A sabiendas que era la primera vez que llegaba este montaje por nuestras tierras, no pude resistir la tentación de inscribirme para disfrutarla. Este año había dejado un poco de lado la ópera para dedicar más tiempo al teatro y otros filetes que me ayudan a compensar el tiempo laboral y tener una vida más equilibrada entre todas mis pasiones.
Compré entrada para el primer día ya que quería tomar mi propia impresión antes que los medios de prensa emitan opinión. Llegué justo a tiempo, tras disfrutar un rico almuerzo que cociné y que me entretuvo hasta pasadas las 18 horas. La técnica de cocción lenta en el horno de un buen trozo de carne, finalmente produce un gran resultado pero es lento, muy lento.
Benjamín Britten escribe esta singular historia que transcurre en un barco inglés de guerra en la época de Napoleón, en donde un joven marinero William Budd, pobre pero de alma noble se enfrenta a la vileza del oficial mariscal de armas John Claggart, un infame personaje quien no puede soportar que el chico se gane el aprecio incondicional de todos sus compañeros incluido el capitán Vere. Pocas veces he visto tan bien representada la envidia y quizás eso sea el eje central de esta historia.
En un formato muy teatral, cantada en inglés y con el uso virtuoso de animaciones en 3D, cada acto es de una belleza sorprendente. Se ve el movimiento del mar en donde el barco está y la continuidad del espectáculo va de la mano de una orquesta filarmónica inspirada. Además de la ingeniosa y precisa maquinaria de tramoya, que en pocos segundos transforma el escenario en distintos lugares del barco, con una iluminación sorprendente y exenta de errores.
Billy es el marinero que aunque fue reclutado a la fuerza se transforma en el personaje más querido por la tripulación, esa es la razón por la cual la envidia de Claggart se torna odiosa y por lo mismo el final es terriblemente triste. Acusado por Claggart de ser gestor de amotinamiento, se confrontan enfrente del capitán Vere y donde imposibilitado por su tartamudez, Budd empuja al maldito acusador quien se golpea la cabeza y muere. Ahí aparece el segundo drama, el capitán Vere atrapado entre su deber y sus sentimientos, deja que un tribunal de guerra condene al joven Budd a morir en la horca, pese a que sabe que no lo merece.
Impecable desarrollo dramático y sorprendente el montaje solo con voces masculinas y con una Filarmónica que puso en un palco el arpa y un xilófono para complementar los sonidos. Bellísimo espectáculo, valió la pena esperar por él.