En el barrio Lastarria, se ha ido consolidando la oferta gastronómica en un pequeño pasaje, una suerte de patio delantero de un proyecto inmobiliario al lado del Teatro Lastarria 90. Aquí se encuentran dos sitios exquisitos, la Casa Lastarria y el Café Urriola, hacia donde dirigí los pasos esta tarde. También hay un precioso bookstore y la promesa de una sucursal del Nolita.
Este lugar tiene hace pocos días patente de alcoholes, por lo que recién comienza a mostrar su power. El dueño es un sommelier y por cierto, se ha preocupado de disponer de una carta de vinos muy nutrida y selecta.
Partimos con un ceviche mixto y pisco sour, como es tradición. Tras larga conversación, el hambre se apoderó de mi ser y decidí invitar algo más contundente y aprovechar la carta de vinos. Mi invitada solo quiso un tártaro, pero para mí quedaba mucho mejor una Milanesa Urriola, un enorme sandwich en pan baguette con milanesa, lechuga, tomate, jamón y queso, una contundente delicia. Pedí una botella de un ensamblaje prometedor Estampa Reserva, cabernet sauvignon y petit verdot. Potente caldo tinto de sabores maduros y extasiantes.
Café Urriola, una gran opción para el after office veraniego.