Entre cavas y ladrillos : rito, almuerzo y cleta

Entusiasmé a mi hermano para visitar en cleta a nuestro padre en su séptimo aniversario de su viaje eterno. Un paseo que me retornaba a los krrtrekking en dos ruedas tras demasiado tiempo sin poder hacerlo. Con algo de temor por la posibilidad que mi columna reclamara el esfuerzo, partimos este periplo hacia el cementerio en La Florida.

Sin percances, fluimos por las calles y mientras más avanzábamos más mejor se sentía el viaje. Compramos bonitas flores e hicimos una sesión de hermoseamiento de la residencia además de una buena cantidad de fotos del parque, el cual estaba lleno de colores y se veía especialmente lindo.

Después del rito, comenzamos a buscar un sitio en donde almorzar y continuar el disfrute. De pronto, un sitio que no conocíamos y que se presentaba interesante. Un buen nombre, Entre Cavas y Ladrillos, que de hecho me recordó un lugar homónimo que vi en San Miguel hace un tiempo. La presentación muy normal, decoración mínima pero de buen gusto, aunque elegimos quedarnos en la terraza para tener vista de nuestras cletas.

Partimos con unos frescos chilcanos de mango y maracuyá mientras saboreábamos un sorprendente ceviche Cavitas, con ostión, pulpo, camarones ecuatorianos y ricos cortes de pescado deliciosamente macerados. Con esta entrada, ya habíamos superado el calor y pudimos pasar a los fondos.

Mi hambre estaba a la altura de un lomo saltado, tremendo plato!,  mientras mi hermano optó por un seco de cordero, todo lo cual acompañamos con una botella de Las Mulas reserva cabernet sauvignon orgánico. Impecable!

Si bien no se distingue mayormente de los restaurantes grandes del sector La Florida – Cajón del Maipo, ni es por cierto la mejor comida peruana (o algo más) que he disfrutado en Santiasco, el lugar es bastante recomendable.

Nuevo Krrtrekking : antes de marzo

Otro sábado cualquiera que mi hermano se animó a improvisar una incursión a los otros barrios de Santiasco en cleta. Partimos hacia la zona sur de Santiago, pero sin destino ni ruta previamente escogida. Tomamos la ciclovía de Portugal hasta que encontramos Av. Matta, cruzamos y seguimos avanzando en zig zag por las calles que se abrían al paso. Casi sin darnos cuenta llegamos nos adentramos en la comuna de San Joaquín.

Por Av. Las Industrias conocimos la ciclovía más angosta del mundo (exagerando tenía unos 50 cms) y que por si fuera poco, de doble vía lo cual se señalizaba con un trazo de pintura con un ancho de casi un tercio del ancho de la pista. Impresentable!!

En la medida que nos íbamos acercando a la comuna de San Miguel, notamos que las construcciones obreras daban paso a algunos edificios de buen nivel y algunas residencias reflejaban altos ingresos. Cuando nos dirigimos hacia la zona de la carretera sur, nos percatamos de la existencia de murales en edificios. Definitivamente se trataba del museo al aire libre de la comuna de San Miguel, un lugar que ansiaba fotografiar desde hace años. Recorrimos en cleta o caminando toda la zona extasiados con la belleza de los murales, todos los cuales pasaron a la colección de arte callejero de www.krrtrekking.cl.

Horas después, totalmente sedientos, iniciamos la búsqueda de alguna terraza en donde beber una cerveza helada. Tardamos un poco, pero encontramos el restaurante Da Robertino en donde pudimos saciar nuestra sed.

Rato después iniciamos el retorno por calles del interior y paralelas a Gran Avenida, ahora en búsqueda de un buen sitio en donde almorzar. Nos encontramos en algún momento con la calle José Domingo Cañas, la que nos condujo hacia el Warique, un restaurante peruano que no conocía (la verdad que ya son muchos).

Partimos con unos chilcanos de maracuya para acompañar un ceviche carretillero (pescado en trozos, camarones, chicharrón de pescado, cebolla y limón), exquisito!!. Para los fondos, mi partner decidió por un risotto al Porsiny y, considerando mi voraz apetito, reclamé un lomo salteado warique (fettuccine a la huancaína coronado con un lomo salteado delicioso), todo lo cual acompañamos con un fresco pinot noir Quintay Clava.

Como es la costumbre, pedimos al cierre un buen café negro, pero la sorpresa fue que en la carta encontramos algo que nos fascina, tenían ron Zacapa 23 años, lo que no dejaríamos de disfrutar jamás. Esa sobremesa disfrutando lentamente ese néctar, fue maravillosa.

Tras el éxtasis, solo quedaba la ruta de regreso a casa. Felices!!!

Una divertida tarde de verano en barrio Manuel Montt

Con anticipación nos pusimos de acuerdo con mi hermano para llevar nuestras  cletas al taller. La verdad es que ya daban lástima y siendo tan fieles, se merecían una mantención completa. A la hora acordada, nos encontramos en mi departamento para salir en cleta hacia el barrio Manuel Montt.

El trámite habitual no toma mucho tiempo, aunque fue notorio el plazo de entrega, ya que es casi el doble del habitual, lo cual hace pensar que el parque de cletas en la ciudad claramente ha aumentado. Bien por eso!!

Salimos entonces a pasear por nuestro querido barrio Manuel Montt con la intención de pasar un buen rato. No me costó entusiasmar a mi hermano en pasar a cenar a un lugar que descubrí semanas atrás. Se trataba del restaurante turco Meze, un sitio que sin duda le iba a sorprender y me permitiría volver a disfrutar algo delicioso. Nos dimos el gusto de elegir más combinaciones de esas delicias turcas, masa hilo, queso de cabra, cordero, yogur, especias y sobretodo sabor. Ya que no hay carta de vinos, me aproveché para hurgar en las interesantes opciones que poseen y elegir algo especial, para lo cual el dueño se tomó la molestia de llevarnos a la mesa un conjunto de botellas de vinos chilenos de exportación fascinantes. Una cena espectacular!!

Una vez concluida esta parada, decidimos que la noche merecía algo más. Caminamos hacia Providencia y encontramos un nuevo sitio Cheese&Wine en el mismo local del inolvidable Candil, algo irresistible para nosotros. Pedimos una botella de vino y una tabla de quesos cremosos fantástica, con la cual animamos un par de horas más esta noche de conversaciones y buenos recuerdos.

 

Cleta y museos domingueros

Intentando combinar la necesidad de ejercicio al aire libre y el insoportable calor en una dosis más cómoda que un día completo bajo el sol en la montaña, decidí una solución a la ecuación que otrora me ha dado buen resultado.

Comienzo usando la entretenida Ciclorecreovia en Providencia, Lyon hasta Pocuro con Tobalaba, sigo por Isabel La Católica entroncando con el parque central que va por Américo Vespucio hasta La Pirámide. Allí inicio el  acceso al Parque Metropolitano, ascenso hasta la plaza Antilén, en donde hago la primera parada para disfrutar un rico jugo de plátano y arándanos. Tras la pausa me encamino hacia la cumbre del San Cristobal llegando a la Terraza Bellavista.

Con sorpresa confirmé que ya no dejan ingresar con bicicletas al mirador en donde suelo beber jugo de mote con huesillos. Arbitraria nueva regla (tal vez justificada por la impresionante cantidad de bicicletas estacionadas en los bicicleteros disponibles en la entrada. La verdad es que me molestó un poco, ya que las medidas de convivencia anunciadas en octubre para el San Cristobal  indicaban que los fines de semana no se permitiría subir vehículos motorizados, sin embargo, me topé hasta con buses en el trayecto.  ¿porqué aplican solo una parte del plan?

Emprendí la bajada del cerro por Pedro de Valdivia, luego tomo hacia Barrio Bellavista hasta puente Arzobispo y regreso a casa, para tomar una buena ducha.

Un rato más tarde,  salgo a mi tour de museos, partiendo por el GAM en donde quería visitar la exposición de Quino y Mafalda, un exquisito paseo por el humor agudo, el comentario político y social que jamás pasa de moda. Estos 50 años de Mafalda ponen de manifiesto que poco ha cambiado el mundo bajo la mirada de la injusticia, los abusos, la guerra y el sistema económico vigente. Es un imperdible de este inicio de año y para todas las edades.

Sigo hacia el MAVI para ver una muestra llamada 20 artistas 20 obras montada en solo dos pisos del museo ya que los otros estaban cerrados mientras preparan otra exposición. La selección me resulta conocida ya que son obras que han estado antes en el MAVI ya que forman parte de la enorme colección que posee el museo. La próxima parada, el lindo MNBA para disfrutar Universo Carreño,

Hace más de 20 años que vi la anterior muestra de la obra de Mario Carreño, el cubano chileno más famoso de las artes en Chile y Premio Nacional en los 80’s. Instalada en la Sala Matta, subterráneo del MNBA es un extenso recorrido por todas las facetas pictóricas del gran artista.

Todavía me queda una última parada, el MAC Parque Forestal en donde visualicé dos exposiciones recomendables. La Forma del Diablo en el zócalo, es una muestra colectiva por las diversas representaciones en que cotidianamente identificamos el mal en nuestra sociedad, son las expresiones sociales y más políticas en contraposición a  la iconografía de la religión católica. En el primer piso del museo, estaba la imperdible Don’t Forget (una partida de ajedrez de Duchamp con Man Ray y Salvador Dalí).  Marcel Duchamp fue un artista del modernismo que buscó apartarse del arte en cuanto algo que entrega visualmente el artista reemplazándolo por lo que ocurre en la mente de quien mira. Crea la idea de lo maquinal, formas del maquinismo erótico, poético, kinético, no retinal solo ocurriendo en la mente. Como ajedrecista, este juego es la excusa para el contrapunto que tuvo con la fotografía de Man Ray y que los unió en amistad largamente y de la misma forma con el gran Dalí. Muy interesante, aunque a ratos de difícil comprensión.

Aquí cierro el relato de los disfrutes domingueros absolutamente gratis que tenemos en Santiasco.

En cleta a almorzar al Cajón del Maipo

Inhibido por un tiempo de hacer montaña debido a una lesión, he ocupado harto mi cleta para hacer incursiones disfrutables, algo que suelo llamar biketrekking.

Este día desperté inspirado y con ganas de ir más lejos, lo que me hizo recordar rápidamente un circuito que he hecho anteriormente : ir a almorzar a algún lugar en el Cajón del Maipo. Partí utilizando las ciclovías hasta llegar a Macul en donde a falta de éstas, tomé la pista de la locomoción colectiva sobre una «alfombra roja» que marca esa vía exclusiva. Luego, por Av. La Florida hasta alcanzar la Av. El Volcán, calle principal que recorre el lindo Cajón del Maipo.

Antes de seguir y considerando el calor reinante, pasé por un mote con huesillos gigante y deliciosamente helado. Una pausa extraordinaria.
Continuando el paseo, me dirigí intencionadamente en búsqueda del restaurante Calypso, pero como ya me ha ocurrido antes, estaba llenísimo y muy animado con unos chicos que tocaban cuerdas (violín y violoncello). Tras unos minutos de goce musical, seguí adelante, ahora en búsqueda del restaurante Ko. Mala suerte, estaba cerrado al público con un evento privado bastante ruidoso.

Continuamos y llegué al restaurante francés La Petite France pero estaba cerrada!!!. Estaba quedando claro que debería buscar algo que no hubiera visitado antes. Como soy obstinado, tomé aliento y me devolví, poniendo mucha atención en los nuevos sitios.

Tras un rato encontré lo que buscaba. Una suerte de hostal con un gran restaurante llamado Puerto Maipo. Tras inspeccionar, descubrí que tenía una gran piscina y una estupenda terraza, ideal para almorzar.

Partí con una cerveza muy helada para quitarme el evidente calor acumulado. La chica del servicio me trajo una panera y rico pebre para entretenerme un rato. Luego examiné la carta, abundaban platos bien chilenos y tras analizarlo un poco, concluí que sería buena idea un filete de merluza, arroz y ensaladas. Un almuerzo sencillo y contundente.

Al regreso, cumplí mi promesa de traer de regalo una gran tortilla con chicharrones, la que recién hecha y bien envuelta, la puse en la mochila hasta llegar a casa.

En total algo más de 80 kilómetros de recorrido y una sonrisa plena por el gran disfrute de este soleado día.

Bellavista Grill : nueva opción en Patio Bellavista

En un paseo en bicicleta por el barrio detecté que se había montado un nuevo restaurante en el lugar que ocupó por un breve tiempo la fantástica pizzería Waldini y luego la cevichería Constitución. Muy espacioso y bien decorado noté una fantástica barra de bar y además un escenario para música en vivo en donde una guitarra y un saxo daban un toque delicioso a ese atardecer. Prometí que volvería.

La noche precisa fuimos con mi partner a conocer de verdad el sitio que ya llevaba algunos días operando pero no los suficientes para tenerlo lleno. Tomamos una mesa con buena visión al pequeño escenario y decidimos explorar la carta. Claramente es una parrilla de carnes y pescados, buenos tragos y una extensa oferta de picoteos. Esto último nos tentó más y el primer pedido fueron los aperitivos de costumbre (pisco sour y kir royale) para acompañar un carpaccio mar y tierra. Esta primera experiencia nos abrió el apetito así es que pronto le siguió una malaya rellena y patatas rotas para mi y un mero grillado con una ensalada mixta que eligió mi partner. Todo lo anterior acompañado, como corresponde con un ensamblaje Inédito de viña Calyptra. Maravillosa combinación!!

El servicio un poco flojo pero amable, además de la grata compañía de una pareja que cantó buen bossa nova mientras cenábamos, fue el marco de esta primera visita. Habrá que esperar como evoluciona, pero tengo un buen presentimiento.

Waldini Pizzería : rica opción

Buscando un nuevo lugar en donde almorzar tarde (en realidad muy tarde) tras un buen paseo en cleta, encontré una pizzería  muy estilosa a la entrada de calle Constitución. A mi llegada, solo se escuchaba al interior el monólogo incesante de un mozo argentino que parecía amar escucharse y las mozas no se aparecían por la terraza en la calle en donde me había instalado.

Una vez que logré llamar la atención, una atenta chica me trajo la carta en donde claramente dominaban las pizzas rojas (al pomodoro) y blancas (sin salsa), ricas combinaciones de ingredientes que me tentaron rápidamente. Sin embargo, recordé que tenía un compromiso de cena en poco rato más (era harto tarde mi almuerzo)  y por lo tanto, me fui por una que Focaccia Waldini, un exquisito pan con pasta de aceitunas, queso de cabra, salmón, ciboulette y berros.

El delicioso sandwich lo acompañé con un refrescante mojito, que me hicieron recuperar las calorías que gasté en 35 km de cleta disfrutados momentos antes.

Waldini es una delicia!!!, regreso prometido.

 

bikekrrtrekking : una rica experiencia

Hace tiempo que no acudía a este formato de disfrute y fue un acierto. Tomé mi cleta muy temprano, animado o quizás obligado por el calor. Habia que salir al aire libre a desayunar.

Me fui esperanzado hacia el barrio Lastarria, donde muchas veces disfruté un buen desayuno, pero me encontré con una ocupación monstruosa en el café del museo de la plaza Mulato Gil y cerrado mi querido café en calle Rosales

Después de unas vuelta en cleta llegue al cafe Lastarria en donde pedi un rico jugo de mango (primero fue uno de maracuya), ésta fue la primera parada de este viaje de disfrutes

Seguí el paseo zigzagueando por el barrio Recoleta tomando fotografías de los hermosos grafittis que adornan muchas paredes del barrio. Di muchas vueltas atrapando imágenes esplendorosas del arte callejero.

Culminado el proceso me fui a la entrada Pío Nono del cerro San Cristobal y ascendí a marcha forzada por este camino. Resoplando con gusto pude llegar a la cumbre del cerro en donde bebí gustoso un buen vaso de de jugo de mote con huesillos, sin mote y sin huesillos como a mi me gusta.

Tras un breve descanso me dispuse a descender hacia el cruce que lleva hacia La Pirámide. En la plazoleta Antilén aproveché de beber un jugo natural de melón y plátano (cada cual elige la combinación que le apetezca) y continué hacia mi siguiente destino.  Fui a dar una vuelta al solitario camino que lleva al cerro La Buitrera y luego me devolví para conectar con la salida que me permitió llegar a la ciclovía en Escrivá de Balaguer (polémico patrono del grupúsculo opus dei). Una ruta deliciosa que me llevó por la ribera del Mapocho hasta Santa María de Manquehue, un territorio de otro mundo. puros 4×4 y autos de marcas europeas, signos visibles de la personalidad de los chilenos atrapados en su interior,

Regresé por el mismo camino con la idea de almorzar en alguna de las terrazas de Borderio,  pero no me sentí cómodo y  preferí seguir de largo y apuntar hacia el barrio Bellavista. Un lindo recorrido por el parque Bicentenario y algunos senderos que finalmente me dejaron conectado con la Costanera.

Raudamente viajé por el parque y me desvié, animado por el hambre, hacia Providencia en donde recorrí muchas calles en busca de algún buen lugar, idealmente uno nuevo. Para mi desgracia, encontré abierto un Dominó, la máxima tentación frente a mí y me vi obligado a comer un «Italia tomate abajo».

Fueron 45 kilómetros de reconocimiento ciudadano, sano ejercicio y disfrutes por montón!!!

Picasso : la belleza múltiple

Este dia sali con mi cleta sin rumbo definido, la mejor manera de descubrir y disfrutar la ciudad, cuando no voy a la montaña.

Tras haber visto la extraordinaria muestra de obras de Matta, la cartelera señalaba que el filete alternativo estaba en la sala de Womistar. Asi que tras unas decenas de kilómetros de recorridos citadinos furtivos y azarosos, aterrice en este lugar (que no tiene estacionamiento de bicicletas!!!!) para disfrutar la exposición.

Picasso tiene la estructura de un obsesivo como yo, queda muy claro que comienza de un extraordinario dibujo al que somete a multiples y sistemáticas transformaciones hasta que obtiene las líneas de su esencia. Un trabajo formidable y que en esta muestra se pone en particular evidencia.

Esta afición notable de Picasso por la seriación queda marcada en diversos cuadros, delicadamente ubicados en proximidad para que se pueda apreciar el proceso creativo. La suite de los saltimbanquis es extraordinaria, 15 cuadros que muestran la genialidad del creador a traves de un año de trabajo con figuras arquetípicas del imaginario del artista.

La secuencia dedicada a los desnudos femeninos, es definitivamente deliciosa, muestra tanta habilidad que sobrecoge. Esta idea se extiende de manera natural a otra secuencia titulada Mujer, Modelo y Artista, aunque yo le habria nombrado como Mis Mujeres, ya que modelos y amantes se confundieron permanentemente en la vida de Picasso.

Quizás lo que más me sorprendió fue la serie dedicada a los toros, claramente Picasso era un tauromaniaco y queda muy claro por la habilidad en que obtiene la sutileza de las formas en pasos sistematicos de las líneas que usa para crear la forma y el volumen.

Un trabajo maravilloso, de la belleza natural lograr la belleza artistica de la representacion, muy bien puesto el nombre, Picasso consigue bellezas múltiples.

Exposición imperdible!!!!

La Petite France : un biketrekking exquisito

Una mañana que me parecía fome, me iluminé con la idea de hacer un viaje en cleta tan lejos como fuera posible y que coincidiera con un buen sitio para almorzar rico. Esto, por cierto significaba dirigirme hacia la periferia de Santiasco y especialmente hacia el Cajón del Maipo.

Esta ciudad tiene la milagrosa virtud de estar rodeada por montañas y a poca distancia es posible disfrutar de un paisaje maravilloso y un clima propio de la cordillera y que hace increíble cualquier incursión. En cleta el asunto es un poco más complejo, pero no menos disfrutable.

Tras un avance de alrededor de 23 kilometros, llegué al lugar en que mi padre reposa de su viaje terrenal y me pareció un buen momento para conversar con él. Tras estacionar mi cleta, fui a comprobar las condiciones en que está su dormitorio, Al fin y al cabo estaba bien. Salí hacia los comercios callampas que están alrededor del cementerio y compré flores, aquellas que más me gustan y que estoy seguro que mi lindo viejo disfruta. Adorné la tumba de mi padre y mientras conversaba con él y nos poníamos al día de nuestras vivencias, reposé un buen rato.

Terminada la visita a mi viejito, seguí pedaleando por una buena cantidad de kilometros, me detuve a beber rico jugo de mote con huesillos (de hecho llené mi botella con jugo para disfrutarlo después), pasé por el Calypso, un restoran italiano exquisito que estaba llenísimo, luego el Ko, otro lugar que me gusta para finalmente llegar a La Petite France, un restorán con hotel que siempre apetece en el Cajón del Maipo.

Aunque estaba bastante lleno, ahí bajo los árboles del jardín había una mesa para mí. Puse mi cleta a un lado y bajo los árboles me dispuse a disfrutar un almuerzo campestre. Partí con un kir royale mientras revisaba la carta de menús del lugar. Me encanté con una ensalada de trucha ahumada que tardó un tanto en llegar. Los trozos de trucha estaban increíbles y decidí añadir una botella de agua mineral sin gas.

Posteriormente, solicité una merluza austral en salsa de camarones con couscous y espinacas a la crema como plato de fondo. La fórmula del lugar es un menú con varias opciones (hasta 4 por tipo), todas exquisitas de acuerdo a mis experiencias.

La oferta de vinos es un poco esmirriada, pero descubrí un sauvignon blanc santa digna 2007 que me servía muy bien para acompañar mi plato y no me equivoqué. Deliciosa combinación.

A la hora de los postres, el menú consideraba un delicioso helado de pistacho que no demoré en elegir y disfrutar. Como el servicio era bastante lento y me urgía volver a santiasco para otro placer, apuré el pago de la cuenta y las miradas agradecidas a la morena preciosa que me atendía.

Nuevamente abordo de mi cleta, un vertiginoso regreso a santiasco, a pesar del dolor muscular (siempre se me olvida elongar), hice un tiempo espectacular y llegué tras esos 87 kilometros a casa para una ducha reparadora.

Gran paseo, mejor biketrekking!!!