Su Merced : deliciosa sorpresa

Acostumbraba visitar este lugar cuando era la sede en que practicaba Chi-Kung, una vieja casona, quejumbrosa y excepcionalmente bien ubicada enfrente del Parque Forestal. Sin embargo, al paso del tiempo se convirtió,  remodelación mediante, en un hermoso hotel boutique.Han pasado unos años y esta noche en que salí a buscar opciones para una buena cena, nuevamente me encuentro enfrente de la entrada de este sitio y no pude resistir la tentación de probar.

Impresionante el trabajo arquitectónico y de diseño de interiores realizado, es irreconocible y al mismo tiempo me sobrecoge reconocer detalles que puedo recordar de la vieja estructura. El sitio es impecable, buen gusto en todo, incluyendo la deliciosa música y la buena atención de una joven moza.

Me senté mirando hacia la ventana con el delicioso Parque Forestal de escenario y me dispuse a disfrutar. Partí, como es habitual con una botella de  agua, la que rápidamente fue acompañada con unas sopaipillas, un pote de pate de foi y otros de pasta de ave. Magnífica recepción.

Para el plato principal, elegí de la carta una croqueta de carne magra con queso parmesano y salsas untables, montada en una  ensalada de hojas crujientes bañada en limoneta y acompañada de un arroz cremoso con callampas secas, champignon paris y queso de cabra maduro. Me parecía que no podía hacer menos que pedir un buen vino y de la interesante carta disponible, elegí un petite syrah Carmen 2010. Imposible relatar el festival de sabores que significó este plato, francamente delicioso.

Tras el banquete, debo reconocer que no fui capaz de pedir postre y cerré el disfrute con un buen café negro. Este sitio se las trae!!

 

Cenando en NH Hotel : una experiencia deliciosa

Este lugar lo tengo seleccionado como un buffer, es decir, uno de esos sitios a los que acudo cuando mis otras opciones de disfrute no están disponible. Hay que aclarar que es bueno tener un plan B sobre todo si se va acompañado. En este caso, la fórmula solo me serviría a mi mismo, pero igual es tranquilizador saber adonde acudir cuando se necesita.

Instalado en el amplio comedor del hotel, partí solicitando un fresco kir royale mientras disfrutaba la rica música lounge y ocasionalmente chillout del repertorio. Lentamente revisé la carta con ansias de novedades para descubrir un plato de merluza pochada sobre guiso de habas, estofado y vegetales, lo cual me llevó rápidamente a elegir una botella de William Cole 2011 pinot noir como el acompañamiento perfecto de mi cena

Entusiasmado con los sabores, me puse ingenioso en la búsqueda de mi postre y encontré un italiano clafoutis de berries y queso azul con helado de bocado que me fascinó. Lentamente lo disfruté hasta que llegó el momento de pedir mi cierre, el merecido café negro.

Debo confesar que este lugar jamás me ha decepcionado y seguirá siendo uno de mis planes B preferidos.

Un domingo primaveral muy disfrutado

Un paseo a la montaña hasta más allá de los 3.100 metros de altura me llevaría este día a disfrutar el llegar al Refugio Plantat, un sitio que he visitado por años con mi querido Club Los Malayos. Como siempre, la compañía de gente deliciosa, conversaciones inolvidables con muchos malayos con los que he compartido por años y otros que vengo conociendo. Nada se compara con estos momentos de montaña, momentos en que no hay diferencias artificiales de ningún tipo y en donde solo nos ponemos al servicio de disfrutar el momento. El aquí y el ahora no se pueden conjugar mejor que en estas incursiones en la maravillosa naturaleza que nos circunda.

De regreso desde el Cajón del Maipo, me bajé a medio camino para visitar a mi madre, un momento singular ya que es primera vez en muchos años que ella me ve, vestido como montañista. Puede sonar ridículo, pero para ella era un misterio que diablos hacía y cómo lo hacía cuando le comentaba que me iba al cerro a disfrutar. Misión cumplida, ahora sabe que de verdad lo paso muy bien.

De regreso a mi hogar, el ritual de desarmar la mochila y ducharme lentamente para estar en condiciones de disfrutar placeres ciudadanos. En esta ocasión, mis pasos se dirigieron al Nolita en el barrio Lastarria.

Instalado en el lugar, junto con el menú, llegaron el baguette crujiente y caliente y un pote de mantequilla. Elegí unos rollitos de salmón y ricota en jardin verde junto a mi copa kir royale para iniciar el disfrute gastronómico.

Posteriormente la copa de  merlot fue una gran compañía para ese increíble panzotti, pasta rellena con queso de cabra, cortes de aceituna, abundante crema, parmesano y cebolla caramelizada que fue mi afortunada selección del día.

Un tardío y fantástico almuerzo para celebrar un día delicioso, que solo concluyó después de mi ansiado café negro.

 

Revisitando el Lusitano : cada vez me gusta más

Hoy fue unos de esos días en que quería disfrutar algo interesante a sabiendas que hay muchos sitios conocidos cerrados. Sin embargo, considerando la hora y ese instinto que he conseguido en años de práctica, me dispuse a experimentar opciones en el Barrio Italia con la convicción que algo bueno encontraría.

Bendita intuición, el restaurante Lusitano estaba abierto y además con gran audiencia, lo cual me reconfortó y me dió ánimo para instalarme en la rica terraza y esperar por la atención. Tardó un poco pero estaba dentro de los parámetros aceptables y decidí partir con un buen mojito con ron havanna añejo, solo para disfrutar la frescura y ganar tiempo. Aproveche la ocasión para tomar algunas fotografías del bonito lugar y reír en silencio de las conversaciones chistosas de algunos comensales algo etílicos a esa hora.

La terraza del primer nivel es  deliciosa y se magnifica con notable música lounge, además de la frescura de su sombra en un barrio excepcionalmente tranquilo y que, ciertamente es un plus, nada mejor para un fin de semana.

De la carta, elegí una mechada al oporto acompañada de papas salteadas con mantequilla al ajillo, la que acompañé con una copa de carmenere delicioso. Se nota la mano de autor en estos sabores y eso es muy importante a la hora del disfrute.

Noté que muchos preferían la terraza del segundo piso, ya que la mayoría que se retiraba provenía de ahí, pero eso lo revisaré en otra ocasión. Tras mi tardío pero rico almuerzo, pedí un café bien negro y me prometí regresar a este exquisito lugar.

Revisitando el Capperi : delicioso como siempre

Esta noche se nos hizo muy tarde y el hambre requería pronto remedio. Caminamos hacia el Barrio Italia en donde sabíamos que encontraríamos un buen lugar para cenar. Tras un rato aterrizamos con seguridad en el Capperi, un restaurante italiano que decididamente me fascina.

Los inicios merecen un aperitivo, que como ya es tradición, fueron un pisco sour y mi querido kir royale. El paso siguiente, revisar la carta para seguir descubriendo sabores de este lugar. Tentados por las posibilidades, comenzamos a pedir combinaciones inusuales, inciando con una parmesana de berenjenas, seguido de un plato de prosciutto, esos deliciosos cortes de jamón curado y finalmente una combinación de provoleta y camarones. Delicias que merecían una buena botella de carmenere Tabalí reserva del maravilloso valle del Limarí.

Casi en silencio, disfrutamos el festival de sabores que nos aseguraron esa sensación de placer que produce el comer rico. Un rato largo después, buscamos algún postre goloso que resultó ser helado de frutos del bosque. Deliciosos sabores que rematamos disfrutando un buen café negro.

Qué rico es el Capperi!!

Otra visita al rico Percanta : buena opción

Cansado de una jornada laboral brutal que comenzó a las 7:30 AM y que a esta hora sumaba 13 horas y algo más, decidí que me merecía un disfrute especial y relajado. Caminé algunas cuadras y me fui directo al barrio Bellavista a un sitio que ya tenía muy probado y que seguramente me entregaría el placer que buscaba. Me refiero al Percanta, un lugar argentino muy sabroso y sobretodo bien atendido, lo cual agradezco infinitamente ya que para mi el servicio de un restaurante pondera 40% de todo lo que da.

Instalado en su pequeña pero bien dotada terraza, partí con una cerveza artesanal mestiza irish stout para hidratar mi cuerpo y comenzar a sentir ese éxtasis de detener el tiempo y dedicarme a entregar placeres a mi cuerpo.

De la interesante carta me entusiasmé con un crocante de salmón que acompañé con un insólito zapallo dulce al rescoldo y queso de cabra, una combinación que no imaginaba y que este lugar me tentó a probar. Consternado con la combinación que venía, busqué en la carta de vinos algo especial y encontré un Santa Carolina Specialities Dry Framing Carignan, o sea, una exquisita muestra del carignan que cada vez es mejor en Chile y que invito a probar.

Una cena exquisita, con buena música, buen servicio y la posibilidad cierta de saborear platos novedosos, bien presentados y con un pertinente sentido del ritmo. Por cierto, un buen café negro cerró la delicia de esta cena.

El disfrute de filetes nunca acaba : Resumiendo un mes

Como a veces ocurre, me pasa que el tiempo transcurre demasiado rápido y no me resulta viable escribir mis aventuras disfrutables con la frecuencia que ocurren y así, destempladamente, me enfrento a una acumulación severa de experiencias vividas y que no es fácil recordar en detalle y mucho menos comunicarlas a otros para sientan esa infinita tentación de salir de su comodidad y vivir la vida un poco más intensamente, un poco más completa de disfrutes y quizás, un poco más llena de intensidad.

Lo primero que recuerdo es una cita poco habitual con un arte milenario, se trata de ver danza japonesa kabuki en el GAM, partiendo con la más impresionante demostración de ritmo electrónico de tres bailarines japoneses en un drama solemne y trágico llamado Sambaso. Con los códigos de la modernidad, es difícil sospechar lo sagrado y ancestral de la representación, pero estoy seguro que nadie quedó indiferente. Tras un pequeño intermedio, se dio inicio a una obra mucho más compleja para nuestra cultura, una verdadera danza kabuki  de nombre Musume dojoji. Compleja y bella, no deja de impresionar en cada momento con la sutileza y la profundidad de la tragedia.

Unos días después, me puse de acuerdo para un rico almuerzo con Carlita, mi querida amiga y asistente de tantos años, con quien acordamos juntarnos en el Park Lane, un restaurante de hotel exquisito que me sigue encantando a pesar de los años. Partimos con unos frescos kir Royales, para seguir con los fondos, un filete bordado y  un medallón de jabalí, que acompañamos con un delicioso carmenere Tres Palacios 2007. Una puesta al día amenizada con los ricos sabores y esa rica sensación de atemporalidad que vivimos cada vez que nos juntamos. Nuestra cita concluyó con un buen postre, texturas de chocolate compartidas y, pos supuesto, buen café negro.

Algunas noches más adelante, me junté con otra entrañable amiga para ir a probar la cocina del Opera Catedral, un sitio que siempre me ha resultado delicioso. La partida fue innovando en tragos, un bitter batido y un Gin Hendrick, deliciosos. De ahí fue natural pasar a disfrutar una Queue de Lotte y un exquisito Turbot, acompañados de un indispensable pinot noir tabali, una delicia del valle de Limarí, helado como debe ser. Para los postres, nada mejor que un  volcán de pistacho y un  rhubarbe, una crema de queso cubierta con ruibarbo. Deliciosos!!. El cierre predecible fue con unos cortos de café ristretto.

La cartelera de danza del mes se venía nutritiva y así elegimos revisar una obra llamada A dance Tribute to the art of football en el  GAM. Esta obra noruega sorprende por lo ajustado y prototípico comportamiento de los masculinos representantes jugadores de fútbol. Todos los arquetipos se dan espacio en el escenario. Los machos desatados en la pasión por la pelota y las búsquedas de sentido de la damisela, poco a poco revelan los estereotipos tras la farsa masculina y que alcanza su clímax cuando uno de los machotes se revela por descuido que es una mina exquisita infiltrada en esa corte masculina. Buen humor y sobretodo desmitificación de los patrones culturales que hacen posible este deporte de multitudes.

Pocos días después, decidimos ir a ver una obra simpática e inquietante, Mens&Mahler, en donde más allá de los representantes masculinos está la pesquisa de una damisela por entender que hay detrás de este comportamiento rudo y normalmente considerado masculino. La chica se interroga una y otra vez si esa masculinidad es un comportamiento o una pose que oculta los verdaderos deseos de los personajes. La narradora es un gran personaje que hace claridad entre tantos gestos superfluos.

Seguidamente, una cena merecida en el Mulato Restaurante, nos condujo por un maracuyá sour y un kir royale. Luego elegimos unas chuletillas de cordero y un lomo de res, que serían deliciosamente acompañados de un syrah tabali, mientras comentábamos nuestras impresiones acerca del espectáculo de danza que habíamos disfrutado antes. Para los postres, nada mejor que unos canelones de manzana compartidos y buen café.

Pronto llegó el día de la ópera, y ahí estábamos viendo esa maravilla titulada El Barbero de Sevilla en el Teatro Municipal de Santiago. Lleno total para esta avant premiere que cada cierto tiempo nos invita a disfrutar este antiguo arte de música vocal, teatro, coros y belleza inigualable. Un clásico imperdible para todas las edades.

Aunque más frías, las noches de Santiasco merecen ser celebradas y esta noche nos fuimos a conversar al Casa Lastarria. Allí partimos con unas copas de champaña Valdivieso Brut, para acompañar un gratin de machas. Seguimos con mineral y una copa Botalcura El Delirio, con un compartido pollo picante. Finalmente, un sabroso crumble de manzana y  café, cuando la hora ya pasaba para el otro día.

La última aventura que tengo hoy tiene que ver con uno de mis fetiches, la Compañía de Teatro Cinema, herederos de la magnífica Compañía La Troppa. El nuevo estreno se llama Historia de amor y fue el gancho para visitar el Teatro de la UC en Plaza Ñuñoa. Nuevamente, esta virtuosa compañía con la segunda generación de actores en escena, nos deleita con la magia del cine aplicado al teatro, aunque con una historia escalofriante, un tanto perversa y sobretodo intensa. Observé que mucha gente se retorcía en sus asientos de forma impaciente en la medida que la trama se agudizaba y ponía en relieve la potencia emocional y discutible de la obra. La verdad es que sigo disfrutando la impecable técnica, que me parece impresionante, pero el tema es duro, muy duro.

Bien, no fue fácil resumir tantas experiencias disfrutables considerando el tiempo transcurrido, pero me siento contento de saber que siempre hay algo nuevo que vivir en Santiasco.

Regreso a Peumayen : sigue el disfrute

Hacia inicios del año hice mi primera incursión a este sitio que hoy en día se ha convertido en una sensación entre los turistas y la gente, que como yo, disfruta experimentando sabores y buena gastronomía.
Si bien para mi primera visita, el restaurante no poseía patente de alcoholes, asumí que para estos días el tema estaría resuelto. Por lo tanto, dirigí mis pasos con total seguridad para servirme un almuerzo como me lo merecía.
Partí con un appetizer de pulpo al ajo y plátano, regalo del chef a lo que siguió esa peculiar panera que distingue a este lugar. Hablo de una panera con la muestra de 8 opciones de "pan", desde milcao, pan amasado, chancho en piedra, un recorrido geográfico de norte, centro y sur incluyendo isla de pascua y chiloé.
Con esta fantástica bienvenida, ya podía revisar en detalle la carta y seleccionar el disfrute de este almuerzo. Pedí un Filete de caballo con un asado de vegetales y puré, un plato impresionante que acompañé con una botella sellada con cera de un exquisito syrah Starry Night del Valle del Maipo costa 2010. Una delicia que disfruté lentamente mientras escuchaba la excelente selección de música, otro acierto del local.
Para el postre, evidentemente debía buscar algo novedoso y en la carta abundan opciones como un rico helado de frambuesa y apio y el chapalele en salsa de chancaca con helado de manzanilla. El cierre, como acostumbro, fue con un rico café negro para filtrar.
Qué rico es el Peumayén, se merece la fama que ha ganado estos meses.

Más filetes disfrutados en Santiasco durante mayo 2013

Siempre he pensado que muchas personas aún teniendo la posibilidad de ir a muchos sitios, evitan probar nuevos por temor a equivocarse, lo cual evidentemente los resta de muchas experiencias deliciosas. En mi caso, funciona al revés, siempre busco nuevos lugares y si no lo logro, me repito aquellos que merecen un retorno.

Una sanguchería imperdible es la Ciudad Vieja en barrio Bellavista, pues a pesar que he probado casi toda la carta, siempre me sorprende con sus sabores. En este lugar, debo confesar que el sándwich que me fascina es el chivito (carne, huevo, lechuga, tocino, tomate, queso, mayonesa y jamón) que queda increíble con una buena cerveza Kross Stout. Es una solución perfecta para hambres desatadas.

Un sitio que visité por muchos años en calle Chile España, se trasladó al mismo lugar que hasta hace poco ocupaba el Camarón de Gorbea en barrio Manuel Montt. Me refiero a la Casa Vieja, comida bien chilena y sabrosa. Para la entrada que mejor que un  arrollado de huaso con puré de palta, imperdible!. Lo compartimos mientras disfrutábamos un pisco sour a la chilena y una vaina.

Para los fondos, un filete tiroles con puré y en mi caso, un filete Casa Vieja con puré picante. Esa multitud de sabores se merecía un ensamblaje de buen nivel, así es que pedí una botella de Quattro. Buena cena!!

En los postres, un tradicional almendrado y un delicioso sorbete de mango, seguidos de café negro para despedir el reencuentro.

Una noche después de un trabajoso día, regresé al Tambo por una buena cena a la peruana. Inicié la sesión de placer con una causa de camarones con una copa de sauvignon blanc. Animado por la buena música que escuchaba, con Nina Simone, Coldplay, Every Thing but the Girl, me incliné por pedir un Tambo saltado, muy tradicional y sabroso el cual acompañé con una copa de carmenere de Max Errázuriz reserva. Rica y silenciosa cena!!

La noche que vimos la excelente obra Cuestión de Principios, nos fuimos a conversar y cenar al Squadritto. Este debe ser uno de los restaurantes que más he visitado en la última década y la verdad es que no me cansa. Partimos probando unos cocktails, una Patigiana, (champaña cointreau, limón azúcar) y un Rossini (jugo frutilla, limón, champaña y goma), francamente exquisitos. En vez de pastas, esta vez nos tentamos por las pizzas a la piedra, por lo que llegaron a la mesa una Chianti (sabrosa ricotta con espinacas, tocino y jamon pierna) y una Valentina (ricotta, queso de cabra, jamón pierna y pimienta). Delicias que merecían el buen vino que elegí en la carta, un Ortega Fournier del valle del Maule, una combinación virtuosa de cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot y carmenere. Como se ve, fue una noche de sabores múltiples.

Los postres no se dejaron esperar y nos servimos unos crepes al uso nostro limón y un típico tiramisú. Cerramos con un corto y fragante ristretto.

Ya había comentado acerca de este sitio argentino, La Percanta, un lugar al que prometí volver. Esta noche estaba bastante cálida a pesar de la fecha y me quedé en la terraza. Para iniciar la experiencia seleccioné una cerveza artesanal que no había probado, me refiero a la Mestiza Irish Stout, una cerveza negra sin filtrar fantástica.

Como ya conocía la oferta en carnes rojas, cambié a blancas y me pedí un crocante de salmón acompañado con un sorprendente zapallo dulce al rescoldo con queso de cabra y rúcula. Esta exquisitez la acompañé con una botella de Santa Carolina Specialities Dry Farming de la cepa carignan. Tras tanto placer, solo quedaba que bebiera mi caliente ristretto.

La última incursión que compartiré es el regreso al viejo Caramaño. Este lugar lo conozco desde mis tiempos de universitario y es increíble que aún sigue en el mismo lugar, con los abundantes rayados en sus paredes (alguna vez también escribí allí) y con muy pocas modificaciones en el diseño.

Comencé con una vaina, mientras decidía cual plato de cocina chilena vendría a satisfacer mis ganas de algo rico. Acudí a mis recuerdos y no dudé un instante en pedir un filete a las brasas en versión a lo pobre, el cual acompañé con un rico Morandé Terrarum Cabernet Sauvignon. Tras beber mi café expreso, salí satisfecho rumbo al jazz.

 

Filetes en Mayo : dos paradas exquisitas

El mes de mayo fue una locura de actividades, lo que me mantuvo un poco alejado de este blog. Sin embargo, no dejo de anotar en mi mente todos los sabores y filetes que continuamente acostumbro disfrutar. La vida no sería igual sin el placer.

Un sitio que nunca me ha fallado en el barrio Italia es el exquisito Capperi, bien atendido por unas chicas hermosas y simpáticas, además de la comida italiana de primera.

Partimos con el siempre bienvenido kir royale y el acostumbrado pisco sour albahaca, con los cuales agitamos las papilas gustativas en preparación para el festín. De la carta salieron honrosamente hacia nuestra mesa una lasaña vegetariana y unos ñoquis al pesto, aromas exquisitos que aceptaron gustosos el aporte de un Tabalí reserva merlot

Una cena deliciosa que prolongamos por puro placer con un moussede  maracuya y un brownie helado, para luego cerrar con un aromático café negro.

Otro lugar que hace mucho tiempo no visitaba a pesar de tener buenos recuerdos es el Bavaria del barrio Manuel Montt. Llegamos tras una larga caminata por el cerro San Cristóbal y alrededores, por cierto con mucha hambre. Iniciamos la experiencia con una vaina y un amaretto sour, mientras decidíamos cual sería la selección de los fondos.

Considerando las circunstancias, mi partner quiso recuperar el calor corporal con un consomé de ave mientras yo me incliné por disfrutar una palta victoria. Ya calmada la ansiedad inicial, seleccionamos una escalopa bavaria (una delicia que no puedo evitar elegir) y una escalopa milanesa con papas salteadas, todo lo cual acompañamos con una botella de Medalla Real carmenere. Platos hechos para calmar el hambre.

No quisimos perder la opción de disfrutar un buen postre, un marron glacé, que decidimos compartir. Dejaríamos este lugar, solo después de saborear un buen café negro.