Pocas veces voy al Centro Montecarmelo, pero siempre es por un buen filete. Esta vez acudí a ver al bajista camerunés Richard Bona, acompañado por un baterista, un percusionista colombiano increible, un guitarista, un trompetista de competición y un buen tecladista.
Una sesión deliciosa, llena de magia y sonidos. Bona tiene una voz que es un prodigioso instrumento, me provoca recuerdos de sus dúos con Bobby Mc Ferrin, maravillosos. En esta santiaguina ocasión, sabe encantar al público, hace vibrar a todos con percusionados ritmos que en el extremo se asemejan a cumbias, sin olvidar mantener la distancia, para que se deleite su arte.
El colombiano percusionista nos da una sesión exquisita de ritmos, mientras Bona recupera su voz, muy sincronizado interludio, ya aparece otra vez y nos maravilla con su show.
Dos horas de exquisita música, con la simpatía y talento de Richard Bona.