Esta obra debe estar claramente distinguible en el imaginario del teatro, cuando la expresión artística era la única forma plausible de hacer resistencia en un país bajo dictadura.
Un teatro llenísimo y caluroso (cuando tendrá aire acondicionado el teatro UC??), nos sumergió en la atmósfera asfixiante de un restorán muy venido a menos, con personajes que más parecen caricaturas de la realidad, pero que son perfectamente representativos de una época que todos queremos olvidar.
Anclados en el pasado glorioso, los mozos y todos los empleados del restorán se esmeran en cumplir ritos absurdos de sociedad y de buenas costumbres, que eventualmente les permitirán reeditar las glorias de un pasado que ya no está.
Es una obra majestuosa, sienta la asfixia delirante como lenguaje y posibilidad, pero nos muestra finalmente la precariedad y pobreza del ser humano.
No hay que olvidar, es bueno para el espíritu revisitar estas obras.