Cuando supe que esta compañía de circo moderno danesa estaría en el Matucana 100, corrí a comprar entrada y me costó conseguirla, pero finalmente llegó el día en que estaría mi función. De hecho, solo quedaban dos funciones esta semana y acaban de añadir tres funciones más dado el éxito.
Los tres actores estaban saludando al público mientras ingresaba, muy graciosos. Me sorprendí que faltando varios minutos para la hora de inicio, estaba repleto. La suerte me sonrío pues una amiga y toda su familia estaba instalada y les sobraba un asiento. Decenas de niños y hasta guaguas había, un público de todas las edades. Esa es la magia del circo!!!
Antes de partir la función, el artista visual mexicano Erick Beltrán (quién estará pronto expomiendo en una de las salas del M100), nos involucró a todos en una performance que fotografiaría. Cada uno de nosotros se puso una máscara con el rostro de algún presidente (caudillo) latinoamericano, algunos tendrían grandes banderas, otros papel picado, pancartas y finalmente lienzos. Todo esto para que Beltrán fotografiara a un niño presidente a quien debíamos celebrar y aplaudir a rabiar. Es curioso como la gente enganchó y la algarabía fue total. Lo divertido es que con la máscara puesta no vimos nada y nos debíamos imaginar lo que ocurría, por el relato que al micrófono hacía Beltrán. Ya veremos las fotos, pues se integran a la exposición.
Comienza el circo y son tres actores. La chica vestida de rojo, un largo y pelado actor vestido con un traje gris y todo desgreñado y finalmente el infaltable mago con el traje circense apropiado. El escenario muy sencillo con un enorme columpio, un piano eléctrico, una enorme tuba, un tambor y otros instrumentos, el correspondiente box del mago y el de la chica. Las caras y los increíbles gestos provocaban la risa de todos, hablando además en una lengua ininteligible pero que todos entendíamos, porque realmente estaba pensada para divertir a cualquiera.
Diversos actos de malabarismo y la especial habilidad de la chica en el columpio y posteriormente en un trapecio blando a gran altura. La intrepidez y audacia de ella, sacaron gritos de asombro. Tan increíble fue que incluso se dió el gusto de cantar mientras volaba por los aires. El actor de traje gris, graciosísimo y un verdadero atleta a pesar de su altura y famélica estampa. Por cierto, el mago hizo reir a gritos por su afán de conquistar a una mujer del público, regalándole vellos de su cuerpo (simulados naturalmente). Verdaderamente divertido.
Me reí tanto como los niños asistentes que gozaron enormemente esta función circense extremadamente buena. No se la pierdan!!!!!