En un país sometido a sus propias fiestas patrias, encontrar una alternativa a veces resulta difícil. El único club de jazz con una propuesta atrevida por no ser dieciochera, fue el viejo y bien querido Club de Jazz de Santiasco.
Como era de esperar, un Club semivacío, pero no menos entusiasta. Somos pocos pero somos los mejores!!!. Nos vamos a divertir.
Más tarde de lo acostumbrado, un inspirado Marcos Reyes, contrabajista excepcional, con la guitarra de Diego Riedemann y la extraordinaria batería de Luis Mora, le dan tensión creativa y rítmica al Club. Temas exigentes que obligan a cada músico a entregar lo mejor de su talento.
Son piezas rápidas, de gran ritmo y complejidad, para hacer aplaudir a las 1o mesas que tienen ocupantes. pocas veces he visto el Club tan desocupado, pero estoy sorprendido de la armonía, la complicidad y el disfrute.
Un pequeño intermedio y aparece la segunda banda, la lleva Hugo Rojas un habitué del Club, un bajista de corazón y que toca en raro rictus corporal, una nueva guitarra a cargo de Francisco Saavedra y la indispensable presencia del batero Luis Mora, un filete!!!
Continúa el despliegue de talentos, cada vez más propios de maestros, una delicia para los oyentes. Todo conduce indefectiblemente a la jam session en que todos los virtuosos tienen cabida.
Gran noche de jazz!!!