Dos viajes con disfrutes impensados

En realidad han pasado más de dos meses desde que escribí el relato anterior adoleciendo de paciente flojera, pero me iluminé cuando ví que podía hacer un continuo con lo mejor de este periodo silencioso.

Fue necesario acabar con una de mis creencias, mas bien una cierta convicción rebelde, acerca de no visitar Europa hasta haber conocido por completo Latinoamérica. Pues bien, a inicios de mayo nos largamos a visitar España y Portugal. España porque era lo que más quería mi compañera y Portugal impulsado por las descripciones que me imaginaba de Lisboa en los libros de Pessoa.

Viajamos a Madrid para tomar un avión hacia Barcelona en donde nos esperaba un lindo hotel boutique, nuestro primer refugio en esta hermosa ciudad. Ya instalados salimos a pasear y hacer un reconocimiento de orientación.
Por la noche nos fuimos a disfrutar el barrio gótico, un laberinto errático lleno de construcciones antiguas y de gente variopinta. Durante el regreso, ya muy tarde, vivimos con mucha adrenalina, un intento de asalto que azarosamente fue bloqueado por la aparición de una patrulla policial que persiguió a los 3 desafortunados asaltante por las angostas calles del barrio.

Al otro día comenzamos el descubrimiento de Gaudí, partiendo por la Pedrera mejor conocida como Casa Milá. Una belleza arquitectónica sorprendente, la que a pesar de los años, se puede poner en la vanguardia de la modernidad. También visitamos durante la estadía en Barcelona, el Park Güell y evidentemente la imperdible Sagrada Familia.
Desayunos, almuerzos y cenas nos permitieron disfrutar la buena gastronomía y degustar unos cuantos vinos formidables.

Uno de los sitios sorprendentes que pudimos visitar fue Tarragona, sede de lo que fue una ciudad romana y que se conserva buena parte de manera espectacular (reconstrucción mediante). Increíble fue caminar por el acceso de las cuadrigas, carros tirados por caballos que fueron la delicia de los romanos del siglo I DC. En uno de los cuartos de piedra fue posible observar un vídeo que muestra como fue la ciudad original, con su anfiteatro, las instalaciones de la nobleza y el circo en toda su magnificencia.

Otro lugar digno de visitar fue el Acuario, en donde pudimos caminar bajo el agua mientras tiburones desfilaban lujuriosos por sobre nuestras cabezas. Toda una experiencia!!.

Viajamos hacia Madrid para pasar algunos días y aprovechar la ventaja de haber comprado, por internet por supuesto, las entradas a los extraordinarios museos Del Prado y Reina Sofía. Verdaderamente impresionante ver piezas originales de centenas de años, como el tríptico El Jardín de las Delicias de El Bosco, todas en perfecta conservación. También rescato el original de Guernica y la historia de dicha obra que llena una de las salas del Reina Sofía. La verdad que se requieren varias horas para admirar tantas obras artísticas que solo conocía en fotografías. De hecho, siempre pensé que ambas obras eran de pequeño formato (una idea infundada) y me dejó boquiabierto verlas en su real tamaño.

El museo que nos asombró y que no teníamos considerado fue el Arqueológico. De un nivel técnico y de producción superior a todo lo que habíamos visto antes. Cada vitrina contaba con un pequeño vídeo documental que daba contexto y explicaba en diversas lenguas lo que se exhibía. De otro nivel!!

Días después partimos hacia Lisboa, cuna de Pessoa y mi deseo cumplido. Lisboa es una ciudad antigua, noble y hermosa. Las calles pavimentadas con trozos de rocas negras y blancas que forman diseños que imagino crearon manos obreras hace muchos años. Edificios con azulejos llenos de historia, muchos construidos después del único terremoto de esa zona de Europa hacia 1755 y que obligó a renacer a esta ciudad a orillas del río Tajo.

Una ciudad tranquila y que además pasa un buen momento económico, lo cual se refleja en la intensa actividad de la construcción. Zonas antiguas dan paso a hermosos barrios modernos con edificios sofisticados pero con gran armonía. Lisboa debe ser la ciudad que más caminamos, a la cual añadimos Sintra, Porto y el barrio de Belem. En Sintra visitamos el castillo del rey, en estricto rigor la casa de veraneo, además del punto más occidental de Europa de cara al Atlántico. Porto no cabe duda que es conocido por ser la fuente de la producción del licor Oporto y por la gran cantidad de puentes sobre el río Duero. En Belém la maravilla del Monasterio de los Jerónimos, patrimonio de la humanidad construido a partir del 1500.

Un imperdible de Lisboa es el Oceanario, la colección viva de flora y fauna marina de cada uno de los principales océanos del mundo. De hecho viven más 15 mil especies y es el segundo acuario más grande de Europa.

Un largo viaje de regreso nos dejó nuevamente en Chile con muchas historias y disfrutes impregnados en el cuerpo. Que rico es viajar!!

Unos días después de mi regreso,  tuve la oportunidad de viajar a ciudad de México (DF) para atender un seminario de transformación digital. Me recibió esa gigante ciudad con días de gran congestión vehicular y noches de tempestad, pero con el agrado de compartir con profesionales de América Latina empeñados en los cambios que deben realizar los bancos para ponerse a la altura de la digitalización que vive la humanidad. La actividad profesional no fue excusa ni estorbo para poder visitar algunos buenos restaurantes (Malasartes, Sonora Grill y Anatole), comprar libros (El Sótano) y reconocer varios lugares que visité años atrás. En Malasartes probé unos chiles en nogada magníficos bien acompañado con una botella de curioso nombre Yo Soy y también un helado mamey. En cambio en Sonora Grill me fui por una gigante milanesa de Arrachera con un tremendo vino como su nombre Gran Ricardo y al postre un budín de higo excelente. En la salida con otros asistentes al seminario, probamos el Anatole en donde compartimos un desfile de tacos Filete Tuétano, Cochinillo, Atún Pastor y Villamelón, además de varias cervezas Bohemia.

Un lugar que destaco en la ciudad y que merece ser visitado es el Museo de la Memoria y la Tolerancia, un recorrido tremendamente emotivo por la crueldad del ser humano y la necesidad de reflexionar sobre nuestra capacidad de ser tolerantes.

Hasta la próxima!

Entre cavas y ladrillos : rito, almuerzo y cleta

Entusiasmé a mi hermano para visitar en cleta a nuestro padre en su séptimo aniversario de su viaje eterno. Un paseo que me retornaba a los krrtrekking en dos ruedas tras demasiado tiempo sin poder hacerlo. Con algo de temor por la posibilidad que mi columna reclamara el esfuerzo, partimos este periplo hacia el cementerio en La Florida.

Sin percances, fluimos por las calles y mientras más avanzábamos más mejor se sentía el viaje. Compramos bonitas flores e hicimos una sesión de hermoseamiento de la residencia además de una buena cantidad de fotos del parque, el cual estaba lleno de colores y se veía especialmente lindo.

Después del rito, comenzamos a buscar un sitio en donde almorzar y continuar el disfrute. De pronto, un sitio que no conocíamos y que se presentaba interesante. Un buen nombre, Entre Cavas y Ladrillos, que de hecho me recordó un lugar homónimo que vi en San Miguel hace un tiempo. La presentación muy normal, decoración mínima pero de buen gusto, aunque elegimos quedarnos en la terraza para tener vista de nuestras cletas.

Partimos con unos frescos chilcanos de mango y maracuyá mientras saboreábamos un sorprendente ceviche Cavitas, con ostión, pulpo, camarones ecuatorianos y ricos cortes de pescado deliciosamente macerados. Con esta entrada, ya habíamos superado el calor y pudimos pasar a los fondos.

Mi hambre estaba a la altura de un lomo saltado, tremendo plato!,  mientras mi hermano optó por un seco de cordero, todo lo cual acompañamos con una botella de Las Mulas reserva cabernet sauvignon orgánico. Impecable!

Si bien no se distingue mayormente de los restaurantes grandes del sector La Florida – Cajón del Maipo, ni es por cierto la mejor comida peruana (o algo más) que he disfrutado en Santiasco, el lugar es bastante recomendable.

Paseando en cleta el mejor krretrekking

Como casi todos los sábados, tras un reparador sueño, tomo mi fiel cleta y salgo a recorrer las calles de Santiasco con el modo caza de graffitis ON y siempre con ganas de disfrutar un buen rato. Comencé por el Parque Forestal para seguir por las ciclovías hacia el centro en busca de unos graffitis dateados, algo que fotografié en detalle. Luego seguí hacia la zona de Plaza Ñuñoa para revisar la oferta gastronómica que por cierto, incorpora una nueva sede del divertido restaurante The Clinic en el mismo lugar en que estaba La Terraza y posteriormente el 35 mm. De ahí me volví hacia la costanera y seguí hacia el Parque Bicentenario, llenísimo de gente con muchos niños y animados disfrutes familiares. Enfilé hacia La Pirámide y subí el cerro San Cristóbal hasta la plaza Antilén en donde aproveché de beber un jugo de mango y arándanos preparado a pedido en el mismo lugar. De ahí hacia la cumbre del Cerro en donde un rico jugo de mote con huesillos, sin mote ni huesillos me regresó la energía para poder volver a mi departamento. Antes aproveché de visitar la exposición de esculturas de aluminio en el Parque de Las Esculturas, una preciosa muestra que también incluí en mis fotografías.

Durante mi regreso, me percaté que algo pasaba en el río Mapocho, las cletas estaban bajando al lecho del río y era legal!!. No perdí un segundo, enfilé por la rampla y realicé mi primer circuito en lo que espero sea una nueva ciclovía en Santiasco. Qué maravilla, correr mi cleta por el lecho de piedras del río Mapocho, algo inesperadamente delicioso.

Lindo paseo, completamente repetible.

 

Exposiciones notables del medio año

En el edificio de Telefonica se presenta, al igual que otros años, la impresionante World Press 2012, un recorrido por 170 imágenes de todo el mundo seleccionadas entre cientos de miles de fotografías participantes. Siempre me ha llamado la atención que la mayor parte de las fotografías ilustran el sufrimiento humano, las guerras, los conflictos, la terrible pobreza y sobretodo la infinita capacidad destructiva del ser humano. Por suerte, también se deslizan imágenes de lugares insólitos y de bellezas naturales sorprendentes con lo cual, en parte, compensa el tono visual de esta importante exposición.

Otra exposición deliciosa del periodo la encontré en el Centro Cultural Palacio de la Moneda, partiendo por una interesante muestra de vinilos en la sección de diseño del segundo subterráneo. Una muestra de ese viejo y querido formato de la música y que en Chile permitió que muchos artistas pudieran expandir su arte y crear algunas modas interesantes de la música chilena, la nueva ola, la trova y canción de protesta así como las baladas románticas que todavía algunos deben recordar.

La exposición central estaba constituida por la prodigiosa colección del Museo de Arte Precolombino, hoy en remodelación y que constituye un completo recorrido por las etnias originarias de nuestro país y el desarrollo de su cultura en todas las complejas demostraciones de la creatividad humana.

En el MAC del Parque Forestal, una interesante muestra del arte moderno, bajo el título de Chile años 70 y 80 se repasa esa porción de historia del arte más militante y comprometido con el mundo social o simplemente experimental. No todo se comprende con facilidad pero es una evidencia ineludible de la actividad de nuestros artistas en tiempos de dictadura.

La última sala que visité es una del GAM, para ver Blanca Montaña, una muestra recopilatoria de los últimos años de la arquitectura nacional, sorprendente la variedad y originalidad de los proyectos nacionales, una buena nota para las generaciones jóvenes de la arquitectura nacional, con propuestas atrevidas y especial respeto por el entorno.

Un buen panorama para estos días fríos.

Trekking al Aconcagüa : un paseo genial

A fines de enero comenzó a gestarse lo que prometía ser un paseo filete para comenzar un buen año. Con el paso de los días, tomó forma y ya a fines de febrero era un compromiso. Un grupo de 8 personas iríamos al majestuoso Aconcagüa, el más alto de esta parte del mundo en un trekking de acercamiento y conocimiento, pero sobretodo de disfrutes en la montaña.

Ciertamente ascender el Aconcagüa creo que está aún lejos de mis posibilidades, es una expedición de muchos días y de gran entrenamiento previo, pero eso no obsta para ver en terreno que puede significar esa posibilidad.

Pedí un día de vacaciones previo a un fin de semana y a las 7 AM estaba instalado con mi mochila bien preparada en el punto de encuentro. En menos de 10 minutos, ya aparecían los vehículos y pronto ya íbamos camino hacia el Paso Los Libertadores, llenos de alegría y ansiosos de disfrutar este trekking tan esperado.

Unas pocas horas y ya cruzábamos la frontera y nos fuimos directo hacia Penitentes, en donde arrendaríamos las mulas que transportarían la carga más pesada, comida y artículos de campamento. Realizada la tarea, solo quedaba almorzar algo rico en la Hostería Refugio Aconcagüa. Por supuesto, en el almuerzo, una sobredosis de proteína de sabrosa carne argentina.

Concluído el almuerzo, nos desplazamos hacia el acceso del Parque Provincial Aconcagüa a registrarnos y pagar el peaje por el paseo. Ahí me enteré que dependiendo de la extensión del trekking hay tarifas diferenciadas, incluyendo la exótica condición que si vas a hacer cumbre en el Aconcagua hay que ir a depositar el importe a Mendoza.

Un parque de 65 mil hectáreas, muy bien cuidado y con una sorprendente infraestructura incluyendo helicópteros para transporte y rescate. La verdad es que nunca habia visto algo así y me deja la sensacion que los argentinos manejan con mucha más inteligencia que los chilenos sus recursos turísticos.

Cumplidos los trámites administrativos, comenzamos la caminata hacia Confluencia, lugar en que armaríamos el campamento base. Un camino delicioso, con un sol ardiente pero una brisa apropiada para no sucumbir. Caminar y conversar es parte disfrutable de estas excursiones y sobretodo cuando ya nos conocemos algunos. Teresa, por ejemplo, es una poderosa montañista y entrañable ciclista con quien ascendimos el Volcán San José hace unos años, otra conocida es una compañera con quién recorrimos el desierto florido en otra ocasión. Los demás, todos adorables, aprendí a conocerlos bien durante este paseo mediante exquisitas conversaciones y especialmente compartiendo momentos inolvidables.

Una vez que armamos el campamento en Confluencia, incluida una carpa comedor, nos dispusimos a preparar nuestra primera cena de montaña. Sorprendente encontrar no solo a los guardaparques, muy organizados y bien preparados, sino que las evidencias de una actividad febril del verano que se iba. Varios domos e instalaciones de las empresas de turismo de montaña, que incluyen hasta baños químicos que estaban en proceso de desarme por el fin de temporada. Es otro el nivel, me sorprendí una y otra vez.

Una noche estrellada maravillosa, la temperatura fantástica a pesar de la altura y la promesa de un siguiente día exigente  pero lleno de aventuras.

Despertamos temprano para hacer un contundente desayuno y prepararnos para un día de gran caminata. El cielo se veía despejado, la temperatura algo fresca pero con muy buen pronóstico. Preparamos nuestras mochilas y comenzamos la ruta hacia Plaza Francia, base de la pared sur del Aconcagüa, nuestro foco de interés.

A medida que pasaban las horas y avanzábamos hacia nuestro destino, el cielo comenzó a ponerse negro, lleno de nubes, y el viento se hizo sentir con grandilocuencia. Hicimos una pequeña variante para encontrar un exquisito remanso en medio del glaciar de Horcones interior, un sitio maravilloso que nos permitió hacer nuestra pausa  de almuerzo y tomar lindas fotos. Lo más sorprendente para mí fue la gigantesca presencia de la pared sur del cerro Aconcagüa, es indescriptible su tamaño y ferocidad, definitivamente es de pocos amigos. En las conversaciones con Gastón constaté que su dificultad es tremenda, son cinco dias de ascenso, durmiendo en vivac colgado cuatro noches, demasiado, ciertamente demasiado.

Nuestro almuerzo se vió rápidamente interrumpido por los relámpagos y truenos que anunciaban un cambio brutal del clima. Fueron solo minutos para ponerse ropa adecuada y de súbito ya estabamos siendo bombardeados por una lluvia de granizos poderosa. A pesar de todas mis capas, los proyectiles de hielo me agujeaban la cara y poco tiempo después se transformó en una copiosa lluvia. Definitivamente, era hora de volver raudos al campamento.

Fueron varias horas de caminata bajo la lluvia, divertidos por la situación y asombrados sobretodo por los resonantes truenos y avalanchas que se producían en los cerros que encajonaban nuestro camino. Sin novedades llegamos al campamento, algunos tan agotados que incluso decidieron dormir un rato. Por mi parte, me dediqué a juntar agua ya que se cortó el suministro, pues la presión soltó las mangueras que traían el líquido desde las vertientes del sector.

Finalmente, nos mantuvimos protegidos en la carpa comedor, tomando bebidas calientes, comiendo cosas ricas, contando historias y haciendo tiempo para poder hacer la cena. Una tarde muy entretenida y amenizada por la inclemencia del clima.

Esa noche no solo llovió sino que después cayó una gran helada, de tal suerte que cuando me levanté al dia siguiente antes de las 7 de la mañana, la carpa estaba con una pesada capa de hielo. No pasamos frío, pero la noche igual fue de sobresaltos por los tremendos truenos.

Tras el poderoso desayuno del último dia, desarmamos el campamento y comenzó el regreso. La lluvia causó estragos en el camino, fueron muchas las avalanchas de barro y la formación de morenas impresionantes, que se levantaron en murallones de rocas y barro de hasta tres metros de altura. Tuvimos que improvisar rutas para poder volver una y otra vez al sendero principal, flagelado por los derrumbes.

Cuando definitivamente pudimos llegar al punto de entrada al Parque, nos encontramos con la sorpresa que uno de los vehículos había perdido la batería, debido a que las luces quedaron encendidas. Por más de una hora estuvimos intentando hacer partir el motor hasta conseguirlo y pudimos desplazarnos nuevamente a Penitentes a recoger equipaje y almorzar.

El regreso, terriblemente demorado en la aduana chilena (qué ineficientes!!!), nos llevó finalmente a Santiasco para dar por terminado este delicioso paseo.

Me encantó conocer el Aconcagüa, creo que volveré y por cierto, hice una selección de fotos para recordar el disfrute.

Tour de museos : una visita imperdible

Ya era tiempo de enfrentar un paseo por los distintos museos de Santiasco, pues se cumplía el plazo en que se renuevan las exposiciones. Comencé mi paso por el edificio de  telefonica-ctc (hoy womistar) solo para constatar que lamentablemente llegué un dia después del cierre de la exposición. Bueno, no siempre es tan matemático el proceso de renovación de muestras.

Seguí caminando en dirección al GAM, siguiente parada, en la que no tenía dudas acerca de encontrar algo interesante. Efectivamente, en el subterráneo me esperaba una interesante muestra acerca de la Propiedad Intelectual en Chile, un tema delicioso ya que a pesar de los años transcurridos desde la primera patente registrada en Chile, sigue siendo un tema controversial y materia obligada en todos los tratados entre naciones y por cierto, un asunto no resuelto para el fomento de la innovación en Chile. Llama la atención que lo que más se registra en Chile son marcas, inventos muy pocos y ni hablar de innovaciones disruptivas o asaltos tecnológicos que puedan posicionar al país en la retina de la creación tecnológica. Mucho por hacer!!!

Continué el paseo por el Mavi pero mantenía la misma exposición que revisé en mi visita anterior, así que tardé muy poco en seguir la caminata y esta vez directo al Museo de Bellas Artes (MNBA). Mucha gente, algo inusual salvo cuando hay una exposición que ha sido publicitada en TV. Como sea, en el primer nivel se desarrollaba una interesante muestra de esculturas de Edgar Degas, un personaje obsesivo con los detalles y sobretodo con el movimiento. Se imaginan el enorme desafío que él asumía, representar el movimiento grácil y delicioso de una bailarina de ballet o de un caballo trotando. Pues bien, Degas acomete esa tarea y realmente es notable el resultado. Cabe destacar que Degas es más conocido por sus pinturas, pero legó a la humanidad una enorme cantidad de preciosas esculturas, parte de las cuales se exhiben en el MNBA.  Es una delicia que disfruté lentamente observando desde muchos ángulos las preciosas figuras y consultando en línea los datos que obtuve al leer los códigos QR dispuestos para los espectadores en varias de las etiquetas de las esculturas. Gran acierto!!

En el subterráneo me encontré con una exposición deliciosa, llamada Brasil Brasileiro, con una muestra de una gran cantidad de artistas brasileños de diversas épocas y que representan de muy buena forma la creatividad de ese pueblo. El color y las formas son un festín de placeres que vale la pena visitar.

En el segundo piso, una maravilla fotográfica, se trata del maestro André Kertész en una selección de fotografías que recorren sus distintos periodos y su impronta indeleble, esta muestra es imperdible!!

Concluido mi recorrido por el MNBA, seguí hacia el MAC temeroso que estuviera cerrado debido a la reconstrucción recientemente iniciada tras el terremoto del 2010, pero fui sorprendido por un acceso habilitado en forma bien artesanal, pero ahí estaba mi querido MAC operando con dos pisos. En el subterráneo (zócalo), una muestra extraña pero no menos interesante, ya que los patrones del arte contemporáneo no admiten muchas clasificaciones. En el primer piso, además de la 4° Furia del Libro, una muestra de más de 1000 libros genial, muy under y de contenidos poco comerciales, lo cual la hace más interesante. Desde comic, pasando por poesía, declamaciones, luchas de género, minorías sexuales y todo lo que se puedan imaginar. es notorio que la mayor parte de los visitantes son jóvenes, nuestra salvación social e intelectual, ya que el resto de la población prefiere seguir las instrucciones de la TV y del staus quo.

Tras visitar la muestra de arte experimental de los 70 y 80’s, pude abandonar el lugar y respirar nuevamente agradecido del arte en santiasco, este tour de museos me hace sentir que todavía hay creatividad en el país.

Travesía Altos del Lircay a Siete Tazas : maravilloso paseo

Por casualidad me enteré pocos días atrás que algunos malayos estaban organizando una travesía por la VII Región, un trekking de montaña que cruzaría desde el Parque Nacional Altos del Lircay hasta el Parque Inglés y las deliciosas Siete Tazas, maravilla de la naturaleza prodigiosa en la zona del Maule.

Claramente era un imperdible para mis disfrutes de montaña y rápidamente adherí al desafío. Un total de 19 entusiastas amantes de la naturaleza y la aventura nos inscribimos y sobreviviendo a  intensos días de jornadas laborales brutales, me encontré armando mi mochila a medianoche de un jueves santo para levantarme a las 4 am de un viernes reputadamente santo para algunos y comienzo de una gran aventura en la madre naturaleza para nosotros.

5 am en punto, prácticamente todos estábamos en el punto de encuentro para abordar los vehículos que nos trasladarían hacia el Parque Altos del Lircay, una reserva nacional en la zona de Talca. Considerando las pocas horas de sueño, gran parte del camino dormité intermitentemente, observando que mientras aclaraba la mañana comenzaba a llover. De pronto, convencido que no había pegado pestañas, me encontré en un camino rural y la lluvia era de pronto una nevazón. Así partía nuestra aventura, con una tremenda nevada que sería fuente de los más hermosos paisajes que hasta ahora mis ojos registran este 2011.

En el camino recogimos a dos integrantes del equipo, quienes bajo la lluvia esperaban bien equipados, el paso de nuestra pequeña caravana. Uno de ellos, Pepe, un veterano de 72 años no dejó de sorprenderme, pues era compañero de infancia de uno de nuestros malayos notables cuya edad física (70 años) no se condice con su extraordinario estado físico y delicioso buen humor.

Una vez que ingresamos a la Reserva Altos del Lircay, bajo la incesante nevazón, tuvimos que vestirnos para la ocasión. Por suerte, todos estaban advertidos de la «probable llovizna» que anticipó Ricardo (el metereólogo ‘mula’  del equipo, siempre gran valor!!!).

Ya estábamos ahí, solo había que seguir adelante con todo el entusiasmo que siempre nos anima. Comenzamos a caminar, ya cerca del mediodía, pagamos la entrada al Parque y comenzó la aventura!!

Los paisajes maravillosos de un bosque nevado, el silencio y la quietud de una naturaleza que reposa extasiada en la nobleza del blanco eterno, fue nuestro acompañamiento virtuoso mientras caminábamos adentrándanos en la cordillera. Un momento delicioso fue cuando sentí unos sonidos extraños que repentinamente  se transformaron en las imagenes de unos preciosos pájaros carpinteros picoteando en uno de los innumerables árboles del parque y extasiados, nos dispusimos a buscar los mejores ángulos para fotografiar esa rutina cordial de estos hermosos pájaros que con su cabeza roja y cuerpo negro resaltaban en la hermosura blanca del bosque.

Caminamos incesantemente hasta que la luz natural nos acompañó y el frío nos advertía que era necesario hacer campamento. Aplanando un poco la nieve y colocando plásticos, montamos nuestras carpas y junto a mi cordada, Eduardo, iniciamos el ritual de preparar una buena y reponedora cena una vez que guardamos nuestras cosas bajo la carpa. Una sopa de crema de champiñones bien caliente para reponer el calor (la temperatura ambiental estaba a nivel cero), luego preparé un couscous mediterráneo con cubos de atún salteados en aceite de olivas, con lo cual saludamos la noche con sabores exquisitos y muy merecidos. No pasaba de las 22 horas y ya estábamos listos para dormir y recuperar fuerzas pues la jornada siguiente sería dura, se avizoraban  muchos e interminables ascensos y descensos por la cordillera.

Temprano, pero no demasiado, despertamos con un día maravilloso, de esplendoroso sol y un cielo azul sin nube alguna. Por el frío tremendo que vivimos esa noche, tuvimos la primera baja del equipo. Pepe, veterano montañista toma la decisión de devolverse, en esta ocasión no estaba en condiciones de seguir y tras las coordinaciones pertinentes, se queda en el campamento para regresar hacia Altos del Lircay mientras el resto de nosotros emprendía la caminata según lo acordado.

Fue un día intenso, demasiado, me vi obligado a forzar la marcha del grupo cuando constataba que mientras no salieramos de las pendientes sería imposible acampar. Con la complicidad del gran León, fuimos fijando metas de avance, una tras otras, hasta que al borde del crepúsculo, fuimos capaces de llegar al bosque en el valle en donde era posible armar campamento. Fueron 10 horas de marcha sin almuerzo, solo con nuestras raciones de marcha por una interminable secuencia de subidas y bajadas de cerros y sobretodo venciendo el temor de estar equivocados con la ruta, ya que en varias ocasiones, la ruta del GPS no respondía a la intuición y de verdad pensé que ibamos en la dirección contraria. Es necesario aclarar que con 30 cm de nieve no es fácil ver senderos ni mucho menos.

En un lindo bosque de robles, armamos nuestro segundo campamento. A estas alturas, uno de nuestros malayos iba lesionado en una rodilla y eso retrasó a la retaguardia un tanto, pero finalmente todos pudimos llegar y concentrarnos mientras oscurecía la noche en el campamento.

Lo rico era saber que ya estabamos en la parte de la travesía en que ya no habría ascensos de cerros y que seguiamos juntos y en condiciones de continuar la aventura. Esta noche, con mi cordada partimos por disfrutar una rica sopa de fideos y pollo y una deliciosa botella de vino, la que alcanzó para varios improvisados contertulios. Luego preparé un puré de papas al ciboulette con salame italiano, deliciosos (al menos no sobró nada), mientras conversábamos bajo una nube de estrellas en un cielo perfecto.

Nos fuimos a dormir cerca de las 23 horas, con poco frío por suerte y con la esperanza que se pudiera secar la ropa y el equipamiento absolutamente sobrepasado en sus especificaciones tras 10 horas de caminar por tanta nieve. Mis botas de montaña chapoteaban en su interior, por primera vez viví el constatar que mi equipamiento fue superado ampliamente por la naturaleza.

7 de la mañana, comenzamos a preparar desayuno y a derretir nieve para asegurar una provisión de agua para una nueva jornada de intensa caminata. Hoy era el día final y había que asegurar que todo el grupo llegáramos sano y salvo al destino. A menos de 100 metros del campamento que abandonábamos descubrimos que había un río, me sentí muy torpe considerando el tiempo que gastamos en hacer agua de la nieve, cuando había en abundancia de agua tan cerca. Bueno, un aprendizaje más.

Caminamos hartos kilómetros mientras ingresábamos al Parque Inglés rumbo a Siete Tazas, que hermoso paisaje, es impagable tanta belleza, cruzamos varios riachuelos y tomamos muchas fotografías. Finalmente, hacia las 14 horas del domingo, llegamos a nuestro destino, en donde nuestro transporte nos esperaba. Un momento mágico, la alegría de haber cumplido nuestra misión, el éxtasis de haber vencido nuestras miserables limitaciones corporales y haber gozado solo naturaleza salvaje por tres días, que maravilla!!

Contentos y desbordantes compramos cervezas heladas y bebimos la alegría, acomodamos nuestro equipaje y nos fuimos a Siete Tazas, a minutos de distancia con el único objetivo de disfrutar la maravilla que la naturaleza prodigiosa de nuestro lindo país nos regala. Hermosas fotos tomamos en este celestial lugar y luego partimos de regreso considerando que cumpliríamos la promesa de pasar al Juan y Medio en Rosario.

Maldito taco que nos retrasó horas, pero nada nos impediría cumplir nuestros sueños y llegamos finalmente a cenar al lugar elegido. En el viaje, solo para entreternos, conversamos de cuanto tema era posible y hasta fuimos testigos del nacimientro de una nueva religión, el Gabrielismo, su ‘santa referencia’ viajaba a mi lado, quedamos expectantes acerca de la posibilidades futuras que nuestra  malaya Gaby desarrollará en su cometido apostólico. Me recuerda tanto el candor juvenil de L.

La cena abundante, pantagruélica y exquisita, nos dejo listos para dormir en el resto del viaje hasta santiasco. De hecho, solo desperté un par de veces para constatar que seguiamos en un taco horroroso, aunque no era problema, despues de todo habíamos cumplido un gran deseo y las sonrisas en nuestra caras nos delataban permanentemente, que bien lo habiamos pasado!!

Qué gran  paseo, qué lindo grupo, los Malayos en acción una vez más!!!

Pocas salas de arte abiertas, pero dos interesantes opciones

No es un misterio, febrero es una fomedad en santiasco en muchos ámbitos y especialmente en actividad cultural, ya que lo comercialmente correcto es trasladarse al litoral costero en donde se hacinan los consumidores. también es cierto que muchas salas de arte aprovechan de remodelarse y prepararse para un año en ciernes.

Casi todas las galerías cerradas, vacaciones o remodelaciones fue la evidencia de un largo recorrido por mis habituales trayectorias territoriales. Como me gusta comentar básicamente solo lo disfrutable, me debo referir solo a dos sitios encantadores. En primer lugar, la sala que se encuentra en el último nivel subterráneo del Centro Cultural Palacio La Moneda (CCPLM), en donde hay una retrospectiva fotográfica del gran cura explorador el salesiano Alberto De Agostini, una treintena de fotografías en blanco y negro que muestran aciertos notables de sus viajes y contactos con etnias, la mayoría hoy desaparecidas, y que ennoblecen su trabajo como explorador en nuestro territorio. Su hermoso trabajo me llena de emoción, ya que retrató con amable paciencia y gran belleza lo que en su tiempo quizás poco importaba y que a nuestra época representa un verdadero legado. Hace un tiempo como Club Malayos participamos en la reconstrucción del refugio que lleva su nombre en el cerro El Plomo, un reconocimiento a este gran hombre.

Si van por el CCPLM, aprovechen de disfrutar el segundo subterráneo en donde está la Galería del Diseño, ya que aún tiene una exposición deliciosa de muebles y artefactos creados por artista, llamada Obra Útil. Aprovéchenla!!

El segundo lugar que puedo destacar en estos días es la exposición de fotografías de Josep Ros Ribas en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). Un fotógrafo excepcional con ese raro talento de atrapar un conjunto de emociones en un disparo de su cámara, más aún cuando se trata de obras de teatro o de ópera tremendas. Pocas veces he visto reunidas en un mismo lugar tantas imagenes de obras majestuosas de Shakespeare, Racine, Mozart, Chejov, Pirandello, Verdi, Wagner, Brecht, Beckett, Moliere o Ibsen. Son demasiadas y hermosas las imagenes asertivas y oportunistas de tantas obras maravillosas representadas en muchos sitios del mundo. Me encantó ser parte de esos instantes preciosos de cada una de esas obras que este fotógrafo capturó para el disfrute de todos nosotros.

Del GAM rescato además la increíble librería que se montó en ese lugar, Lea +, de editoresdechile.cl, la variedad y calidad de los textos ahí reunidos bien valen una visita.

La cultura, aunque cueste, sigue ahí presente!!

Disfrutando febrero en Santiasco

El día comenzó muy temprano, pues había paseo a la montaña con mis amigos malayos. A las 6:30 horas preparé la mochila con lo necesario, cargué mi cámara fotográfica y estuve justo a tiempo para tomar el radiotaxi que coordiné la noche anterior y que me conduciría al punto de encuentro con el club en el kilómetro cero de farellones.

Veinte y tres malayos acudimos a la cita y fieles a nuestras reglas, esperamos 10 minutos y salimos rumbo a nuestro destino, el cerro Canoitas. Este es un paseo de montaña de baja dificultad y por ello imagino que tuvimos la presencia de varios malayos en su primera salida.

Canoitas es mucho más agradable cuando esta nevado, ya que en verano el calor se hace sentir. No obstante ello, con el habitual entusiasmo y buena onda, fuimos avanzando por los distintos y hermosos paisajes de esta zona. En esta ocasión yo asumí la función de cerrar la columna, es decir, asegurar que todos los malayos avanzaran y no se extraviaran en el ascenso. Este rol no siempre es bienvenido, ya que implica caminar al ritmo del más lento y a practicar tus mejores dotes de coaching, para entusiasmar a los cansados o más lentos a seguir adelante.

A pesar de mi esfuerzo, a la hora de camino, una chica no dió más de agotamiento, unos nuevos remedios que había comenzado a usar, le juegan una mala pasada y la tuve que ubicar en un lugar de buena visibilidad y con acceso a sombra, con la instrucción de esperar nuestro retorno. Marqué su posición en el gps y seguimos con resto del grupo. tras otra hora y fracción, una pareja muy jovencita, también deciden quedarse hasta ahí y esperar nuestro regreso. Pues bien, otra marca en el gps y seguimos hacia la cumbre.

Instalados ya en nuestro destino, nos dedicamos a nuestro mejor rito, esto es, disfrutar el menú malayo. Por tratarse de un paseo corto y con la posibilidad de regresar a buena hora para almorzar en familia, el despliegue de delicias fue mucho menor que en otras ocasiones, pero con la misma generosidad y buen gusto. De hecho, entre otras cosas, accedí a un exquisito sandwich de carne mechada y tomate en pan ciabatta, un notable ejemplo gourmet.

Tras la consabida fotografía de cumbre, pasé el gps a quien iría en punta para que recogieramos a los malayos que dejamos en el camino e iniciamos el regreso. Una bajada muy rápida para llegar al estacionamiento con los 23 malayos contentos de haber disfrutado un día de montaña. Aquí unas fotos del paseo.

De regreso en casa, tras una deliciosa ducha y cerca de las 16:30 horas, decidí salir a buscar un buen restoran para ese tardío almuerzo. Son pocos los lugares que mantienen la cocina abierta a esa hora, por lo que me fui a la segura hacia el Sacsayhuaman, un lugar de sabrosa comida peruana.

Solo quedaba un par de comensales en etapa de sobremesa, así es que me apresuré a ordenar. Partí con un pisco sour peruano para disfrutar un ceviche tropical, corvina trozada, pulpo, calamares y camarones con frutillas, piña y  mango, cebolla morada y unos toques de albahaca. Exquisito y enorme plato.

Para los fondos, me atreví con una corvina con una crema de alcachofas, salteado de champiñones flameados y dos enormes papas duquesa. Agregué de la exigua carta de vinos, una botella de carmenere Casillero del Diablo, que estuvo bastante bien. Un almuerzo tremendo, ricos sabores y muy buena terraza para almorzar.

Regresé a casa justo a tiempo para encontrarme con un pintor amigo, Hijo Ra, un talentoso artista y como muchos, tratando de sobrevivir de su arte. Me llevaba unas pinturas de su nueva serie y algunas anteriores, con lo cual además de una larga y maravillosa conversación sobre arte, poesía, filosofía, crecimiento personal y un largo etcétera, fui eligiendo varias piezas que me maravillaron y que gustoso le compré. Así nos ayudamos mutuamente y pasamos unas gratas horas juntos. ¿cuando habrá en nuestro país más opciones para gente tan talentosa?

Más tarde, aproveché de ver una película y finalmente me quedé dormido con tantos disfrutes.

Casa Lastarria : una travesía dominguera

Para el último fin de semana del 2010 tenía planificado algo especial, pasar el año nuevo en la zona de El Plomo, un increíble cerro de la cordillera central. Ya nos habíamos animado, una semana antes, un grupo de 9 malayos y todo iba bien hasta unos días antes. El clima en la cordillera comenzó a deteriorarse progresivamente. Día tras día fuimos observando como el pronóstico climático de cordillera pasaba de chubascos el domingo por la tarde hasta llegar a chubascos en la tarde del viernes y tormentas eléctricas el domingo. En fin, sería para otra ocasión.

Bajo esas condiciones, debí repensar que haría en ese fin de semana largo que fuera entretenido. El viernes lo dediqué a juntarme con algunas amistades y a escribir, el sábado fue el día de paseo en cleta por el Parque Metropolitano, incluyendo por supuesto la visita a la cumbre del San Cristóbal y un largo recorrido por un Santiasco silencioso. Qué grato es pasear por la ciudad cuando está casi vacía y la gran mayoría está durmiendo o descansando de la resaca de año nuevo.

El último día lo dejé para un buen tour de museos y en especial las muestras fotográficas que hay en el Bellas Artes. Están increíbles!!

Las exposiciones Fuera de Lugar: Consideraciones sobre arte, ciudad y urbanismo es buena, pero la que es notable es  La Victoria de Todos. Las fotos de Oliver Hartley Byn y los rostros que toma Teodoro Schmidt, sin dejar de admirar lo cotidiano y juguetón de las fotos de Arthur Conning. Preciosa muestra!!

Bueno, el hambre es un importante vector en mis caminatas, por lo que casi sin darme cuenta, estaba sentado en la rica terraza de Casa Lastarria. lugar que comparte con el exquisito Café Urriola y prontamente con un local del Nolita.

Casa Lastarria es un local de hermosa fachada (lo único que sobrevivió de una espectacular casona del barrio) y que se integra muy bien en el entorno creado por el proyecto inmobiliario que dió origen a esta zona. La terraza, claramente lo mejor para esta época y especialmente porque no había demasiada gente.

Partí solicitando mi botella de agua sin gas, pedido que tuve que hacer tres veces porque los jovenes mozos lucían bastante extraviados (supongo que es el post año nuevo). Revisé la pequeña carta del lugar y pude apreciar que hay pocas pero interesantes opciones para servirse algo rico. De hecho me tenté con una lasagna de berenjenas, pero cambié de opinión cuando encontré un congrio a la plancha con una salsa de papayas al pisco acompañado de una buena porción de quinoa en jugo de naranjas y jenjibre. Añadí una botella de pinot noir Las Brisas de Leyda y tras unos toques de pimienta fresca al plato, me dispuse a disfrutar. Exótico y rico el contraste de sabores y texturas. Buena cocina aunque hay mejoras posibles!

Para el postre un marquis de maracuyá vino de maravillas y al cierre un buen café negro como a mi me gusta.

El servicio claramente lo más deficiente, pero el lugar es lindo y merece ser considerado.