almuerzo liviano que me vi en la obligación de sumarle unas ricas empanadas de queso (el mejor queso de la zona) en un local que encontré cerca. Dieciseis compañeros de viaje, doce mujeres a las que se añadiría en La Serena otra chica.
La compañía clave fue Tamara una taxonomista botánica, profesora de una Universidad y una biblia de cuanta especie endémica existe en el norte chileno.
Pronto pasamos por los parques eólicos de Canela (I y II) y Monte Redondo, son magníficos y dan esperanza en que las energías alternativas se abren paso en nuestro país. Cerca de las 16 horas arribamos a Morrillos en donde haríamos el primer campamento. En las cercanías ya encontramos diversas muestras de especies florales propias del fenómeno desierto florido. Un buen auspicio!!
Tras el agotador viaje, me fui a mi carpa a dormir antes de las 21 horas (me suena insólito, pero si me duermo temprano en este tipo de actividades). Por supuesto, también me despierto temprano y a las 6:30 horas del viernes salí a recorrer y fotografiar con los primeros rayos del sol. Precioso día!!.
A las 10:30 horas ya habíamos desarmado campamento y nos fuimos rumbo a la zona de Huasco en la tercera región. Pasamos a un almuerzo de campaña en una zona del camino hacia el Observatorio La Silla antes de proseguir viaje hacia el Parque Nacional Llanos de Challe, en pleno desierto.
Encontramos un desarrollo bastante incipiente de la floración, aunque pudimos disfrutar de la gran cantidad de guanacos y hasta zorros, animales salvajes de la zona. Preparamos campamento y más tarde cenamos. Una vez más, me retiré temprano a mi carpa, es una delicia descansar en el silencio extraordinario del desierto.
Al día siguiente, tras una incursión profunda en el desierto, pudimos comprobar que no había aún muestra del fenómeno de floración y que probablemente los pocos milimetros de lluvia de este año no serían suficientes para que se desarrollara. Una pena.
Decidimos movernos hacia Punta de Choros, asi que nuevamente levantamos campamento y a la carretera. En el camino encontramos una gran cantidad de zonas florecidas que hicieron las delicias de nuestras cámaras. Precioso lugar y con un viento tremendo que hizo complicado montar el campamento, pero eso se compensó con creces por la deliciosa cena que preparamos y que se vistió de gala con unas empanadas de locos y camarones que conseguimos en el lugar.
Por la mañana, a las 7 salí a recorrer el litoral para regresar finalmente a desayunar y desarmar una vez más el campamento.
Durante el regreso nos detuvimos innumerables veces para fotografiar fantásticos parajes llenos de flores y paisajes insólitos.
Hermoso paseo y una miríada de imagenes maravillosas de este desierto florido que recién comienza.