El Novillero : regreso inesperado

No recuerdo cuanto tiempo ha pasado, quizás unos 10 años, desde que estuve en este típico lugar de almuerzos de negocios del centro de Santiasco. Sin embargo, hoy pasaba por el lugar y decidí que era un buen momento para regresar.

El sitio no ha cambiado en nada, parece indiferente al paso del tiempo y hasta me parece que son los mismos mozos. El servicio, algo muy bien logrado en este lugar, extremadamente atento, fui conducido en segundos hacia una mesa en donde inicié el rito solicitando mi botella de agua.

Tal como recordaba, llegó el carrito con las ensaladas para elegir una rica mezcla de papas mayo, ensalada chilena y una buena porción de  guacamole, acompañamientos ideales para disfrutar el filete a la parrilla que me prepararían según mis deseos. Aunque la carta de vinos no es muy pródiga en mostos, pude encontrar un Corton Errazuriz cabernet sauvignon 2010, apropiado para mi plato.

Como tardaba un poco la cocción y yo francamente deliraba de hambre, el atento mozo trajo un brasero hasta mi mesa y completó el trabajo con el filete ante mi paciente mirada. Esta modalidad me permitió cortar el trozo de filete que cumplía mis expectativas y comenzar a almorzar, mientras se cocía el resto.

Una carne sabrosa, un almuerzo carnívoro de primera como en los viejos tiempos.

Magno Club : una cena sorprendente

Esta noche tenía un propósito claro, saber que tal era la cocina de este lugar que visité unos meses atrás. Esa primera incursión fue más bien superficial y era necesario algo más profundo para formarse una opinión.

Ingresé al enorme comedor para elegir una mesa enfrente de un ventanal con vista a la calle y que al mismo tiempo me permitía mirar los lindos reflejos de las llamas de una gran chimenea.

Partí como suele ocurrir pidiendo una botella de agua mineral sin gas mientras hojeaba la interesante carta. Platos diversos, desde unos muy chilenos, pasando por platos típicos de la cocina peruana y otros de la tradición thai. Mis ojos quedaron pegados en lo que sería mi entrada, un timbal de locos.

Me entretuve un rato con los panecillos y la salsa de untar hasta que apareció mi entrada. Un plato enorme y sobretodo delicioso. Me adelanté a ordenar mi plato de fondo, una albacora a la pimienta rosada junto a una botella de Syrah Nimbus Estate 2007 que me pedía a gritos ser elegida en la carta de vinos.

Comí lentamente disfrutando cada bocado, extasiado en los sabores, la delicada música lounge y los reflejos parpadeantes de las llamas de la chimenea. Una cena sorprendente no solo por la buena cocina sino por lo disfrutable del ambiente.

Cerré esta incursión con un buen café negro mientras recorría con la mirada este lindo lugar.

La Boheme : cocina francesa a la chilena

Un sitio en barrio Bellavista que confieso nunca me atrajo lo suficiente como para ingresar. Sin embargo, hoy me pareció un buen momento para probarlo.

A pesar de declararse como de cocina francesa, me costó notarlo y ya veremos por qué. Parti con una vaina mientras revisaba la carta de platos. En el intertanto, llegó a la mesa pebre, mantequilla y pan calientito de la casa. Un comienzo bastante tradicional.

Me costó decidir, pero finalmente pedi un filete del chef con puré picante que acompañé con un delicioso Morandé Terrarum 2009. Aunque el servicio siempre fue atento y oportuno, no pude dejar de notar la curiosa manera de descorchar la botella, claramente una improvisación graciosa por la cual nos reímos en conjunto.

Así como la comida no fue francesa, la música era totalmente chilena chilena, discos de  illapu y Quilapayun me acompañaron en mi cena.

Curioso sitio, bueno el servicio y la comida bastante sabrosa.

 

La Pescadería : nueva visita disfrutable

Habiendo pasado ya un tiempo desde que visité este lugar, esta noche parecía una buena oportunidad para disfrutar en compañía.

Agua mineral y una coca light fue el comienzo mientras revisábamos la carta. Sin previo aviso, nos llegó de regalo un aperitivo de la casa, una pequeña taza de caldillo, exquisita!!

Para los fondos, la tentación claramente fueron platos basados en albacora. De hecho, mi partner se inclinó por una albacora con salsa de mariscos y ensalada de lechuga y palmitos, mientras que en mi caso, decidí por una albacora con salsa roquefort y papas salteadas.

El vino de acompañamiento preciso fue una botella de Queulat pinot noir gran reserva 2009, una maravilla.

Cuando solicitamos el café de cierre, llegaron de regalo unos deliciosos chocolates. Realmente nos regalonearon muy bien.

Estupendo servicio y fantástica gastronomía.

Azul Profundo : tanto tiempo ha pasado

Tomando en cuenta la cantidad de restoranes que se abren cada año y el lamentable número que cierra sus puertas, es verdaderamente un encanto volver a un sitio que he visitado por mas de 10 años.

Lo primero que agolpa recuerdos en mi mente, es la hermosa y abundante cava de vinos que adorna una gran pared así como el murmullo de personas hablando en inglés. Definitivamente es un sitio de turistas que buscan un sitio original y de probada calidad en su oferta.

Llegamos un poco tarde, tras una puesta al día en larga conversación con mi partner actual de salidas gastronómicas. Partimos con una entrada, unos camarones al ajillo, algo delicioso que combina perfectamente con la ración de pan caliente, mantequilla y pebre delicioso, elementos esenciales de una buena partida de cena en este sitio.

Ya entusiasmados, mi partner se inclinó por un rico mero a la plancha con ensalada de palmitos mientras yo fui por uno de mis fetiches gastronómicos,  Oda al amor, un filete de tiburón en salsa picante. Finalmente soy esclavo de los sabores rotundos que guarda mi alma.

Para acompañar esta delicia de cena, una botella de pinot noir Morandé, helado y mantenido en una cubeta de agua y cubos de hielo.

No me puedo quejar, este sitio de tantos años sigue teniendo encanto y sabor, puedo volver una y otra vez y los platos que me gustan siguen siendo deliciosos.

Cenando en El Ancla : una experiencia probada

Buscábamos un buen lugar para cenar mientras caminábamos muy tarde por las cercanías del barrio Manuel Montt, cuando de pronto vino el recuerdo de un sitio  que sabíamos atendía hasta tarde y que era una experiencia disfrutable sin contemplaciones.

Rápidamente nos fuimos a la pequeña terraza del segundo piso con la esperanza que hubiese espacio, pero la fortuna no estuvo de nuestra parte. En cambio, encontramos una mesa en una zona en que circulaba una rica brisa y nada que decir, estaba perfecto.

Nos matriculamos de inmediato con un buen pisco sour y pedimos una delicia que este lugar ofrece, una fuente con locos y papas mayo sobre una cama de lechugas y unos finos cortes de pimiento. Es una delicia imperdible!!

Para los fondos, sabiendo que había una partida de lenguado fresco, seleccionamos un lenguado a la mantequilla negra y ensaladas palmito palta para mi partner y en mi caso un atrevido lenguado con salsa de naranjas y papas provenzal. Para acompañar estas delicias, pedí una botella de un consagrado Pinot Noir Cartagena de Casa Marin, el cual mantenido en su cubeta con hielo y agua nos brindó grandes placeres.

Nos tuvimos que olvidar de los postres en consideración al nivel de satisfacción, por lo que fue bienvenido un buen café negro.

El Ancla es una maravilla!!

Bahía Pilolcura : una experiencia disfrutable

Una mañana en que a pesar de esforzarme por dormir más, no me fue posible. Decidí desayunar rico y prepararme para una salida de reconocimiento en cleta.

Partí zigzagueando por las calles de Providencia con la intención de descubrir algún sitio nuevo, tras recorrer hasta Irarrázaval, finalmente decidí recorrer el barrio Manuel Montt en donde habitualmente hay cambios. Varios sitios cambiaron de dueño o de nombre y aparecen otros, por ejemplo ya no existe Don Peyo pasando a ser otro sitio, el peruano Sacsayhuaman se convirtió en otro restoran peruano, enfrente de Don Peyo se está armando una marisquería muy fachosa, por fin comenzó a funcionar el Puchacay y muy cerca del Pub La Luna comenzó a operar un nuevo restaurante. Con este material ya tengo aseguradas varias salidas de disfrutes para los siguientes días.

Completada esta etapa del paseo, me pareció que ya era hora de tomar la ruta  hacia el cerro San Cristóbal y lo hice por Pedro de Valdivia. Hay tramos de esta subida que me hacen recordar ineludiblemente todos los excesos de la semana y el sonido de mis jadeos junto a la deliciosa música que voy escuchando terminan por darme todo el ánimo que requiero para llegar una vez más a la cumbre. El rito no pudo esperar y pedí mi jugo de mote con huesillos helado, el mejor brebaje para premiar el esfuerzo del ascenso. Hoy me repetí el premio porque hacía demasiado calor.

Pronto, decidí regresar y me preparé para ese fantástico descenso, la brisa que refresca el rostro y la sensación de volar. Qué delicia!!

Conecté con el desvío hacia La Pirámide y me fui hasta esa zona en donde tomé el parque que recorre Américo Vespucio hasta llegar a Pocuro. De ahí por la ciclovía hasta conectar nuevamente con Antonio Varas. Mientras pedaleaba comencé a sentir hambre y me pareció un buen día para ir a un sitio que hace mucho tiempo conozco y nunca lo he encontrado abierto. Claramente hoy se rompería la cábala, pues no solo estaba abierto sino que estaba especialmente interesante. Me refiero al pequeño restaurante Bahía Pilolcura ubicado en las Torres de Tajamar.

Mientras aseguraba mi cleta en una reja, conversé la atenta moza quien me comentó con pasión los mejores deleites del lugar. De esa forma, apenas tomaba asiento pude pedir un ceviche de corvina y camarones al estilo chileno y un pisco sour con limones normales pero preparado e el momento. Pequeñas diferencias que son importantes.

Mientras esperaba, pedí una botella de agua sin gas y hielo al mismo tiempo que llegaba una hermosa concha – panera con pan muy caliente y un pote con mantequilla para mi disfrute. Deliciosa música chilota y una atmósfera tranquila me acogió para bajar mis revoluciones.

El plato de ceviche se veía delicioso, adornado con el regalo de unas ostras pequeñas y sabrosas que me regalaron. Cortes de corvina fresquísima, camarones, cebolla y cilantro todo en un mar de limón para ser acompañados con una copa de pisco sour fantástico.

Un sitio encantador para una experiencia muy disfrutable.

Vista Cordillera : almorzando en cleta

Ya pasaron más de tres meses desde mi último biketrekking, pero en este día inexplicablemente llevaría a cabo otro a pesar de tener otros planes. Desperté relativamente temprano aunque no lo suficiente para ir a un paseo Malayo que hoy tenía por destino el lindo cerro Pintor. Sin embargo, como me precio de manejar más de un plan, decidí salir en cleta a pasear por senderos en el cerro San Cristóbal.

Antes de acometer el cerro, me dediqué a pasear un poco y rescatar algo de arte callejero tomando algunas fotografías. Ya con el cuerpo preparado, tomé aliento y subí tan rápido me fue posible hasta la cumbre del cerro. Qué delicia, a pesar del cansancio, el cuerpo se llena de placer y el premio de un jugo de mote con huesillos termina de gratificar el momento.

Bajé del cerro alrededor del mediodía y mientras disfrutaba la brisa del descenso, me puse a pensar que tenía rango de tiempo suficiente como para escaparme de Santiasco e ir a almorzar al Cajón del Maipo. No dejé tiempo para cambiar de opinión y me lancé a la aventura. Me fui por Pedro de Valdivia hasta la ciclovía en la misma calle y luego conecté con la ciclovía de Dublé Almeyda. Luego Macul y de ahí derecho hacia Avenida La Florida. En el camino compré una botella de hidratante y continué pedaleando.

Al comienzo del camino El Volcán hay una picada de mote con huesillos, lugar preciso para refrescarse, sentarse un rato y de paso llenar la botella con heladito jugo para el resto del viaje

Pasé por La Obra, luego Las Vertientes y más allá El Manzano. El rico restoran Calypso cerrado por vacaciones y de pronto, aunque he pasado unos 10 años por aquí, esta vez me si pareció buena idea detenerme en el Vista Cordillera. Un sitio sencillo, bastante concurrido y con una terraza que era mi mejor opción en ese momento.

Partí pidiendo una vaina, mientras llegó pan caliente, mantequilla, pebre y una salsa verde al cilantro. Revisada la ca.rta, me pareció que el gasto calórico realizado hasta el momento, bien merecía algo contundente. Entonces, el plato elegido fue un enorme filete a lo pobre servido en un hirviente  plato de fierro rodeado de las papas fritas y coronado por la cebolla y los huevos fritos. Tremendo y delicioso plato!!!. Para que el disfrute fuera completo, pedí un carmenere reserva de Marqués de Casa Concha, un caldo tinto potente para engrandecer mi almuerzo.

Me hizo por un buen rato compañía un perro chico llamado Washington, quien se empinaba en dos patas para saber si me quedaba comida y luego colocaba su barbilla en mi pierna y gemía suavemente pidiendo. Me ganó la ternura y la técnica manipuladora del quiltro, así es que compartí mi filete con él.

Tras un merecido descanso, comenzó el retorno que tenía la ventaja de ser en gran medida de bajada, aunque con el terrible calor de igual manera era bastante el esfuerzo. Me detuve nuevamente en la picada del mote con huesillos cuando llegué al comienzo del camino y pude cargar mi botella con algo refrescante, para poder llegar a casa finalmente tras 90 kms en cleta.

Buen paseo!!!

 

La Pescadería : un aporte al barrio Bellavista

Noche calurosa de verano y con ganas de cenar algo rico y de preferencia en un lugar desconocido. Por lo tanto, definí una ruta en dirección al barrio Bellavista y comencé a caminar.

En calle Mallinckrodt se acaba de instalar un restaurante que tiene presencia en Borderío,  con fama de gourmet y rico. Se trata del nuevo local de  La Pescadería de Walker. Un sitio tan nuevo que de no mediar mi curiosidad, no habría ingresado pues salvo una pareja, estaba vacío.

Un local grande, espacioso con mesas por la periferia y unos grandes mesones por el centro, una ambientación sencilla pero con estilo. Mientras me preparaba para conocer que sorpresa recibiría esta noche, pedí mi habitual  agua mineral sin gas y solicité las cartas.

Lo primero que llama la atención es la estupenda variedad de platos marinos y como me gusta averiguar más, conseguí saber que además, fuera de la carta, habían locos. Mmmmmhhh!!, irresistible y como no estaba claro como podía servírmelos, vino el mismo chef a negociar conmigo como sería mi entrada. Finalmente, resultó un conjunto de locos de mediano tamaño, delicadamente blandos reposando en una cama de lechugas y un set de 4 salsas para probar sabores. Maravillosos!!

Para los fondos, nuevamente en animada conversación con el chef, terminé por pedir una corvina a la plancha con una salsa roquefort y acompañada con papas hilo. A este plato agregué el delicioso acompañamiento de una botella de Montes Limited Selection pinot noir frío y mantenido en la cubeta de agua y hielo como me gusta.

Una delicia que disfruté lentamente en la tranquilidad sorprendente del lugar y que solo pude cerrar, cuando bebí mi café negro.

La Pescadería dará que hablar, está genial!!!

Del Beto, buena comida chilena

Hoy estaba antojado de comer comida chilena, me sale extraño decirlo, pero siempre he pensado que enfrente de nuestros vecinos latinoamericanos, la comida chilena tradicional palidece y resulta bastante fome. Sin embargo, jamás pierdo la esperanza de encontrar y probar posibilidades de sorprenderme.

Una salida con partner, asi es que además de comer rico hay buena conversación. Los pasos nos llevaron hasta un viejo conocido, Del Beto en Manuel Montt. La casona preciosa como siempre y el atento servicio de los mozos, nos recibieron y condujeron hasta nuestra mesa en el salón más fresco, colindante con el patio.

Fiel a mis gustos, partí con una rica vaina mientras una coca light refrescaba a mi partner. La carta abundante, la recorrí un par de veces tras alguna delicia que no hubiese probado antes y aparecieron los dos platos que marcarían la cena. Mi partner eligió una reineta rellena con jaiba y salsa de camarones y para hambrienta humanidad, un cancato de salmón, es decir, un filete de salmón relleno con queso y longaniza, una bomba de sabores.

De la carta de vinos, seleccioné algo con suficiente sostén para los platos, un ensamblaje JBouchon Chicureo de  carmenere y syrah del  2010.

A no dudar, esta fue una cena potente y muy entretenida. Después de todo, en la comida chilena también hay buenos disfrutes.