En esas raras ocasiones en que debo ir al palacio del consumismo, un mall, preferí hacerlo con alguien que disfruta estos sitios, mi madre y una hermana, regalándome así la oportunidad de un encuentro familiar.
Llegué con bastante ventaja en tiempo, por lo que rápidamente me fui a cumplir mi cometido y quedar liberado para dedicarme solo a conversar y disfrutar algo más. La hora pasó lentamente y mis tripas comenzaron a reclamar alimento, así que decidí darme un pequeño gusto sirviéndome un sándwich y un rico jugo natural, a modo de aperitivo.
Cuando llegó mi familia, ya había completado mi tentempié y estaba en condiciones para iniciar el recorrido en común. Tras un rato de caminata, tanteé si había hambre y como la respuesta fue positiva, encaminamos los pasos hacia El Mirador, en donde espera elegir algún rico restaurante para invitar el almuerzo.
Nos llamó la atención un sitio que no había conocido antes, un local de diseño moderno, oferta de comida mediterránea, con buena música y agitada atención. Instalados en la terraza, partimos por pedir unos pisco sours para degustar una tabla extraordinaria con causas, ceviches y ostiones.
Los platos de fondo fueron otra sorpresa, una pasta papardelle al huevo con palta, nueces, tomates perla, parmesano y albahaca. Una corvina sobre canelones rellenos con jaiba, queso azul y pomodoro y unos ravioles al aji amarillo rellenos con pollo y nuez. Notables platos que disfrutamos lentamente en conjunto con una botella de pinot noir Cartagena del rico valle de San Antonio.
Fue un almuerzo largo y conversado, coronado por la mezcla deliciosa de sabores que incluyeron unos ricos postres y café.
OlivaLimón me encantó, lo anoto para volver!!.