El mes de mayo fue una locura de actividades, lo que me mantuvo un poco alejado de este blog. Sin embargo, no dejo de anotar en mi mente todos los sabores y filetes que continuamente acostumbro disfrutar. La vida no sería igual sin el placer.
Un sitio que nunca me ha fallado en el barrio Italia es el exquisito Capperi, bien atendido por unas chicas hermosas y simpáticas, además de la comida italiana de primera.
Partimos con el siempre bienvenido kir royale y el acostumbrado pisco sour albahaca, con los cuales agitamos las papilas gustativas en preparación para el festín. De la carta salieron honrosamente hacia nuestra mesa una lasaña vegetariana y unos ñoquis al pesto, aromas exquisitos que aceptaron gustosos el aporte de un Tabalí reserva merlot
Una cena deliciosa que prolongamos por puro placer con un moussede maracuya y un brownie helado, para luego cerrar con un aromático café negro.
Otro lugar que hace mucho tiempo no visitaba a pesar de tener buenos recuerdos es el Bavaria del barrio Manuel Montt. Llegamos tras una larga caminata por el cerro San Cristóbal y alrededores, por cierto con mucha hambre. Iniciamos la experiencia con una vaina y un amaretto sour, mientras decidíamos cual sería la selección de los fondos.
Considerando las circunstancias, mi partner quiso recuperar el calor corporal con un consomé de ave mientras yo me incliné por disfrutar una palta victoria. Ya calmada la ansiedad inicial, seleccionamos una escalopa bavaria (una delicia que no puedo evitar elegir) y una escalopa milanesa con papas salteadas, todo lo cual acompañamos con una botella de Medalla Real carmenere. Platos hechos para calmar el hambre.
No quisimos perder la opción de disfrutar un buen postre, un marron glacé, que decidimos compartir. Dejaríamos este lugar, solo después de saborear un buen café negro.