Dos obras para comenzar la temporada del Santiago a mil

Comienza Enero después del fallido fin del mundo y comienza el mejor carrete cultural de Santiasco. Me refiero a la increíble programación de teatro, danza, ballet y música que trae el Santiago a Mil. De hecho, hoy voy a comentar dos obras que marcan mi inicio en esta versión 20 (veinte años!!!) de esta fiesta cultural.

La primera obra corresponde a a una adaptación de Alfredo Castro de la obra original de Eugene O’neill llamada Distinto, que se mostró en el  Teatro Municipal de Las Condes. Llegamos sin grandes pretensiones pero convencidos que sería una buena obra dada nuestra experiencia con el trabajo de Castro. Extraordinaria la obra, la tensión sexual de los personajes y las volteretas estúpidas de la mente y del comportamiento humano se evidencian de manera muy clara. Una historia de amor marcada por la brutal incapacidad de Emma de amar y la torpeza imperdonable de su amante que la espera 30 años para que aparezca la madurez que jamás llegaría. De alguna forma me hizo pensar en que muchas veces esperamos de la pareja cosas que jamás serán capaces de dar y malgastamos la vida en dicha espera. Definitivamente la obra me gustó, me mostró que en actos de amor podemos ser demasiado enfermos.

La siguiente parada fue una obra de danza moderna, Travelogue I Twenty to eight (Diario de viaje I – veinte para las ocho) en el Teatro Municipal de Santiago, una pieza de la heredera de Pina Bausch, llena de erotismo y sensualidad en donde los objetos cotidianos se transforman en artefactos de significados como correlato natural del virtuoso despliegue físico de los artistas. Hay mucha histeria y convulsión erótica no resuelta que los bailarines hacen notar en cada momento y que finalmente hablan de la cotidianidad humana y con todos sus defectos.

Santiago a Mil, comienza y promete mucho. He elegido 14 espectáculos que me ocuparán todo el mes de enero y que espero sean puro goce.

 

Celebrando cumpleaños en Confitería Torres

Un amigo con más de 20 años de amistad es algo que hace necesario celebrar su cumpleaños y como corresponde elegimos un lugar filete para almorzar juntos y aprovechar de conversar harto. El lugar elegido, la deliciosa Confitería Torres, el clásico del centro de Santiasco y también de esta celebración. Me sorprendió la cantidad de gente que ocupaba el lugar, de hecho, debimos esperar por una mesa y es primera vez que me ocurre en este lugar.

Partimos con unos Kir Royales mientras cada cual se entusiasmaba con alguna de las delicias estándares del lugar. Bueno, no hay donde perderse, el cumpleañero se fue con un filete a la pimienta acompañado con un puré de garbanzos y yo elegí mi eterno preferido, el filete al cilantro acompañado de una pastelera deliciosa. Cómo si fuese un deja vu, nuevamente nos encontramos con mi amigo de montaña con quien nos dimos un gran abrazo y me recordó que hace un año que no visitaba este lugar.

Para acompañar estos deliciosos platos, encontré en la carta un filete. Se trató de un Doña Paula Malbec 2008 de Mendoza que resultó una sorpresa deliciosa y que nos sirvió para brindar por tantos años de amistad.

Para los postres, me fui por una delicia tradicional chilena, un Huevo chimbo mientras mi compañero eligió un Turrón de  almendras. Postres maravillosos que fueron bien acompañados por el Café, aunque mi amigo toma café instantáneo, lo que en mi opinión jamás sed compara con uno de grano que destila bien negro su sabor como corresponde.

Gran almuerzo de celebración, hace tiempo que no podía dedicar un tiempo a quebrar una jornada laboral extenuante con algún disfrute prolongado.

 

Cenando en Nolita : una experiencia exquisita

Desde agosto que no regresaba a este rico y ecléctico  lugar del boulevard  Lastarria 70, pero ya era hora de regresar. Por tratarse de un día de semana en que pocos salen a cenar, no hice reserva y corrí el riesgo. Estuvo bien, había espacio y precisamente en la terraza, algo que me gusta especialmente en estos días y noches calurosas.

Cómo es habitual en este sitio, inmediatamente pedimos dos copas de espumante, el aperitivo por antonomasia y comenzamos a revisar la interesante carta para buscar algo novedoso. Mi acompañante seleccionó un Tortelloni Nolita, esto es, un tortelloni relleno con ricotta batida huevo pochado junto a una  suave salsa de crema y vino blanco con aromas a laurel. En cambio, yo preferí el Lechon mediterráneo compuesto por medallomes de lechón en cocción lenta con salsa de tomates,  aceitunas, pimentón rojo, zapallito italiano, cebollas, berenjenas y trozos de papas aderezado con aceite de olivas y tomillo. Unos platos fantásticos y que además preparan en un tiempo increíblemente breve.

Para acompañar nuestros platos, elegí de la carta de vinos un Toro de Piedra. un ensamblaje de Syrah y Caberbet Sauvignon, delicioso!!. Una cena impecable que disfrutamos lentamente bajo las estrellas.

Para los postres Caramel  y un Ciocolatino, además del café negro de siempre. El Nolita es una apuesta segura!!.

Celebrando como excusa en Park Lane

Hace ya un tiempo que no me juntaba con una gran amiga, quien por lo demás fue mi asistente ejecutiva por años, lo cual me dio una buena excusa para juntarnos a propósito del día de la secretaria (algo nada que ver con su trabajo actual).

A la hora señalada, pasé por ella a su trabajo y nos fuimos caminando a un lugar delicioso que no visitaba desde septiembre. Estaba muy lleno, pero el maître muy amable lo resolvió en pocos minutos. Partimos revisando la carta y pidiendo al paso unos ricos kir royale para brindar por el encuentro.

Si bien posee un bufet muy interesante desde hace un tiempo, preferimos pedir a la carta según el instinto del momento. De esta forma, mi amiga recibiría un plato de Costillar cerdo barbecue con toques de vainilla acompañado de papas gratinadas con queso cheddar, mientras que yo me moría por probar un Filete res relleno centolla a la grilla con rollitos vegetales cubiertos masa egg roll y toques de aceite de sésamo. Estos apetitosos platos combinarían fabulosamente con la botella de malbec. Reserva 2011 de Apaltagua originado en el valle del Maule.

Conversando y almorzando lentamente disfrutamos la exquisita cocina de este restaurante y cuando llegó el momento de los postres, de puro golosos, pedimos unas trufas fritas y unas papayas flambeadas, además del café negro de costumbre.

Este sitio tiene elegancia, buen servicio y sobretodo una gastronomía depurada que invita a re-visitarlo una y otra vez.

Torano : un servicio impecable

Mi costumbre de salir a zigzaguear por algunos barrios tiene sus recompensas. Esta noche, me pareció buena idea ir al barrio Italia en busca de algo novedoso y me encontré abierto un sitio que tenía en la mira hace rato. Se trata del restaurante Torano ubicado en una preciosa casona del barrio y que nos sedujo rápidamente a ingresar.

Dada la canícula que invade Santiasco estos días y noches, nos ubicamos al lado de una ventana para recibir algo de la brisa nocturna y eliminar ese factor incómodo que es el calor. Un sitio sencillo pero pensado como un centro de eventos, tiene un formato moderno y algo que notamos rápidamente, se preocupan del servicio. Bien por eso!!

Partimos pidiendo Pisco sour y una botella de agua sin gas para mí, ya que estaba profundamente sediento. La oferta de comida mediterránea en la carta se adivinaba sabrosa y elegimos un Rissoto al pesto e pomodoro guarnecido con tomates deshidratados y el contrapunto que decidí fue un pescado a la plancha con mantequilla y salsa al limón sobre una porción de sabroso couscous.

Los platos impecablemente presentados llegaron en breve tiempo después de haber disfrutado un appetizer de regalo, una porción de ceviche de rica textura. El entusiasmo creció y ordenamos una botella de pinot noir Villard que llegó a la temperatura fresca que corresponde. Siempre agradezco que un restaurante sepa cual es la temperatura de servicio adecuada y me sorprendió que el mozo se disculpara por traerlo frío pues han tenido clientes que piden un pinot noir a temperatura ambiente. Plop!!

Para los postres, un piacceri y un peccato, un plato mixto con Tiramisu, crema damasco, volcán chocolate y otro con Creme brulée, torta  de naranja y bizcocho. Deliciosos!!

Al cierre, por supuesto buen café negro y la grata sensación de haber conocido un buen lugar que sabe de servicio.

Diversitas : la nueva cara de El Templo del Inka

Paseando por calle Seminario esta noche encontré un nuevo restaurante peruano, una tentación irresistible para mi cuerpo. Instalado en el sitio, muy acogedor y espacioso, me informé que era una nueva versión de un viejo conocido, el Templo del Inka, un sitio que me trae lindos recuerdos.

La casona corresponde al antiguo local del Barcelona, el cual fue intervenido fusionando estilos con buena música y una llamativa  y enorme pantalla proyectada  con imágenes y mensajes en portugués, español e inglés.

Instalado en la generosa terraza, partí con mi botella de agua mientras repasaba la carta en busca de algo especial. Gran cantidad de platos que fusionan sabores peruanos y que sospecho provienen de un creativo chef.  Tomé la decisión de mi cena cuando encontré un pulpo en salsa anticucho y lo acompañé con un pinot noir Viña Mar del valle de Casablanca, una combinación realmente deliciosa.

Cené lentamente disfrutando la agradable brisa nocturna y la música de buen acompañamiento. Tras un café bien negro, decidí regresar a casa ya que la hora avanza demasiado rápido.

Se anota un nuevo lugar para disfrutar comida peruana.

Ascenso al volcán Lonquimay : una aventura formidable

Recibí la invitación para ser parte del Comando Tolhuaca – Lonquimay, un grupo de entusiastas amigos y malayos, quienes venían planificando esta aventura por bastante tiempo para poder aprovechar el delicioso feriado que se avecinaba. Sinceramente me sentía poco preparado para grandes desafíos, pero estaba seguro que lo disfrutaría.

Como invitado, preparé mis dos mochilas con lo suficiente para esta aventura y al mismo tiempo para poder cargar autónomamente en mi periplo. De madrugada salí con mi cargamento a un punto de encuentro en donde me subiría al vehículo de mi amigo León que nos llevaría en esta larga jornada de carretera hacia la novena región. Con muy poca espera, allanado en la esquina de encuentro, aparece León con Naty para que pueda cargar mis pertrechos y seguir raudos hacia el domicilio de Ed, nuestro cuarto acompañante. Tamaña sorpresa fue la cantidad de bultos que Ed cargó, para mis adentros, esto es demasiado!!, pero no sabía lo importante que podía ser una buena carga de cervezas y verduras en este paseo.

Un viaje de carretera increíble, peaje tras peaje, CD tras CD, nos entretuvimos magníficamente mientras nos acercábamos al objetivo. Llegamos a Curacautín y nos pareció un buen lugar para almorzar algo rico a pesar de la hora. Por radio, en la frecuencia malaya, avisamos donde estábamos para que se nos uniera el resto del grupo. Mientras tanto, un buen pisco sour, sirvió de prolegómeno de un almuerzo casero, sencillo pero suficientemente contundente para saciar el hambre acumulada. Hasta vino fue posible conseguir en este pequeño sitio que nos acogió por un rato.

Ya reunidos, nos dirigimos en caravana hacia Laguna Blanca, el fundo de alemanes que, como nos daríamos cuenta después, bloquea el acceso al Lonquimay y profita de ello. Que quede claro, hay un camino público hacia las faldas del cerro que nadie puede impedir el acceso, como lo hicieron ellos poniendo una camioneta en el camino para que usáramos un precario e inservible servicio contratado a la distancia. Duchas con agua caliente que nunca funcionaron, un toldo para el sol que demoraron un día en montar. En fin, me tomo un momento de despecho para denunciar lo «shanta», lo cual no obsta para que lo hayamos pasado genial. Lo más divertido fue comprobar la argucia de los dueños del fundo, quienes confiados en que no sabíamos alemán, se comunicaban por radio en ese idioma sin saber que nuestro divertido amigo Jurgen escuchaba.

Instaladas las carpas en las orillas de una laguna maravillosa, iniciamos un fogón para inaugurar nuestra primera noche de asado, preámbulo necesario para el ascenso que haríamos en la madrugada siguiente. Una cena deliciosa, animada por las bromas y la increíble buena onda que nació espontáneamente en el grupo. Dado que debíamos madrugar, nos acostamos relativamente temprano y en mi caso, tomé la precaución de comprometer a León para que me despertara, ya que sin mis 3 despertadores habituales no lo lograría. Una noche completamente despejada que nos llenó de estrellas el cielo como jamás se ve en Santiasco, fue el escenario propicio para los sueños.

Puntualmente a las 5 de la mañana, me remecen mi carpa y soy invitado a levantarme. Por mis buenas costumbres de dejar todo preparado la noche anterior, mi termo tiene agua caliente para un buen café con leche, galletones exquisitos y muy pronto estoy con todo mi equipo listo para partir.

A las 6 de la mañana, todo el grupo comenzamos a caminar rumbo al Lonquimay, destino que preferimos al Tolhuaca para este día. Una deliciosa caminata por los bosques salvajes y fragantes de olores mañaneros. Avanzada la ruta aparecieron unos amigos,muy especiales, Mónica Forno (hija del gran René) y su pareja, el divertido Jurgen, quienes según deduje seducieron a una parte de nuestro grupo para montarse en el 4×4 y avanzar más rápido hacia las faldas del Lonquimay. Los que íbamos adelante, seguimos caminando, pero tras un rato, vimos que Jurgen venía por nosotros y la verdad que considerando el trayecto que hicimos en su jeep, valía la pena el aventón.

Nuevamente todos reunidos, iniciamos el ascenso y la primera impresión es que sería más sencillo de lo supuesto, pero eso fue desmentido una y mil veces durante el recorrido. La pendiente era potente y en la medida que ascendíamos, fue necesario ponernos crampones y sacar el piolet, el volcán era duro de roer. Mientras nos acercábamos a la cumbre, las nubes nos atacaban a gran rapidez con vientos poderosos y gran frío, nublándolo todo y haciendo cada vez más difícil el ascenso. Finalmente, tres de nosotros llegamos a la cumbre y tras unas breves fotos, el frío nos estaba destrozando y solo queríamos bajar. Afortunadamente encontré una solución intermedia y tras descender unos 20 metros, decidimos esperar al resto del grupo a quienes animaba por la radio. Fueron unos 40 minutos heladísimos que soportamos con el único objetivo de esperar a que todo el grupo alcanzara esta linda cumbre. De todas formas, valió la espera, estábamos todos tan felices!!

Mi regreso estuvo marcado por un curioso incidente, me encontré un neumático nuevo, inmaculado a más de 2.500 metros de altura, claramente se cayó de un avión ya que nadie llevaría eso a esa altura. La diversión fue bajarlo rodando por la montaña, asunto que nos hizo gritar de alegría. por mucho rato.

Al final, dejamos el neumático y el frío y nos fuimos hacia el campamento en donde nos organizamos para disfrutar de un buen asado. Recogimos leña y me dediqué a coleccionar ingredientes para poder cocinar los acompañamientos. Aparecieron tomates, zanahorias, porotos, una quinoa maravillosa de Ale Gallo, un aderezo de mostaza de Susan, aceitunas rellenas y un montón de otras delicias con las cuales preparé las ensaladas con las cuales acompañaríamos el asado que estaba incubándose. Gran noche, hermosamente estrellada y con esa calma hermosa que hace soñar despierto, nos dimos el placer de una cena maravillosa.

El siguiente destino para la madrugada era subir el Tolhuaca, para lo cual acordamos que evaluaríamos a las 5 de la mañana como venía el clima, toda vez que se nubló terriblemente y comenzó a hacer frío en nuestro campamento. A la hora señalada, nos juntamos fuera de las carpas algunos y concluimos que habría que esperar hasta las 8 AM. De vuelta a dormir algo más y a la hora acordada desayunamos y nos dividimos en dos grupos, uno que haría un acercamiento por una ruta visible y otros en que intentaríamos el Tolhuaca por lo que creíamos era sendero correcto. Tamaña decepción, el sendero «correcto» nos tuvo luchando por más de tres horas con un bosque denso, terriblemente inhóspito y que tras ese tiempo de esfuerzo, renunciamos. Como el objetivo es disfrutar, por lo menos para mí, entusiasmé al grupo para ir a una cascada enorme que parecía el mejor destino ese día. Allí, descansamos, nos dedicamos a fotografiar y disfrutar antes de regresar al campamento.

De regreso en nuestras carpas, decidimos adelantar la preparación de un buen asado para todo el comando, ya que el grupo de acercamiento al Tolhuaca finalmente fue más allá en su incursión y tardó bastante en regresar.

Esta noche, preparé una suerte de ajiaco, aprovechando un corte de carne, tomates y especias que encontré, todo lo cual sirvió para alimentar a la tropa mientras esperaban el cocimiento del asado que en las brasas auguraba un futuro esplendor.

Qué noche más disfrutable, estuvimos hasta tarde riendo y comiendo cosas ricas que aparecían de vez en cuando, chorizos, vinos exquisitos, trozos de filete, algunos licores, en fin, muchas cosas ricas que compartidas fueron mejor.

Muy temprano al día siguiente, comenzamos el regreso, desarmamos campamento, cargamos autos y nos enfrentamos a esas largas horas de carretera que nos llevarían hacia nuestros hogares. Para recordar este lindo paseo dejé estas fotografías.

Qué lindo paseo y que lindas personas son los malayos!!!

Oda al mar : nueva opción en barrio Italia

Salimos a caminar para experimentar la frescura de la noche tras un día muy caluroso en Santiasco. En formato azaroso zigzagueamos por las calles de Providencia en busca de alguna nueva alternativa para una cena disfrutable. Los pasos nos llevaban claramente hacia el Barrio Italia, pero de pronto nos dimos cuenta que en el mismo sitio en donde estaba Le Petit Chateau y aún antes el Sukalde, ahora había un nuevo restaurante, Oda al Mar, un nombre que nos evocó la rica comida peruana o las cevicherías que comienzan a abundar en la ciudad.

Instalados en el pequeño y acogedor lugar, comencé a impacientarme con la lentitud. El mozo, a quién ya conocía en otro restaurante, se apresuró a prometerme que nos sorprendería y que estaban resolviendo el problema en los tiempos de respuesta. Esa declaración me pareció virtuosa, ya que se hizo cargo que el servicio debe ser de calidad si pretenden sobrevivir.

Partimos con pisco sour y Kir Royal a los que el mozo añadió como appetizer unas ricas porciones de ceviche de regalo. En ese momento, sentí que estábamos sintonizados en el concepto de servicio.

De la carta salieron una Albacora con salsa de alcaparras y un delicioso pure rústico y una Tilapia con también con salsa de alcaparras acompañada de ensalada de  palmito y  palta. Seleccionamos además una botella de Apaltagua Pinot Noir que el mozo se aseguró de proveer en una cubeta con agua y hielo, como corresponde. A estas alturas, ya me sentía bien atendido y olvidé mi primera impresión.

Satisfechos con el placer de esta cena, no hubo opción de postres y preferimos ir por un buen café negro. Un cierre apropiado para un buen experimento de iniciación, Un restaurante no solo es un buen chef, es ambiente, estética, ritmos, organización y sobretodo buen servicio.

Infante 51 : sigue siendo delicioso

Hace ya dos años que no venía a este exquisito restaurante, pero tenía la curiosidad de saber si continuaba igual que mis recuerdos. Llegamos a una hora prudente para una cena tranquila y con altas expectativas de disfrute.

Partimos con un pisco sour peruano y mi habitual kir royale a lo que añadimos una entrada para compartir, corazones de alcachofas salteados con jamón serrano, una maravilla que nos sorprendió gratamente.

Cuando solo ofrecían productos del mar, por cierto su especialidad, no era fácil buscar en la carta, pero ahora que también hay carnes, arroces, pastas y todo tentador, vaya que cuesta tomar una decisión. Intentando innovar respecto de visitas anteriores, decidimos probar las carnes.

La elección recayó en entrañas de vacuno a la parrilla y papas al vapor para mi partner y un asado de tira formidable para mí. Acompañamos estas delicias con una botella de un ensamblaje gran reserva Korta del 2008, un verdadero manjar.

Elegir los postres ante tanta oferta también nos demandó algún esfuerzo, pero finalmente fue una pantxineta (un hojaldre acaramelado relleno de crema pastelera y almendras tostadas) y un goxua (un bizcocho borracho al ron sobre crema chantilly y cubierto con rica crema pastelera), maravillas que disfrutamos junto al café negro de rigor.

Infante 51 está mejor que nunca!!!

Regreso al TapasPassion: continúan las delicias

Esta debe ser la tercera o cuarta vez que voy a este lugar de pequeños y sabrosos bocados y confieso que es extraordinariamente adicitivo, vendría muchas veces más. Aunque he visitado otros bastante ricos, éste es mi favorito.

Apenas instalados en la mesa a la que nos condujo una anfitriona, fuimos rápidamente abordados por un mozo con las cartas y fue por nuestras botellas de agua mineral, mientras elegíamos la combinación de tapas más sabrosa. La variedad es enorme y las fotografías de la carta solo hacen aumentar la seducción de estos platos.

Sin muchas dudas, partimos la orden con arroz ibérico, rabo de toro, bombas de carne, croquetas passion, pulpo a la gallega, tártaro de atún y leche de tigre. Una multitud de sabores maravillosos y que acompañamos con una deliciosa botella de carmenere la la Viña Valle Secreto 2010 de regalo el cual conseguí con mi tarjeta de socio de la CAV.

Para los postres un melocotón al vino y un cremoso de chocolate y fresas, exquisitos!!!. Al cierre, los infaltables cafés negros y la promesa de volver con absoluta certeza.